Grupo 7 ha sido ya un éxito en la gran pantalla, con más de un millón de euros de recaudación solo en la primera semana. Siguiendo la estela de los últimos éxitos del cine de género español, Alberto Rodríguez nos muestra las entrañas de la Expo, y «la limpieza» encargada por el Estado.
Grupo 7 es la primera película de género que haces, pero de hecho cada vez se hacen más películas de género en España y con notable éxito. ¿Es una tendencia, siempre ha sido así, o es que cada vez hacemos mejor cine en España?El cine español es ahora mucho más diverso. Hay una búsqueda del público comprensible. No es que tengamos una vocación claramente comercial, pero buscamos conectar con una parte del público. En el caso de Grupo 7 no es quisiéramos premeditadamente hacer una película de género. Empezamos a adentrarnos en la historia, a través de un hecho real, y vimos que la mejor forma de hacerlo era con una película de género. Era lo que le iba a sentar bien, y por eso lo hicimos. La película que más nos ha servido de referencia es una francesa que se llama Ley 627, que es una película de género pero sin utilizar una plantilla. Se sirve del género para llevarlo a un terreno que tú controlas y conoces. Se trata de hacer propio el género, no de cumplir una serie de reglas.Parece que con la crisis algunos de los pilares de cine negro, de la novela negra… cobran fuerza por aquello de cine de bisturí, que disecciona sociedad…Las grandes películas norteamericanas son del cine negro y están hechas inmediatamente después de un periodo de crisis, como la del 29. El género negro interesa más ahora porque te muestra los intestinos de la sociedad, lo más oscuro y sucio. Inevitablemente es un reflejo de lo que está pasando.Pero dices que no quieres denunciar nada, sino contar una realidad… ¿no es ese es el papel más revolucionario de un director, poner la cámara, contar la verdad siendo honesto, y hacerlo además muy bien?No es que estemos manifestando un juicio de valor, es que esa realidad existe y está ahí. Igual que existe la historia oficial de la Expo, el Grupo 7 existía. Lo contrario sería como decir que ahora no existen en Sevilla barrios depauperados con una bolsa de pobreza tremenda, delincuencia y drogadicción, como en cualquier gran ciudad. Pero cuentas algo que está por encima del caso concreto. Me refiero a la limpieza del centro de las ciudades buscando ocultar o más “feo”, y mostrar una aparente pulcritud, tras la que se oculta las verdaderas cloacas…En el 92 esto se hizo en todas las grandes ciudades españolas. Grupo 7 se puede ver sencillamente como una película policíaca y está bien. Pero quitándole capas como a una cebolla, podemos hablar también del año en el este país empezó a contar en el mundo. El 92 fue la carta de presentación, y visto con las perspectiva de os años resulta un poco ridículo. Se hizo un esfuerzo bestial pasando por encima de determinados derechos civiles. «¿Y quién le a metido a la gente esta idea en la cabeza?»Y, por último, también te muestra cómo en los años 80 había otra forma de ver a los drogadictos y la drogadicción, la delincuencia, que los policías venían de otro régimen… es el reflejo de toda una época.Respecto a cómo cuentas la historia… es una película de contrastes. Choca la pulcritud de la construcción de la Expo, con la suciedad de los bajos fondos… son policías corruptos pero, por decirlo así, los salvas ante el espectador. A quien acabas odiando es a quien les pone las medallas.Esa es la idea. La película es muy fácil de construir desde la perspectiva de alguien moralmente bueno. Alguien como una periodista que investiga a un grupo de policías corruptos, o un fiscal, o un compañero que está limpio… pero lo atractivo es contar la historia desde la humanidad de estos personajes, conseguir entenderlos y hacerte preguntas. En realidad están cumpliendo con su función, aunque no es con los métodos que la ley marca. Parece más culpable quien mueve los peones, que los propios peones. En cuanto al tratamiento de los personajes, parece que la Expo se construye en ellos en un proceso a la inversa, Mario pierde la inocencia, y Antonio la recupera.Eso se construye desde el principio, uno va de la luz a las sombras, y el otro de las sombras a la luz. El personaje de Antonio, aunque parece que se salva es profundamente egoísta, porque desde el principio su objetivo es redimirse, y por el camino encuentra el amor. Cuando deja que ella entre en casa a quien quiere ayudar es a sí mismo. Esas contradicciones que recorren los personajes – son muy egoístas pero al mismo tiempo son muy generosos – son a través de las que se pretende que el público se identifique. Son personajes permanentemente en la frontera. El reto es mostrar en los bajos fondos, en la corrupción, la fuerza de la vida, y sin embargo, encontrar la muerte en la pulcritud y la serenidad. Como la escena en la que les obligan a caminar de rodillas…Es una secuencia que la hicimos pensando que si funcionaba tenía que generar una gran contradicción. Por un lado estás deseando que los aplasten, pero por otro estás con ellos. Funciona porque llegas a ese punto de la película con las dos emociones, la rabia acumulada contra ellos, pero el apoyo a sus personajes. En el Festival de Tribeca alguien nos dijo que era como una especie de vía crucis. Y no fue premeditado pero es verdad. La película tienen muchas connotaciones religiosas, pero es que caminar por el centro de Sevilla es tener la religiosidad permanentemente presente. Creo que la escena convulsiona por eso. ¿Qué opinas de la situación actual?, al cuello de botella que suponen las limitaciones de distribución, las copias, se suma ahora el recorte del presupuesto…Es que el dinero que han recortado en el cine es menos del que le dan a un solo banco. Es una forma de machacar al cine. Además lo que pretenden ahorrarse, en realidad solo sirve para destruir puestos de trabajo y beneficios que se hubieran generado. Es un disparate absoluto, más teniendo en cuenta que el cine es la vía más directa de presentar a un país. En Nueva York te bajas del avión y ya conoces la ciudad, sabes cómo funciona todo porque lo has visto en las películas. Nos lo han metido con calzador y lo han exportado a través de las películas. Por otra parte, es evidente que no todo lo que se hace merece la pena ser visto, como cualquier cinematografía. Pero aquí se ha creado la idea de que el cine español es malo. A mi me ha pasado estar tomando una caña con gente que no sabía a qué me dedico, y escuchar que el cine español es malo, y he tenido que preguntar: “cuál es la última película que has visto”, “una de Almodóvar”, “¿te gustó?”, “sí”, “y ¿otra?”, “¿te gustó?”, al final no acertaba a decirme qué película española no le había gustado. ¿Y quién le a metido a la gente esta idea en la cabeza?El cine norteamericano copa el 80% y sin embargo el 90% de la producción es española. Y no es por la calidad, sino por la cantidad de copias y su capacidad para imponerlas. Además a parte de algunas buenas películas, no están haciendo buen cine como antes…Yo creo que todas las industrias tienen buenas y malas películas. Lo que ocurre es que en EEUU es la segunda industria que más exporta. Eso implica una enorme inversión. Nosotros ni si quiera tenemos el consenso francés entre la derecha y la izquierda sobre que el cine no se toca. El cine español se vende cada vez más fuera, pero no podemos competir a ese nivel. Ves películas que en el primer minuto y medio ya se han chupado todo el presupuesto que tengo yo para la mía. Tenemos que competir en otra liga. El cine español no puede ser tan malo cando sufrimos una auténtica fuga de cerebros, y o solo actores. En EEUU hay una crisis de ideas, y creo que es por la fuga de cerebros, en este caso, hacia las series y la televisión.