La Comisión Europea ha propuesto una tasa de hasta un 33% sobre los beneficios extraordinarios de los productores de combustibles fósiles, y limitar el precio de las renovables a 180 euros megavatios hora. La presidenta de la Comisión ha insistido en que serán medidas temporales. ¿Por qué ahora? Y… ¿por qué sólo provisionales?
Bruselas decidió (pendiente de confirmación en la próxima reunión de presidentes de gobierno) intervenir de urgencia en el mercado de la energía. Calculan que recaudarían 142.000 millones sólo fijando unos topes a los beneficios de estas industrias. Las propuestas establecen que estos beneficios deberían destinarse a los hogares y las empresas, incluidas las industrias de gran consumo energético, para amortiguar los efectos de los altos precios de la energía. Pero al tiempo se afirma que se limitará a un máximo de un año. Se ve que tras la urgencia actual los monopolios ya tendrán derecho a saquear sin limitaciones de nuevo a la sociedad.
Tampoco es para tanto
El motivo es explícito: La subida generalizada de los precios de la energía desde 2021 vacía los bolsillos de los ciudadanos y encarece la producción de mercancías. Las protestas se pueden generalizar y esto, que en otro momento los gobiernos enfrentarían desgastándose para asegurar los beneficios de sus monopolios, ahora, con la Guerra a las puertas de la UE, no conviene. Es necesario para las burguesías monopolistas europeas mantener el frente interno en orden si hay que sostener el esfuerzo bélico ucraniano y el pulso a Putin.
No es pues lo económico lo que dirige, sino un problema político: garantizarse una establidad social interna. Si la preocupación fuese el empobrecimento de amplias capas sociales ya hubieran urgido estos topes hace un año. Desde aquí se comprende que Alemania acabe de nacionalizar dos refinerías y Francia completase el total control de su compañía de electricidad… Así como que Gran Bretaña o España anuncien nuevos impuestos a la Banca.
De todas formas, aún se trata de una pequeñísima parte de sus ganancias lo que se le retrae a los monopolios. Y no ha habido una gran oposición a la medida porque las beneficios estratégicos que se derivarían de la derrota de Moscú bien valen esta «inversión». Ya recuperarán después sobradamente los millones entregados. Tal es así que la recaudación de estos beneficios extraordinarios se denominan «aportaciones solidarias del sector fósil».
Además la medida en todo momento garantiza a los monopolios un umbral de ganancias sin gravar especialmente de hasta un 15% superior a las de 2021. Se les protege el beneficio e incluso el incremento en una parte sustancial de éste.
La propuesta choca con la planteada por el Gobierno de España que no calculaba el impuesto a exigir sobre beneficios sino que los cuantificaba como el 1,2 % de sus ingresos totales. Y antes de calcular qué interesa más a los consumidores, la ministra ya se ha apresurado a confirmar que se adaptará al cálculo propuesto por la Comisión Europea.
Y luego vuelta al saqueo
“En los tiempos en los que vivimos no puede ser que algunos obtengan unos beneficios extraordinarios y sin precedentes gracias a la guerra y a costa de los consumidores. En estos momentos, los beneficios deben compartirse y canalizarse hacia quienes más los necesitan”, ha afirmado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ante el pleno del Parlamento Europeo, ¿Y por qué sí serán legítimos después, o lo eran antes?
“Las medidas propuestas tienen carácter extraordinario y, por lo tanto, deben tener una duración limitada” ha afirmado la ponente.
Pues ahora que ha quedado claro que el saco de los beneficios es tan inmenso que retrayendo apenas un pellizco se obtienen 140.000 millones para las arcas públicas, está claro que es exigible que se quede como permanente la intervención en este sector. Que sean nacionalizadas estas industrias estratégicas, que redunde en rebajar los precios de la energía a los productores y generando un doble beneficio para los consumidores: al abaratar la energía que consumen los hogares; y reduciendo la principal causa de inflación, evitando la subida de las mercancías. Porque ha quedado claro que los números salen para ello y para mucho más.