Ni hablar de derogar la reforma laboral. Ese ha sido el mensaje del FMI en su último informe sobre España.
En él se reconocen “las dificultades del nuevo Gobierno en minoría”, y no se proponen como en años anteriores nuevos recortes, sino que se pone el énfasis en “preservar sus anteriores reformas” y en cumplir con Bruselas. Pero eso no les impide exigir subir el IVA, extender el copago sanitario y controlar más a los parados.
El FMI es consciente de las dificultades de la actual situación política para el gobierno de Rajoy, un ejecutivo en minoría, que ha tomado posesión con un retraso de diez meses, y que se enfrenta a una oposición que busca tumbar algunas de sus leyes estrella. Así que recomienda a Moncloa que sus prioridades sean “preservar los logros de sus anteriores reformas” y cumplir los objetivos de déficit con Bruselas. El FMI entiende que “el cansancio de la población con las reformas y un parlamento fragmentado pueden ralentizar la aplicación” de estas políticas, pero insta al gobierno a no dar ni un paso atrás en cuestiones fundamentales. El horno no está para bollos, pero hay líneas rojas que hay que cumplir.
La principal es sin duda la reforma laboral. El organismo con sede en Washington insta al gobierno a que bajo ningún concepto la derogue tal y como pretenden PSOE y Podemos. Lo que exige es justamente lo contrario: que la endurezca, abaratando el despido e instaurando medidas para verificar que los desempleados que reciben una prestación están realmente buscando un empleo.
En concreto, y en línea con lo que viene exigiendo en España la CEOE, la institución dirigida por Christine Lagarde recomienda simplificar el menú de contratos por los que pueden optar las empresas, reduciendo las diferencias de costes entre contratos indefinidos y temporales. El FMI quiere introducir un contrato único de duración indefinida cuya indemnización por despido se incremente a lo largo de los años; de esa manera durante los primeros años, sería casi igual de barato despedir a un trabajador fijo que a uno temporal. Bajo la bandera de “eliminar la dualidad del mercado de trabajo” buscan enrasar a la baja la precariedad de los asalariados.
«El FMI busca que el saqueo se transforme en estructural.»Además, el organismo recomienda la instauración de la llamada “mochila austriaca”. En esta modalidad los trabajadores se llevan de un empleo a otro los derechos de indemnización por despido que van acumulando a lo largo de su vida. Pero -y aquí viene lo interesante para el FMI y los grandes capitales- el empresario aporta cada mes un porcentaje del sueldo bruto del trabajador, que gestiona una entidad financiera “para conseguir mayor rentabilidad”. Es decir, que los fondos para cubrir despidos se ponen a jugar en bolsa: en eso consiste la austriaca mochila.
Para reducir la tasa de paro en España, el organismo recuerda el “positivo impacto que ha tenido la moderación salarial” -es decir, la rebaja de un 25% del salario real desde 2008- y propone un mayor control sobre los beneficiarios de las prestaciones por desempleo. En concreto, defiende que se debe realizar una «verificación estricta de la búsqueda activa de trabajo y la participación en programas de empleo» que dan derecho al subsidio del paro. Se refiere así a endurecer las politicas que obligan a los parados a aceptar empleos precarios, mal pagados o a grandes distancias de su residencia si no quieren exponerse a perder una prestación que ha salido de sus horas de trabajo acumuladas.
Otra de las líneas rojas que marca el FMI es la imperiosa necesidad de bajar el déficit público. Y ante la imposibilidad -dada la creciente resistencia popular y la adversa correlación de fuerzas en el Parlamento- de acometer draconianos planes de recortes sociales como hasta ahora, el FMI orienta al gobierno en dos líneas maestras: subir la recaudación y disciplinar a las Comunidades Autónomas.
El FMI defiende que se baje el déficit aumentando ingresos: la mejor forma de hacerlo es subiendo los tipos reducidos del IVA y los impuestos medioambientales. En España, sólo el 60% de la cesta de la compra paga IVA en el tipo general -el máximo, 21%-, comparado con el 70% en Francia y el 80% en Alemania. Entre los artículos de IVA máximo se encuentran una larga lista productos de primera necesidad -como pañales, compresas, gafas o pasta de dientes- y sólo una minoría se encuentran gravados por los tipos reducido (10%) o súperreducido (4%), pero el FMI cree que ha llegado el momento de eliminar gradualmente estos últimos.
El Fondo exhorta a “introducir copagos en servicios públicos de salud” aunque se previene de “hacer excepciones para los más vulnerables” para no añadir más leña al fuego de la indignación social.
El FMI carga también contra las Comunidades Autónomas, que “no han demostrado capacidad de control del gasto”, y exige robustecer el marco disciplinario de sus finanzas, aumentando la fiscalización y la condicionalidad -con mecanismos coercitivos y correctivos- para las regiones que no cumplan y se desvíen de los objetivos comprometidos. Es decir, crear el marco legal para que las comunidades -que gestionan la sanidad, la educación o las políticas sociales- tampoco puedan saltarse las líneas rojas marcadas por el FMI o Bruselas.
El Fondo Monetario -uno de las instrumentos que utiliza el hegemonismo norteamericano para “imponer” en todo el mundo políticas acordes a sus intereses- busca garantizar que el saqueo contra el 90% perpetrado en los últimos años -que ha significado un colosal transvase de riqueza desde los bolsillos de los españoles a las cuentas de los grandes capitales, en especial del extranjero- se mantenga, se refuerce y se transforme en estructural.