Dos noticias definen lo que sucede en España.
Los grandes bancos declararon el año pasado 26.000 millones de beneficios. Casi el triple que antes de la pandemia.
Mientras el incremento de los precios, muy por encima de los salarios, ha provocado que los trabajadores perdamos 11 puntos de poder adquisitivo. Es como si nos hubieran quitado el sueldo de tres meses.
Son dos noticias unidas. Bancos y monopolios ganan más porque nos atracan con mayor intensidad.
El PIB hoy es mayor que en 2019. Pero la mayoría de la población nos hemos empobrecido, porque una ínfima minoría concentra una parte mayor de esa riqueza.
España es un país rico. Somos la cuarta economía de la UE. El problema es que un puñado de bancos, monopolios y multinacionales se apropian de la mayor parte.
Hay que Redistribuir la Riqueza. Es una necesidad urgente.
Este es el corazón de la alternativa que representa Recortes Cero.
Y Redistribuir la Riqueza no es prometer más ayudas sociales financiadas con dinero público. Así no se tocan los crecientes beneficios de una ínfima minoría ni el mayor saqueo que nos imponen. Y además provoca el aumento de una deuda pública que acabamos pagando todos.
Redistribuir la Riqueza es recortar las ganancias de bancos, monopolios y capital extranjero. Disponiendo de una parte de los enormes recursos que concentran para financiar un desarrollo al servicio de la mayoría.
Esta es la única manera de acabar con el atraco que sufrimos a través del incremento del precio de productos y servicios básicos, o de las cuotas de hipotecas y préstamos.
En los últimos años hemos comprobado que no hay “escudo social” que pueda detener el saqueo. O se Redistribuye la Riqueza o acabaremos sufriendo más recortes y un mayor empobrecimiento.
Ahora se nos pretende imponer una nueva ronda de “ajustes” bajo la bandera de reducir la deuda. Se plasma en unas reglas fiscales dictadas por la UE que nos obligan a recortes por valor de 15.000 millones anuales.
No lo aceptamos. Para reducir la deuda pública el mejor camino es Redistribuir la Riqueza.
Si disponemos de una parte de la riqueza que hoy monopolizan los gigantes del Ibex-35 y el capital extranjero, podríamos proteger y subir las pensiones públicas, elevar salarios, reindustrializar el país, revertir los recortes en sanidad, educación, ciencia y cultura, combatir el atraco de la inflación y la subida de hipotecas, impulsar políticas ecológicas y de igualdad…
Y no se aumentaría la deuda pública ni un céntimo. Es más, dispondríamos de un superávit para poder reducirla progresivamente.
Recortes Cero defendemos desde nuestro nacimiento en 2014 un programa basado en la Redistribución de la Riqueza. Que hoy es si cabe más necesario. Y que coincide con el sentir de amplios sectores que ven como sus condiciones de vida se recortan mientras se multiplican las ganancias de bancos, eléctricas o fondos extranjeros.
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Tres ejemplos de cómo Redistribuir la Riqueza
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Hablemos del salario máximo
Recortar a 13.000 euros los escandalosos sueldos del Ibex-35 para subir los salarios de todos los trabajadores a 1.300 euros
Ana Patricia Botín, presidenta del Banco de Santander, ganó el año pasado 12,24 millones. Más de un millón al mes.
El sueldo de Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, en 2023 fue incluso mayor: 13, 84 millones. ¡41.190 euros diarios!
En un solo día, ganan lo que la mayoría de trabajadores en dos años.
Estos sí son los sueldos que hay que recortar.
No basta con subir el salario mínimo. Hay que redistribuir los salarios. Poniendo un tope al “salario máximo” de una ínfima minoría.
Recortes Cero proponemos recortar los salarios más altos a un máximo de 13.000 euros mensuales, para garantizar que todos los trabajadores cobren al menos 1.300 euros mensuales.
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Cuando los bancos no pagan impuestos
Que bancos, monopolios y multinacionales paguen en impuestos el 50% de sus multimillonarios beneficios
Apenas 4.174 grandes corporaciones, el 0,25% del total de empresas, controlan el 56% de los beneficios.
Según la Constitución la política fiscal ha de ser progresiva. Es decir debe pagar más quien más tiene. Lo que sucede en la realidad es exactamente lo contrario.
Las pymes soportan un tipo fiscal del 16,25%. Y los trabajadores pagamos en el IRPF de media el 15% de nuestro salario.
Pero la hiperélite de grandes corporaciones apenas abona en impuestos un 6,19% de sus beneficios. Y los bancos solo pagan a la hacienda pública un 2,3% de sus ganancias.
¡Los grandes bancos y monopolios pagan en impuestos hasta siete veces menos que una pyme o un trabajador!
Y en muchos casos lo que sucede es que esa minoría que concentra la riqueza acaba pagando cero euros en impuestos.
Para ello utilizan una figura llamada “créditos fiscales”. Una artimaña contable, concedida por el Estado, que les otorga a los bancos el privilegio de descontarse dinero en el pago de impuestos.
El año pasado bancos y eléctricas pagaron 2.908 millones por el impuesto a sus “beneficios extraordinarios”. Pero emplearon parte de sus créditos fiscales para que Hacienda les devolviera 4.031 millones. No solo no pagaron sino que recibieron 1.123 millones de dinero público.
Hay que acabar con los regalos fiscales a bancos, monopolios y multinacionales.
Elevando el tributo que pagan por sus multimillonarios beneficios al 50%. ¡Que paguen al menos la mitad!
Con eso la Hacienda pública ingresaría 60.000 millones extra.
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¡Que devuelvan el dinero del rescate bancario!
Para reindustrializar el país, creando riqueza y empleo y cambiando el modelo productivo
Quieren que lo olvidemos, pero debemos recordarlo cada día. Nos deben dinero, y han de devolverlo.
Desde el estallido de la crisis en 2010 el Estado se ha gastado miles de millones en sanear cajas… para luego entregárselas a grandes bancos… ¡por un solo euro!
Según Eurostat el coste del rescate bancario en dinero público asciende a 74.000 millones. El Banco de España eleva esta cantidad a 101.500 millones.
¡Que lo devuelvan!
La devolución del dinero del rescate bancario fue una de las reivindicaciones del 15-M. Recortes Cero lo reclamamos.
Con ese dinero podría impulsarse un plan para reindustrializar España sin necesidad de endeudarnos.
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