Según el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, respecto al 2007, se han registrado en España la mitad de incendios forestales en el 2008. 40.977 hectáreas se quemaron el año pasado frente a las 86.112 hectáreas del anterior. Unos datos que sin duda hay que celebrar. Pero ¿se han identificado las causas?, ¿qué es lo que ha cambiado?
La quema agrícola descontrolada o ara uso del pastoreo, los descuidos o negligencias, la acción criminal de pirómanos y la revalorización urbanística son las principales causas que se manejan sin que existan conclusiones determinantes. En parte por la propia acción devastadora de los incendios, ya que una vez extinguidos no quedan muchas pruebas que puedan utilizarse. Se sabe que el 98% de los incendios son por razones ajenas a la meteorología o las condiciones naturales, el 50% directamente provocados y el 16% de origen desconocido. De hecho la intencionalidad es lo primero que se contempla. Ahora bien, el desconocimiento es total y la investigación precaria. De hecho solo el 1% de los incendios acaban en proceso judicial y de las detenciones que se practican solo el 20% acaban en juicio. En el caso de las prácticas de quema de restos agrícolas y vegetación leñosa para el pastoreo, aunque no deje de ser intransferible la responsabilidad de una negligencia de tan terribles consecuencias, lo que no se pone encima de la mesa son las condiciones de un sector que ha visto reducida la inversión un 46% en 3 años. Las técnicas de quema controlada suponen un alto coste añadido principalmente para pequeños y medianos propietarios. En cuanto a las negligencias o descuidos la atención que se le presta en “campañas de sensibilización” es mucha. Aún así no habría que lamentarse de catástrofes como la ocurrida en Guadalajara en la que murieron 11 personas en un incendio provocado por una barbacoa. Ahora bien, el 73% del terreno quemado se corresponde con zonas de monte abierto, frente a las zonas arboladas o de pastos. Lo que ya es un dato significativo que coincide con los porcentajes de intencionalidad demostrada, en casos como el de Galicia o el nordeste español, con exactitud. Desde organizaciones como Ecologistas en Acción o Greenpeace se han denunciado en repetidas ocasiones múltiples casos como el de Terra Mítica. El suelo donde se aloja el parque tenía una calificación de suelo no urbanizable de especial protección forestal y por tanto con nula posibilidad de poderse construir ningún edificio u hotel, incluso existía un proyecto de crear un gran parque forestal. Sin embargo en agosto de 1992 un gran incendio intencionado calcinó la mayor parte de las 450 hectáreas de masa forestal. El problema real es de gestión y voluntad política, tanto en lo que se ha avanzado como en lo que queda por hacer. En los últimos años se viene aplicando “el despacho automático” en la extinción de incendios, o lo que es lo mismo, se envían efectivos por encima de la previsión. Ésta fue, en parte, una conquista de los propios sindicatos y profesionales de los diferentes cuerpos de bomberos. Antes las partidas salían a medida que el incendio se agravaba. En segundo lugar, no existe una acción integrada a nivel nacional que permita actuar de manera rápida y efectiva. Los 124 efectivos de la Unidad Militar de Emergencias creada por Zapatero no parecen que sean suficientes para cubrir el territorio nacional. En el desarrollo legislativo la gestión ha pasado de ser comarcal a provincial, avanzando ahora a nivel autonómico con diferente “suerte” en cada Comunidad. Pero no existe una dirección centralizada del cuerpo de bomberos, más bien está sometida a otros intereses que no son los de la prevención y extinción. Y en último lugar existe un inquietante paralelismo entre la drástica reducción del mercado inmobiliario y la disminución de incendios. En los últimos 8 años se han construido más de 5 millones de viviendas en España, entre 600.000 y 800.000 anuales. Sólo en el 2008 se edificó un 50% menos y para el 2009 se prevé la construcción de 150.000… muy inquietante.