Carlos Hipólito

Follies arrasa

Carlos Hipólito ha recibido este año el Premio Max al Mejor Actor Protagonista por su interpretación en Follies, el musical de Mario Gas

En la entrevista del año pasado nos comentabas que Follies había sido un reto para ti. Supongo que eso le da mucho más valor al premio…

Es cierto que Follies fue un reto en su momento y que estrené con poca seguridad porque era ponerme a cantar de pronto, algo que era nuevo para mi. Que la obra funcionara en su momento y que yo sintiera que mi trabajo gustaba fue una gran alegría, pero que me den un Premio Max, nada menos, realmente ha sido un broche de oro

¿Cree que el teatro español está respondiendo a la contradicción entre hondura y entretenimiento fácil, es decir, se hacen cada vez más obras de fondo que de entretenimiento superficial?, ¿o hay de todo porque tiene que haber de todo?

Tiene que haber de todo, porque sin duda el teatro es entretenimiento, pero eso no quita para que tenga que haber hondura. El entretenimiento no tiene por qué ser algo banal, en mi opinión. Una cosa es la discusión de si el teatro es cultura o entretenimiento, como algún ministro de este gobierno ha dicho. Que es algo que me parece un insulto. Porque evidentemente el teatro es cultura, pero es que la cultura no está reñida con el entretenimiento.

Creo que ahora mismo hay todo tipo de textos en la oferta teatral. Hay funciones que llevan implícita una reflexión dentro, que tienen más hondura, hay funciones más ligeras… pero todas y cada una de ellas cumplen la función de emocionar y hacer reflexionar al espectador, que es lo que yo creo que tiene que pasar.«Los creadores del teatro nunca hemos trabajado a la orden de nadie»

Porque creo que entretenido no quiere decir que sea fácil. Y otra cosa es que “entre” fácil. Yo he hecho, por ejemplo, comedias muy divertidas y que han sido grandísimos textos comerciales, como Arte de Yasmina Reza, y creo que en absoluto es un texto banal, y eso no quita para que el público lo recibiera con gran regocijo y se lo pasara muy bien. Digamos que no hay que asimilar la cultura como algo sesudo y aparentemente aburrido.

Follies es una revista de entreguerras. Es curioso porque es un periodo de creación y rebelión artística. Es, de nuevo, el teatro como un ámbito de libertad, algo que parece que hoy en día es cada vez más necesario…

Yo creo que sin duda. El teatro aglutina hoy en día a un número muy importante de creadores de muy distinta procedencia, y de muy distinto pensamiento. Precisamente por eso el teatro debe ser un abanico, y de hecho lo es, de formas de entender la vida, de entender la sociedad, las relaciones humanas, en definitiva, que es de lo que habla el teatro.

El teatro debe ser un espejo para que el espectador se vea reflejado y pueda reflexionar sobre sí mismo y aprender cosas sobre él y sobre los demás. En ese sentido hay mucho creadores con mundos propios y muy diferentes a la hora de contar y enfocar las historias. Decía, no se quién, que están todas inventadas. Lo que las hace nuevas, diferentes e interesantes, es el punto de vista del creador y del equipo que las pone en pie. Y hay muchos profesionales muy diferentes que hacen que las posibilidades teatrales sean muy interesantes. Independientes unas de otras, claro. Los creadores del teatro nunca hemos trabajado a la orden de nadie. La creación es libre, y por eso es arte.

¿Qué siente usted que ha enganchado al público de Follies?

Es un musical especial. Es una obra de teatro, que como tal ya funcionaría muy bien. Que tiene una temática muy interesante, que habla sobre la herida del paso del tiempo, sobre cómo los seres humanos vamos cambiando a lo largo del tiempo, lo que fuimos, lo que quisimos ser, en lo que nos hemos convertido… Esto hace que el espectador inmediatamente se enganche con los personajes.

Pero además de ser un texto teatral, Follies está sazonado con una música extraordinaria que compuso Sondheim, que realmente es muy hermosa y que se mueve en dos ámbitos. Hay una parte de espectáculo, números que se recrean del teatro de variedades. Y por otra parte los números que están dentro de la trama argumental, que son monólogos de los personajes en forma de canción. Todo eso configura un tipo de musical especial que creo que tiene mucho gancho para el espectador.

¿Y de su personaje?

