Todos los medios resaltan en titulares los resultados que -según las encuestas- pueden obtener PSOE y PP el próximo domingo. Casi por unanimidad (excepto La Vanguardia de Barcelona) dan vencedor al PP por una diferencia de 2, 3 y hasta 4 puntos sobre el PSOE. Según la última encuesta de La Razón, el Partido Popular obtendría 420.000 votos más que el PSOE. El PP se quedaría con 23 escaños por 21 del PSOE. Y sin embargo fijar en ese dilema (Zapatero o Rajoy) la mirada de las encuestas tiene una importancia relativa.
Ante todo orque gane uno u otro ¿cambiaría sustancialmente la política ante el problema fundamental que más preocupa a los españoles, la crisis? Aunque estén liados a garrotazos con videos, en los medios de comunicación y en los tribunales por diferentes casos de corrupción, difícilmente podemos esperar cambios sustanciales de los dos grandes responsables de mantener y gestionar el modelo económico durante los últimos 25 años hasta su estallido. Difícilmente pueden proponer cosas muy diferentes a las que ya se están haciendo quienes están de acuerdo en lo fundamental: los dos apoyan los planes de rescate bancarios y monopolistas, los dos se disponen a tapar los agujeros negros de las Cajas de Ahorros y facilitar la concentración, los dos preparan en lo sustancial una reforma laboral, más o menos encubierta, que abarate el coste de la mano de obra y un endurecimiento de las pensiones…Sin embargo los medios apenas pasan por encima del escandaloso dato de la abstención y que todas las encuestas fijan entorno al 60%. Es decir que 6 de cada 10 españoles con derecho a voto, hoy por hoy, no irían a votar el próximo domingo. No estamos ante una elevada abstención como ha ocurrido en otras elecciones europeas, sino en una abstención activa, por desencanto. Y especialmente por desencanto ante la política del gobierno de Zapatero y su gestión de la crisis. Como lo demuestra quizás el dato más interesante de las encuestas: el PSOE pierde desde las elecciones de hace cinco años más de 1 millón de votos.El 7 de junio nos jugamos muchas cosas, pero no en el terreno de si habrá un empate técnico entre los dos, PP y PSOE, o el PP ganará por más o menos margen de ganancia; sino en el terreno de si ese desencanto popular (una gran parte en la abstención pero también entre el electorado que irá a votar descontento por cómo la clase política está haciendo las cosas) se transforma en un voto de apoyo a levantar una nueva alternativa como la que está impulsando el De Verdad: “De Verdad contra la crisis” porque sí se puede salir de la crisis y acabar con el paro.Hay un enorme potencial en el voto descontento y la abstención para dar, el 7-J, un impulso a una nueva alternativa.