Pablo Iglesias no ha logrado los apoyos suficientes para salir investido presidente, pero eso no significa que la moción de censura haya sido un fracaso. Las posibilidades de articular mayorías de futuro o gobierno de progreso han estado sobrevolando todo el debate.
La mayoría de la Cámara reprueba a Rajoy, que sólo se mantiene con los 170 noes del PP y Ciudadanos, frente a 179 que lo reprueban, los 82 síes de apoyo a Iglesias y las 97 abstenciones.
El propio hecho de su celebración ha sido un ejercicio de democracia amplia. No sólo ha permitido debatir en el Parlamento el problema de la corrupción en el PP, el partido que sustenta al gobierno de Rajoy, sino interesar en el debate a amplios sectores de la sociedad.
Además, también ha servido para debatir y hacer evidentes que hay otras alternativas de programa y de gobierno. Que no estamos condenados a seguir siempre bajo el mandato de los Rajoy, De Guindos o Montoro. Y que son posibles otras políticas para beneficiar a la gente y que acaben con la precariedad, el paro y las desigualdades.
Desde estas páginas apoyamos la iniciativa de Unidos-Podemos y los felicitamos, con independencia de las diferencias. Quizás se podía haber trabajado para presentarla con acuerdos previos y más apoyos. Pero ha servido para desnudar aún más al PP y demostrar que el cambio sí se puede.
Otro gobierno es posible
La corrupción ha sido el hilo conductor de esta moción de censura. Pero las posibilidades de articular mayorías de futuro o gobierno de progreso han estado sobrevolando todo el debate.
Nadie a estas alturas pone en duda que el gobierno del PP es una expresión de la corrupción política que asola nuestro país. Este es un punto en el que han coincidido todas las fuerzas que han intervenido en el debate parlamentario en torno a la moción de censura defendida por Irene Montero y Pablo Iglesias.
Pero no solo eso, en el debate se han dibujado permanentemente las limitaciones de un gobierno en minoría, arrinconado en su corrupción, mientras se expresaban las posibilidades de formación de otras mayorías alternativas.
Tanto PSOE como Ciudadanos han reivindicado la posibilidad que se abrió tras las elecciones de 2015 y 2016 para formar un gobierno “progresista de regeneración”, con críticas a Podemos por no apoyarlo en su momento. Y el propio Pablo Iglesias ha reconocido que pudo cometer errores en aquella ocasión, aunque ahora dijo que la moción de censura sirve para pedir cuentas al gobierno pero también “para señalar alternativas que no podemos construir solos”. En referencia sobre todo al PSOE.
Pablo Iglesias se ha ofrecido también ante la posibilidad del gobierno a “la portuguesa” para aplicar en nuestro país. Aunque será necesario extraer lo esencial de ese gobierno.
Lo que caracteriza el “gobierno a la portuguesa” no es “que tanto el PS, como el Bloco y el PC sean “de izquierdas”, sino que hayan antepuesto dar una respuesta a las políticas de recortes y por lo tanto los acuerdos de unidad.
Desde ahí se equivoca Iglesias colocando a Ciudadanos, sin más, en las filas del PP en vez de considerarlo y unirlo en las filas de futuras mayorías de progreso. Ciudadanos no es “la marca blanca del PP”, se divide entre los apoyos al gobierno del PP y la lucha contra la corrupción y las políticas contra los recortes. Es una fuerza a unir en futuras mayorías, tanto en temas concretos, como en acordar alternativas al gobierno del PP. Todo depende del trato que se le dé.