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Indepenbarómetro`

Ha llamado la atención que el último estudio semestral del Euskobarómetro registre un fuerte retroceso del independentismo en Euskadi hasta quedar por debajo del 25%. Este estudio goza de gran credibilidad por contar con una amplia base de datos tras varias décadas de sondeos sobre los mismos temas. Pero en este caso coincide con el difundido hace pocas semanas por el Gobierno vasco, el Sociómetro, que registra un retroceso del independentismo de 11 puntos, hasta el 19% actual, en dos años.

Ha llamado la atención que el último estudio semestral del Euskobarómetro registre un fuerte retroceso del independentismo en Euskadi hasta quedar por debajo del 25%. Este estudio goza de gran credibilidad por contar con una amplia base de datos tras varias décadas de sondeos sobre los mismos temas. Pero en este caso coincide con el difundido hace pocas semanas por el Gobierno vasco, el Sociómetro, que registra un retroceso del independentismo de 11 puntos, hasta el 19% actual, en dos años.

En rigor no son datos novedosos porque desde los años ochenta el acuerdo con la independencia se ha situado casi siempre entre un cuarto y un tercio de la población. Si ahora ha llamado la atención es por el contraste entre esa continuidad y el fortísimo crecimiento del mismo sentimiento en Cataluña, donde se aproxima al 50%. Ambas encuestas fueron realizadas en enero y en las dos se ofrecen datos que ayudan a entender esa diferencia.

Así, en la del Gobierno vasco se constata que los problemas relacionados con el terrorismo, que hace 20 años eran la principal preocupación para el 62%, lo son ahora para el 1%. Lo que explica la reducción del miedo a participar en política (y a opinar) registrada en el Euskobarómetro. Seis de cada 10 vascos ven compatibles sus identidades vasca y española; incluso entre los votantes del PNV, los que solo se sienten vascos son el 37%.

Si el objetivo de todo nacionalismo es alcanzar “el nivel de autogobierno que garantice la pervivencia de una identidad en peligro” (Ernest Gellner), es evidente que ya no hace falta la independencia para ello. Eso no significa que no pueda volver a repuntar en Euskadi por diversos factores, incluyendo la evolución catalana; pero sí que no puede seguir considerándose que el independentismo es una flecha ascendente sin posible retroceso, sino más bien una onda que sube y baja, pero que en caso de la independencia, quedaría congelada.