Gustavo Petro, presidente de Colombia

Gana Petro: la izquierda gobernará Colombia… por primera vez en la Historia

La victoria electoral de Gustavo Petro y del Pacto Histórico crea muchas mejores condiciones para que puedan avanzar los intereses populares y de las masas trabajadoras de Colombia.

Desde que se fundó el actual régimen republicano en Colombia, al frente del Palacio de Nariño siempre había estado un liberal o un conservador, o uno de sus descendientes políticos. El domingo 19 de junio de 2022 ese axioma se fue al carajo. Aupado por un enorme torrente de lucha popular -que explotó en las masivas movilizaciones y paros nacionales de 2019 y 2020 contra las antipopulares políticas de Iván Duque- un candidato de izquierdas, exguerrillero y exalcalde de Bogotá, ha ganado las elecciones presidenciales.

Se llama Gustavo Petro, y al frente de la coalición Pacto Histórico, con un 50,4% de los votos ha conseguido derrotar a su oponente, el empresario Rodolfo Hernández, una especie de «Donald Trump a la colombiana», que con un discurso populista, demagógico, «anticorrupción» y «antipolíticos» quería tapar su notable fortuna, sus varios casos de corrupción (abiertos en la actualidad), o que él mismo -que ha sido alcalde de Bucaramanga- también tiene una carrera política. Al final, ni sumando los votos del uribismo, que ha hecho campaña por el populista en la segunda vuelta, la derecha ha sido capaz de impedir el triunfo de Petro.

La trayectoria y el programa de Petro tienen luces y sombras. En su juventud militó en la guerrilla Movimiento 19 de abril, un movimiento insurreccional que estuvo activo desde 1979 hasta su desmovilización en 1990, y que a pesar de su actividad armada, nunca cayeron en la línea narcoterrorista ni socialfascista propia de otras guerrillas colombianas como las FARC. Tras su desmovilización, muchos de sus miembros pasaron a integrarse en la izquierda democrática colombiana, engrosando las filas del Polo Democrático Alternativo (PDA) -de donde viene Francia Márquez, la vicepresidenta de Petro- o Colombia Humana, la escisión del PDA con la que Gustavo Petro, tras su paso por la guerrilla y exilio en Bélgica, ganó las elecciones a la alcaldía de Bogotá.

Pese a ser tildado de «ultraizquierdista», «populista» y «bolivariano», el programa del Pacto Histórico -un conglomerado de 17 partidos, donde conviven organizaciones izquierdistas como Partido Comunista Colombiano o el Partido del Trabajo de Colombia con otras mucho más socialdemócratas como Colombia Humana, el Polo Democrático Alternativo, la Unión Patriótica o la Unidad Democrática, entre otros- es simplemente de corte progresista, reformista y democrático.

En el plano económico, Petro propone cambiar el modelo productivo extractivista, por el que Colombia mantiene una relación semicolonial con el capital extranjero, por una diversificación de su economía y la creación de tejido productivo. O renegociar los Tratados de Libre Comercio con EEUU e instaurar aranceles que protejan a la industria colombiana o a sus agricultores. En el plano social, Petro quiere emprender profundas transformaciones -en sanidad, educación, pensiones, subsidios a parados, ayudas a sectores vulnerables- que pueden cambiar a mucho mejor las condiciones de vida de amplias capas de las empobrecidas masas trabajadoras colombianas.

En el terreno de la paz, Petro es un encendido defensor del diálogo, la reconciliación y la concordia, y ha asegurado que cumplirá «punto por punto» los acuerdos de Paz con las FARC, incluida la Reforma Agraria.

Las políticas que propone Petro contienen elementos de redistribución de la riqueza, pero sus críticos desde la izquierda le afean que haya renunciado a enfrentarse con el principal factor de pobreza, desigualdad y desestabilización política en Colombia: la intervención de EEUU, sea directa o sea a través de infinidad de mecanismos y hombres fieles que Washington posee en las arterias económicas, políticas o aparatos del Estado colombiano. Sin deshacerse de esta injerencia estructural, será imposible cambiar de verdad el destino de Colombia.

Pero sea como sea, la victoria electoral de Gustavo Petro y del Pacto Histórico, y con ella de los millones de personas que con su lucha le han aupado al Palacio de Nariño, crea muchas mejores condiciones para que puedan avanzar los intereses populares y de las masas trabajadoras de Colombia. Se trata de una victoria popular que se suma a otros recientes triunfos electorales que están cambiando la correlación de fuerzas en América Latina, haciendo avanzar a los pueblos y haciendo retroceder al imperialismo y sus lacayos.