La huelga, por la “situación de sobrecarga que viven los Centros de Salud”, estaba convocada por la Asamblea de Áreas Sanitarias (AAS) de Galicia, integrada por médicos de atención primaria y otros colectivos. Ha contado con el apoyo de los sindicatos médicos, CESM.Galicia y O’Mega, además de la Confederación Intersindical Galega.
El sindicato médico, CESM.Galicia decidía apoyar la huelga, que no secundó en junio, con un comunicado que calificaba de “crítica” la situación de la atención primaria y de “insoportable” la presión asistencial que sufren los médicos de familia. “Llevamos años alertando sobre el deterioro que se estaba produciendo en la sanidad pública, mientras la Xunta miraba para otro lado”.
La AAS denuncia que no es cierto, como dice el Servicio Gallego de Salud, que se estén aplicando al 99% las medidas a las que se comprometió, ya que no ven mejoras en su trabajo ni en la atención a los pacientes. Por eso su tabla reivindicativa evidencia el grado de precarización al que los recortes continuados en el tiempo han llevado la sanidad gallega
Exigen crear una dirección de atención primaria real y la convocatoria de oposiciones inmediatas para cubrir las vacantes existentes. Y otras como el aumento del presupuesto en atención primaria hasta el 25%; y tiempo de consulta suficiente, limitando a 30 pacientes por día, frente a la sobrecarga de los médicos de familia que tienen que atender más de 50 diarios, con graves consecuencias para los médicos y la calidad de atención a los pacientes.
Degradar para privatizar
El año pasado las Plataformas en Defensa de la Sanidad Pública presentaron un informe demostrando cómo la privatización ha aumentado en todas las autonomías. Alertaba del incremento de los conciertos y el aseguramiento privado, situando a Galicia entre las ocho comunidades con una sanidad más privatizada y que más servicios sanitarios externalizan.
Hay una relación directa entre la precarización de la sanidad pública y la derivación a la privada de pacientes a hospitales concertados, de pruebas médicas a centros privados y el mantenimiento de los hospitales públicos a empresas, mientras se eliminan profesionales, servicios y recursos de la pública o se infrautilizan donde los hay.
La reforma sanitaria de Feijóo ha abierto la puerta a nuevos conciertos con la sanidad privada, cambiando la legislación para blindar por ley los acuerdos con el sector privado sin necesidad de informar a los órganos de participación de sindicatos y organizaciones ciudadanas sobre “contratos de servicios sanitarios, conciertos y programas de subvenciones”.
Bajo este paraguas la Xunta ha firmado un contrato por 100 millones de euros para derivar pacientes a hospitales privados y permitir que médicos de la sanidad pública realicen operaciones en la privada.
La asociación SOS Sanidade, integrada por plataformas locales y comarcales, convocó en junio de 2018 una multitudinaria manifestación para denunciar la nueva estrategia de Feijóo, destinada a poner la sanidad “al servicio de multinacionales que están desembarcando masivamente en Galicia atraídas por el negocio sanitario”.
Según el portavoz de SOS, Manuel Martín: “Desde que empezó la crisis se han privatizado prestaciones y servicios médicos y asistenciales, pero ahora la Xunta ha empezado a externalizar la inteligencia del sistema, poniendo en manos privadas la logística, la investigación, la gestión, los historiales clínicos, la receta electrónica, el laboratorio central de Galicia…”
Casos tan significativos como la privatización del Laboratorio Central de Galicia, que centraliza todas las analíticas que se realizan en los hospitales del Sergas. El acuerdo secreto con la multinacional norteamericana que fabrica equipos cardiológicos, Medtronic, para que gestione las área del corazón de tres áreas sanitarias, A Coruña, Santiago y Lugo. O el “chiringuito” montado con la Fundación Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago (FIDIS), que gestiona la investigación biomédica de los centros públicos del Sergas donde participan multinacionales como Biogen, líder mundial en productos biotecnológicos; NestléHealthScience, y la multinacional química Janssen, vinculada al grupo farmacéutico Johnson&Jonhson.