Los cuatro personajes centrales, las dos parejas, son seres perdidos que han vivido vidas equivocadas, que se reúnen después de treinta años de no verse para hacer balance de sus vidas, y se dan cuenta de que ninguno de ellos ha conseguido lo que quería y además no están contentos con lo que tienen.

En el caso de mi personaje, era muy interesante, muy bonito de hacer. Benjamine Stone es un hombre que aparentemente ha triunfado en la vida, que tiene el éxito social, el éxito personal, es un político que ha triunfado en EEUU, que tiene una gran relevancia social, la gente le pide autógrafos, le admira… y que está casado con una mujer perfecta con la que forma una pareja de la alta sociedad.

Pero cuando nos asomamos a sus vidas, nos damos cuenta de que su matrimonio está roto, de que es un hombre absolutamente infeliz, que ha sacrificado lo mejor de sí mismo en aras de su ambición, y ha conseguido todo lo que se propuso, aunque con el tiempo se da cuenta de que se equivocó. «Está produciendo una desolación absoluta en el terreno cultural»

Es un personaje que puede conectar con muchas personas porque cuántos de nosotros cuando hacemos balance de nuestra vida nos damos cuenta de que quizás no hemos tomado el camino acertado.

Hace una semanas se hacían públicos los resultados del teatro, la pérdida de espectadores. Y sin embargo se hace un teatro excelente. ¿Se puede decir que la degradación de las condiciones de vida, sumado al IVA, le ha pegado un bocado al teatro?

Sin lugar a dudas. La crisis, en general, afecta a todo, porque los ciudadanos tienden a tener miedo, a economizar, y probablemente en una de las cosas en las que se puede ahorrar es en el ocio.

Pero eso es una cosa que afecta a todo, y el teatro se resiente. Pero otra cosa es que desde el propio Estado se pongan palos en la rueda de una industria tan endeble y tan frágil como la de la cultura y el teatro. Porque el hecho de gravar las entradas al 21%, me imagino que con la intención de recaudar más dinero, es una medida equivocada, estúpida, y muy mal pensada.

Esto no se ha traducido en una mayor recaudación, porque se han vendido muchas menos entradas. Así que pese a haber subido el porcentaje del IVA, el dinero que se ha recaudado es mucho menos que cuando el IVA estaba al 8%.

Está produciendo una desolación absoluta en el terreno cultural. Y le explico por qué. La mayoría de los empresarios del teatro no han repercutido esa subida del IVA en el precio de las entradas, precisamente para intentar que el espectador no dejara de ir al teatro. Así que los costes los han sumido las producciones. Eso se traduce en un endeudamiento enorme, porque el dinero que se recauda es muchísimo menos. Eso está suponiendo una menor inversión posterior.

Todo esto son muchas pymes, que supuestamente el gobierno dice que está apoyando, y precisamente en el teatro están desapareciendo.

Al igual que en la gala de los Goya, la de los Premios Max ha demostrado que pese a todas las dificultades, en España, están algunos de los mejores profesionales del mundo y se produce arte escénico y cinematográfico bueno y con una enorme variedad. ¿No cree que hay un divorcio entre el potencial de nuestra industria y el tratamiento político y de inversiones que se le da?

Hay mucho talento en España. Y a pesar de las condiciones tan adversas salen adelante películas muy buenas, obras muy buenas, cosas interesantes, y la creatividad no para. Pero también es cierto que esto tendría que estar acompañado por una industria potenciada. Si hablamos de industria, hablemos del Ministerio de Industria. ¿Por qué no se incentiva a la industria del espectáculo? Esto se traduciría en una ley de mecenazgo en condiciones, que permitiera ventajas fiscales importantes para que las empresas privadas pudieran invertir.

Y luego, si se dice que el teatro no debe estar subvencionado por el Estado, pues que se ayude da alguna manera, no haciéndolo caer en beneficio de otras cosas. ¿Cómo se pretende que el cine español sea una industria potente si resulta que el cine norteamericano se ve en este país doblado? En muchos paises, como Francia, el cine extranjero se ve en versión original subtitulada, y va verlo el que le interesa. Aquí nos tragamos el cine norteamericano como si fuera nuestro, porque nos lo dan masticado y digerido. Eso no ayuda mucho a que el cine español tenga más mercado.

