España es un país rico. Cada vez más. Encabezamos el ránking de crecimiento de la UE. El problema es quién, y en qué proporción, se apropia de esta creciente riqueza.
Desde estas páginas hemos apoyado, y seguiremos haciéndolo, todas las medidas sociales aprobadas por el actual gobierno que benefician a la población. No solo se deben mantener todas las ayudas sociales, frente a quienes pretenden recortarlas, sino que es necesario ampliarlas.
Pero se ha demostrado que ningún “colchón social”, por muy amplio que sea, puede revertir, ni siquiera detener, el saqueo. Es necesario ir a las fuentes del atraco. Hay que Redistribuir la Riqueza.
No se puede hacer una tortilla sin romper los huevos. Tampoco se puede redistribuir la riqueza sin tocar las multimillonarias ganancias de una ínfima minoría.
Redistribuir la Riqueza es recortar “por arriba”, limitando los escandalosos beneficios de bancos, monopolios y capital extranjero, recuperando una parte del “botín” que nos han quitado.
¿Cómo? Una de las palancas principales es la política fiscal. La Constitución establece que la fiscalidad debe ser progresiva, es decir debe pagar más quien más tiene. Hoy sucede lo contrario. Un trabajador o una pyme tributa en torno al 18% o más de sus reducidos ingresos. Sin embargo bancos y monopolios apenas abonan a Hacienda entre un 3% y un 5% de sus ingentes ganancias.
Que bancos, monopolios y multinacionales paguen un 50% de sus inmensos beneficios en impuestos. Y que las grandes fortunas tributen en el IRPF a un tipo del 90%. Para que los que menos tienen, trabajadores, pensionistas, pymes o autónomos, paguen menos.
Esto supondría que tendríamos cada año 30.000 millones de euros adicionales, para revertir los recortes en sanidad y educación, reindustrializar el país…
¿Qué no es posible? Los hechos demuestran lo contrario.
En los años treinta en EEUU los más ricos pagan un tipo fiscal del 90%, que se mantuvo hasta los años 60. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta los años ochenta en buena parte de Europa las grandes empresas pagaban en impuestos un 50% o más de sus ganancias. Y en 1978 en España el tipo máximo del IRPF era del 65,5%, veinte puntos más que ahora.
Se puede hacer. Depende de si hay voluntad política para ello.
También es posible, rerdistribuyendo la riqueza, atajar el atraco que hoy supone la vivienda.
Además de limitar el precio de los alquileres al 30% del salario medio de un barrio o localidad, o de prohibir la acaparación de viviendas por los bancos y fondos buitre, necesitamos una Empresa Pública de Vivienda que construya 1,8 millones de viviendas públicas, para alquiler social o VPO. Arrebatando a fondos extranjeros, bancos y grandes constructoras el monopolio sobre el mercado inmobiliario y bajando los precios.
En la capital austriaca, en Viena, no hay un problema con los alquileres, y la gente no paga más del 30% de su salario. ¿Por qué? Porque las 2/3 partes de la oferta de alquileres son de vivienda pública. ¿Quién dice que esto no puede hacerse en España?
