En circunstancias más adversas que el 28A ha vuelto a manifestarse una mayoría de izquierdas y progresista que no solo resiste el envite, sino que vuelve a hacer imposible la alternativa más agresiva, un ejecutivo del PP con presencia de Vox y ofrece una base de votos y escaños suficiente para formar un gobierno estable y de progreso.
Utilizan el avance del PP, y el mayor crecimiento de Vox, para ocultar y falsificar la realidad, buscando el desánimo y la desmovilización de la mayoría progresista. Pero los hechos son contundentes. Y no quieren que los veamos.
Quien ha perdido, porque no puede conseguir mayoría, son las alternativas que más agresivamente defienden los recortes. Y, por el contrario, se ha vuelto a demostrar que existe una mayoría progresista para formar gobierno.
Una vez más, “la derecha no suma”. Es decir, las alternativas de gobierno que encarnan las políticas de saqueo y recortes más agresivas -un ejecutivo presidido por Casado y en el que se incluyera a Vox- se queda lejos de la mayoría necesaria. Solo podrían alcanzar, en el mejor de los casos, 150 diputados, sin posibilidades de sumar los 176 necesarios para formar gobierno.
Y, en el otro extremo, la suma de los partidos de izquierdas o progresistas, contrarios a los recortes, son mayoría: 11 millones de votos frente a los 8,6 de la conjunción PP-Vox, casi 1,5 millones más. Y cuentan con una sólida base de escaños, que puede llegar hasta los 179, para poder alcanzar una mayoría de gobierno.
En unas condiciones más difíciles que en abril -con una repetición electoral tras haber impuesto desde los grandes centros de poder internacionales y nacionales el veto a que se formara un gobierno de progreso- la España de izquierdas y progresista, no es que haya resistido el envite en unas condiciones extremadamente difíciles… es que ha vuelto a evidenciarse que es mayoría.
Los números, y no la propaganda, marcan quien ha ganado y quien ha perdido estas elecciones.
A pesar de su avance, el PP solo puede aspirar a articular una mayoría que tiene su techo máximo en los 152 escaños, sin posibilidad de conquistar más apoyos. Como el mismo Pablo Casado reconocíó en la noche electoral, no tiene posibilidades de encabezar una alternativa de gobierno.
Y un medio como El País, nada sospechoso de “izquierdista”, debe reconocer que la segunda de los “Posibles mayorías” a tener en cuenta para “salir del bloqueo político” es la que suma a PSOE, Unidas Podemos, Más País… junto a Ciudadanos y las fuerzas no independentistas.
Esta es, en las actuales condiciones, una forma de “gobierno de progreso”. Que debería satisfacer, aún parcialmente, algunas de las reivindicaciones y demandas de la mayoría progresista. Que garantizaría una estabilidad, con una mayoría suficiente para gobernar. Que no incluiría a fuerzas independentistas empeñadas en la disgregación. Y que limitaría la peligrosa influencia política de PP y Vox.
Frente a otras opciones que están sobre la mesa -una forma de “gran coalición” basada en un acuerdo PSOE-PP, que controlan 202 escaños, una amplia mayoría absoluta-, e independientemente del carácter de fuerzas como el PSOE, Unidas Podemos o Ciudadanos, esta la fórmula de gobierno, posible y viable, que mejor contribuye a la defensa de los intereses populares y nacionales.
Y es posible porque, frente a la propaganda de “triunfo de Vox” o “retroceso de la izquierda”, la mayoría social progresista ha vuelto a ser en estas elecciones un actor político decisivo.