Si se apoyara más la cuota de pantalla, es decir, que el cine español tuviera más posibilidades de exhibirse…. Estamos llegando a situaciones tan absurdas como que una buena película española sale de cartel no yendo mal de público, porque los distribuidores tienen la obligación de estrenar películas malas norteamericanas, porque vienen en el paquete con las buenas. Para tener una película importante hay que comprar siete películas de serie Z. Y eso hace que se saquen las buenas películas españolas de cartel. Hay muchos ejemplos que ponen esto de manifiesto.

Hay mucho más talento del que parece porque no están apoyando una posible industria que fuera cada vez más poderosa. Y no es verdad que al público español no le guste el cine español, porque hay algunas películas que son muy taquilleras. ¿Por qué?, porque son aquellas que han podido tener una campaña promocional que compite con las americanas. Hay películas buenas, sí, pero si la gente no se entera de que existen es un poco difícil que vayan a verlas«Hay aún más talento del que parece, porque no están apoyando la industria»

Le hacíamos también hace un año esta pregunta, pero queremos insistir. Pese a todo se puede decir que el teatro ha aguantado como otros sectores de la cultura no han podido hacer, ¿cree que es por el valor y el embrujo que tiene el espectáculo en vivo, algo que aunque se repita cada noche es único cada vez?

La gran ventaja del teatro es el directo a la hora de competir con otros sectores del ocio. Ahora prácticamente todo lo vemos a través de una pantalla, grande o pequeña. Toda la información y lo que nos hace pensar o sentir.

El teatro está vivo, y en el momento en que se filmara ya no sería teatro. La gran baza del teatro es esa, que el espectador se siente partícipe de algo importante, de eso que está ocurriendo en el escenario. Porque la reacción del público es determinante muchas veces en el desarrollo de un espectáculo. Por eso el teatro siempre tendrá un lugar.

¿Tiene usted un ámbito en el que se encuentre más cómodo, cine, televisión o teatro?, ¿o tan solo son diferentes facetas de una trayectoria?

Sí. Son diferentes maneras de mostrar un personaje. Me siento a gusto cuando cuento algo interesante con un equipo bueno. Sea en cine, en teatro o en televisión. A veces me he sentido muy incómodo en la televisión, en el teatro y en el cine. Y también podría decir lo contrario

Lo importante es que el personaje te guste, que la historia vaya con lo que quieres contar y que haya armonía con el equipo para que todo fluya.

Supongo que hay muchos papeles, pero ¿qué papel que no ha hecho le gustaría hacer?

Nunca he tenido metas en ese sentido. He ido trabajando en lo que me ha ido llegando y ha sido tan bonito que ha colmado mis posibles expectativas con creces. Me siento afortunado en ese sentido y en todos los medios. Hombre, hay algunos personajes que me gustaría hacer a medida que pasen los años. Cuando me ha tocado hacer de hijo, con el tiempo me gustaría llegar a hacer de padre. Estoy pensando en “El largo viaje hacia la noche” que fue uno de mis papeles importantes. Me encantaría hacer del padre de esa obra.

Con su trayectoria y la cantidad de méritos acumulados y reconocidos, desde luego por el público, ¿hacia dónde mira ahora en su carrera profesional?

A seguir creciendo buscando historias que me apasionen. No me planteo especialmente dar un salto mortal hacia ningún lado. Intentaré hacer bien lo que me vaya tocando, la vida me ponga delante y mi intuición y mi suerte me vayan deparando. He estado haciendo dos años teatro musical, y ahora voy a volver a hacer teatro de textos. Voy a hacer una comedia que me apasiona, el nuevo texto de Jordi Galcerán, el autor del Método Rojo, que nos dio un gran éxito a todos los que la hicimos. Es una comedia muy divertida y muy mordaz que se llama El crédito y que es una vez más, como hace siempre Galcerán, un tema que está muy en la calle, muy de actualidad, con un sentido del humor impresionante.

Es una obra para dos actores que vamos a hacer Luis Merlo y yo y que dirigirá Gerardo Vera, que produce Pedro Larrañaga y que estrenaremos en septiembre en el Teatro Maravillas de Madrid. Ahora por ejemplo mi camino va por ahí, porque me apetecía también volver a hacer texto y comedia, porque llevo muchos dramas acumulados, y esta obra era perfecta para hacerlo