Dos años después del desastre sale a la luz pública que cientos de contenedores con agua radiactiva en el sótano de la central podrían ser defectuosos. De momento tres de ellos lo son y TEPCO, la gestora eléctrica de la planta, ha confirmado la filtración de más de trescientas toneladas de esta agua al Pacífico.
Fukushima, en pleno corazón del segundo mundo, pone de nuevo de manifiesto que los beneficios de las grandes corporaciones japonesas se comen la salud y la vida de la población a través del ahorro de costes, en este caso en la industria nuclear.El tsunami golpeó aquel marzo de 2011 unas infraestructuras que estaban donde no tenían que estar para ahorrarse el dinero que costaba soterrarlas, como mandan las normas de seguridad en caso de que una central nuclear esté en la costa. No fue un error, fue un delito.«Tras la crisis, se construyeron depósitos uniendo las juntas con resina en lugar de soldadura, como se hace normalmente» El mentado informe de los expertos denunciaba abiertamente que Tokyo Electric Power (TEPCO) “no había esperado una situación en la que se perdiera el suministro eléctrico en todos los reactores por un desastre natural muy grave y con ello no había proporcionado suficiente entrenamiento y preparación para responder a la situación”, a lo que hay que sumar la «connivencia» entre los gobiernos de Japón, los reguladores y la compañía, quienes “fallaron en su deber de proteger la vida de las personas y la sociedad». Tras 900 horas de sesiones y entrevistas a 1.100 personas concluyeron que se habían despreciado los estándares mundiales básicos de seguridad en la prevención de accidentes nucleares.Las emisiones en Fukushima fueron 500 veces mayores que la bomba atómica arrojada en Hiroshima en 1945. Fue el accidente nuclear más grave, junto con el de Chernobyl (1986), de la historia de la industria nuclear (ambos clasificados como nivel 7, el máximo dentro de la Escala Internacional de Sucesos Nucleares, INES). Ello supone “efectos generalizados en la salud y el medio ambiente. Liberación externa de una fracción considerable del inventario del núcleo del reactor”. Los radionucleidos emitidos por la central ucraniana llegaron a cubrir toda Europa excepto la Península Ibérica, superando en más de 4.000 veces a la emitida por los ataques nucleares de Hiroshima y Nagasaki.Desde entonces se han sucedido los escándalos. Uno de ellos, en octubre de 2012, saltó cuando una auditoría independiente destapó que más de una cuarta parte de los 148.000 millones de dólares asignados a recuperar las zonas afectadas fueron desviados por el gobierno a otros proyectos sin relación ninguna con la catástrofe. Por esas fechas, más de 340.000 japoneses que perdieron sus casas seguían sin hogar y 240 puertos permanecían cerrados.En enero de 2013 el periódico japonés Asahi Shimbun destapó que las 242 empresas encargadas de descontaminar la zona a cambio de jugosos contratos tiraban los materiales radiactivos en los ríos, acequias y zonas boscosas.Ahora se ha descubierto que tras la crisis, se construyeron depósitos de fabricación rápida y económica, hechos deprisa y corriendo uniendo las juntas con resina en lugar de soldadura, como se hace normalmente.Más de 300 toneladas de agua radiactiva se ha vertido al Océano Pacífico en lo que se considera la peor fuga desde que se desató la crisis. Las autoridades nucleares han decretado el nivel 3 de alerta sobre un máximo de 7 niveles.Es más, el pasado 8 de agosto, el Ministerio de Economía, Comercio e Industria de Japón afirmó que diariamente se vierten al subsuelo 1.000 toneladas de agua desde la central nuclear, de las cuales unas 300 contienen sustancias altamente radiactivas que con el tiempo llegarán al Océano.Una semana después de desvelar las fugas, TEPCO anunció medidas urgentes para evitar mayores filtraciones radiactivas, entre ellas la formación de una dotación especial de cien trabajadores encabezados por el presidente y vicepresidente de la compañía, para inspeccionar los 350 tanques del mismo modelo que los tres que hasta el momento han resultado defectuosos.«¿Cómo es posible que la industria nuclear no esté pagando por los daños multimillonarios causados?» Pero, ¿quién responde de las enfermedades que va a generar esta barbaridad? El agua tóxica, siguiendo la cadena alimenticia, mata a peces pequeños que son ingeridos por otros mayores y en algún lugar estos serán servidos en alguna mesa. Si las dimensiones no son comparables a Chernobyl, poco le falta.¿O acaso alguien piensa que es alarmismo infundado?Las Consecuencias de FukushimaEl negocio nuclear hace a la gente pagar y sufrirEl desastre en la central nuclear de Fukushima Daiichi en marzo de 2011 demuestra nuevamente cómo la industria se beneficia y la gente paga. Casi dos años después del escape de una enorme cantidad de radiación, cientos de miles de personas siguen aún expuestas a la contaminación radiactiva de larga persistencia causada por este accidente. La vida diaria de las víctimas se ha interrumpido. Han perdido sus casas, sus trabajos, sus negocios, sus granjas, sus comunidades y su forma de vida.Estas personas aún no han podido obtener una compensación justa y a tiempo. Pero, a la vez, la industria nuclear continúa eludiendo su responsabilidad en el desastre. Su negocio no cambia: las empresas nucleares siguen operando de la misma forma y creando riesgos nucleares.¿Cómo es posible que, quitando el ahora nacionalizado operador de Fukushima TEPCO, la industria nuclear no esté pagando por los daños multimillonarios causados? ¿Cómo es posible que empresas como GE e Hitachi, que obtuvieron grandes contratos construyendo, abasteciendo y dando servicio a la central nuclear de Fukushima puedan continuar con su negocio como si nada hubiera pasado?Al comienzo del desastre, 160.000 evacuados involuntarios y decenas de miles que se fueron voluntariamente abandonaron la zona del accidente. Para todos ellos, iniciar una nueva vida resulta casi imposible y lo complejo del proceso de compensación, no facilita la tarea a los afectados. La gente se encuentra abandonada en un limbo, atrapada entre el pasado y el futuro. Los problemas causados por el proceso de compensación son múltiples: el procesamiento de las solicitudes funciona con retraso, y los pagos mensuales no son suficientes para garantizar el acceso a una vivienda, no pensemos ya para establecer una nueva vida. No todo el mundo puede recibir la compensación, y los afortunados que la reciben, solo obtienen una fracción del coste de sus antiguas casas. No ha habido todavía un solo pago que haya compensado a alguien por la pérdida de su casa y propiedad.El esquema de compensación se ha establecido de tal forma que al principio es el Gobierno el que adelanta el pago. Pero la nacionalización de TEPCO en junio de 2012 deja claro que al final serán los ciudadanos de a pie los que pagarán el coste de Fukushima. La aportación de la eléctrica TEPCO al «Fondo para facilitar la indemnización por daño nuclear» alcanzó los 3,24 billones de yenes (36.500 millones de dólares) en diciembre de 2012. Casi al mismo tiempo el Gobierno japonés inyectaba 1 billón de yenes en TEPCO en mayo de 2012 para salvarla de la bancarrota, lo que hizo un total de 3,5 billones de dinero público invertidos en la eléctrica desde que el desastre de Fukushima comenzó.Greenpeace. Febrero 2013