En estos momentos difíciles, redoblamos desde España nuestra unidad y solidaridad con todos los pueblos hermanos del mundo hispano. Especialmente con el pueblo venezolano, cuya lucha por conquistar la independencia nacional y un futuro de libertad y justicia para la inmensa mayoría «admirablemente encabezada por Hugo Chávez- es un ejemplo para todos.
Tras conocer la noticia de la muerte de Hugo Chávez, recordamos las palabras de Mao Tse Tung –en homenaje a Chang Si-te, militante comunista que entregó su vida en la lucha de liberación del pueblo chino-: “Aunque la muerte llega a todos, puede tener más peso que una montaña o menos que una pluma (…) Morir por los intereses del pueblo tiene más peso que la montaña Taishan; y morir por los que explotan y oprimen al pueblo tiene menos peso que una pluma”.
Y tampoco olvidamos las palabras del también comunista Bertold Brecht: “Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles”.
«Morir por los intereses del pueblo tiene más peso que una montaña» Hugo Chávez ha entregado, literalmente, su vida por la defensa de los intereses del pueblo venezolano, de la Patria Grande hispanoamericana, de todos los pueblos del mundo. Es un ejemplo para todos.
La revolución bolivariana ha cambiado el destino de Venezuela y todo el continente americano.
En los años 80 y 90, Venezuela se consumía bajo los draconianos “planes de austeridad” impuestos por el FMI, y gestionados por un bipartidismo corrupto y vendepatrias.
Junto a la mayoría del pueblo venezolano, Chávez se levantó, y llamó a “conquistar una segunda y definitiva independencia”, esta vez contra el dominio de la superpotencia norteamericana.
Venezuela enarboló la bandera de la independencia nacional, y su ejemplo se extendió felizmente por todo el mundo hispano.
Lula en Brasil, Kirchner en Argentina, Evo Morales en Bolivia, Correa en Ecuador… Hoy son mayoría los gobiernos anti-hegemonistas y progresistas en Hispanoamérica.
Hugo Chávez siempre tuvo presenta las palabras de Fidel Castro en la primera Cumbre Iberoamericana: “Actuando separados, uno a uno, podríamos ser todos devorados; juntos, nadie tendría poder para devorar a ninguno de nosotros”.
Venezuela ha trabajado incansablemente por impulsar la unidad antihegemonista del mundo hispano, a través de iniciativas como TeleSur, el Sucre, el Banco del Sur, el ALBA, UNASUR… Hasta desembocar en la creación de la CELAC, donde están presentes todos los países hispanoamericanos… pero no EEUU.
La fuerza imparable que ha impulsado la revolución bolivariana –que consiguió, por primera vez en la historia del continente, hacer fracasar un golpe de Estado impulsado desde Washington- ha sido el pueblo.
La ampliación de la democracia en Venezuela durante los años de gobierno de Hugo Chávez no ha sido solo formal. Por primera vez en la historia la gran mayoría de explotados y oprimidos, marginados durante siglos, han sido protagonistas en el debate político.
Impulsando una sólida organización popular por la base. Y entregando al pueblo, a través de los Consejos Comunales o los referéndums vinculantes, una capacidad de decisión que no existe en ninguno de los países desarrollados que se autocalifican a sí mismos como “democracias avanzadas”.
«La lucha del pueblo venezolano es también nuestra lucha» Gracias a este cambio revolucionario, las ingentes riquezas de Venezuela, antes dominadas para el exclusivo goce del gran capital norteamericano y la oligarquía petrolera local, se ha podido destinar a mejorar -¡y de qué manera!- las condiciones de vida de toda la población.
Durante la última década, el gasto público social en Venezuela ha aumentado en más de un 60%. Sumando más de 700.000 millones de dólares.
Lo que ha permitido reducir la desigualdad social en un 54%, y la pobreza en un 44%.
En Venezuela, toda la educación, desde la guardería hasta la universidad, es absolutamente gratuita. Y la propia UNESCO certifica que Venezuela está ya libre de analfabetismo.
En sanidad, el cambio ha sido algo más que drástico. Millones de venezolanos, que jamás habían tenido acceso a la sanidad, han visto garantizado este derecho básico.
Los gobiernos anteriores construyeron 5.081 clínicas a lo largo de cuatro décadas, mientras que en tan sólo 13 años el Gobierno Bolivariano construyó 13.721 (aumento del 169,6%).
Y Barrio Adentro, el programa de atención primaria que recibe la ayuda de más de 8.300 médicos cubanos, con sus 7.000 clínicas, ha salvado aproximadamente 1,4 millones de vidas.
El contraste entre la Venezuela revolucionaria y la “civilizada Europa”, asfixiada por una oleada de recortes impuestos por el FMI y Berlín, que están triturando la sanidad y la educación públicas, y arrojando a la pobreza a millones de personas, es tan evidente que no requiere de más explicación.
Nosotros, desde Unificación Comunista de España, queremos para nuestro país el mismo destino hacia donde la revolución bolivariana ha encaminado a Venezuela.
Queremos ser un país soberano, que decida por sí mismo su futuro, sin seguir ciegamente los dictados del FMI o Bruselas, de Washington y Berlín.
Queremos unirnos con todos los pueblos del mundo que luchan contra el dominio hegemonista. Especialmente con los pueblos hermanos del mundo hispano que se enfrentan a la superpotencia norteamericana, que también sojuzga a España.
Queremos ampliar, de verdad, la democracia, fortaleciendo la capacidad de decisión real del pueblo frente a los desmanes del bipartidismo.
Y queremos redistribuir la enorme riqueza que existe en España, en beneficio de la inmensa mayoría.La lucha del pueblo venezolano, de todos los pueblos hispanos, por la que ha entregado generosamente su vida Hugo Chávez, es también la nuestra.
Las principales burguesías del planeta, y sus grandes medios de comunicación, encerrados en un rancio individualismo, creen que, ahora que ha desaparecido “el líder máximo” pueden derrotar a la revolución, y retornar a Venezuela “al redil norteamericano”.
El propio Hugo Chávez se reiría a carcajadas ante sus narices. No han entendido nada. Y jamás podrán entenderlo.
La confianza ilimitada que Hugo Chávez tenía en la fuerza revolucionaria del pueblo venezolano les va a dar la justa respuesta.
¡Viva Venezuela libre! ¡Viva la Patria Grande!