La nueva ley antitabaco de Trinidad Jiménez pretende prohibir su consumo en todos los establecimientos públicos a partir del 1 de enero de 2011. «Sería una grave irresponsabilidad», dice la ministra, no actuar para evitar las 166 muertes que cada día provoca el consumo de tabaco en nuestro país. ¿Y por qué no leyes más duras contra las tabaqueras?
Acorralados Que ha habido un avance en el rechazo social al hábito de fumar es cierto. En 2009 el 48% de la oblación estaba de acuerdo en endurecer la ley, frente al 34% en 2006. Pero en ninguna encuesta le preguntan a la gente si hacen falta leyes para eliminar los aditivos tóxicos y adictivos que las tabaqueras usan para enganchar al fumador a expensas de su salud. Como si de una agencia de calificación de rieso se tratara, la UE apunta a la exposición al humo en bares y restaurantes (en España entre el 85 y el 93 % de la población, el doble que en la UE) y Zapatero dispara. Lo que se dibuja es un mayor acorralamiento de los fumadores, un “sablazo” a ellos (subida de precios en junio, subida del IVA en julio) y a los propietarios de bares y restaurantes de más de 100 metros cuadrados que han invertido cuantiosas sumas en reformarlos para cumplir la ley (que el gobierno les compense es una posibilidad remota) y, por supuesto, la impunidad más absoluta para las tabaqueras. Pellizcos al monstruo Según la UE, la ley antitabaco no sólo no ha conseguido restringir el consumo sino que lo ha hecho aumentar (34% de fumadores en 2006, 35% 2009). Sin embargo, los intentos por dejarlo han subido 4 puntos desde 2006 hasta un 23%. y el nivel de recaída en el tabaco ha aumentado en estos dos años estando hoy en el 53% de los ex fumadores. Un dato que apunta a que las condiciones legales y económicas (subida de precio) que formalmente restringen el tabaco son sólo un pellizco a un monstruoso engranaje. No sólo las tabaqueras añaden aditivos adictivos totalmente perjudiciales para la salud, sino que el estado mira hacia otro lado y recauda gracias al tabaco casi la mitad de los más de 20 mil millones de euros de impuestos especiales. Adicto al impuesto Del coste total de un cigarrillo el 60% va a impuestos. El estado se ha convertido en el principal beneficiario de la venta de tabaco. Desde 1990 ha multiplicado casi por seis sus ingresos por este concepto y el tabaco garantiza, a pesar de la crisis, el 40% de la recaudación por impuestos especiales sobre gasolina, alcohol, etc. 2009 supuso un récord histórico: 7.718,3 millones por el Impuesto especial sobre las Labores del Tabaco y otros 1.728,4 millones por el IVA. El estado sólo se mueve contra las tabaqueras para garantizar sus entradas. Revisó al alza el impuesto mínimo sobre las labores del tabaco en 2006 y 2009 para poner fin a la bajada de precios que hicieron los cinco grandes (Philip Morris, JTI, BAT, Altadis e Imperial Tobacco) en guerra abierta contra los productos “low cost”, que llegaron a copar el 60% del mercado. Nunca pierden Ante la restricción del hábito tabáquico en los países del primer y segundo mundo, las tabaqueras no pierden. Se están lanzando a captar el mercado femenino en los países del Tercero con productos light o bajos en nicotina. En India y China (los dos países con mayores niveles de tabaquismo) el 60% de hombres fuma, frente al 3-5% de mujeres. La proporción de chicas de 13 a 15 años que fuma es mayor que la de chicos porque se asocia la idea de fumar a la de mujer liberada y delgada. Y el “Imperial Tobacco” lo sabe.