Bolivia votará el próximo 21 de febrero si aprueba o no una reforma de la de Constitución para permitir una tercera reeleción del presidente Evo Morales. La Carta Magna actual sólo permite dos mandatos consecutivos,pero las organizaciones sociales obreras y campesinas y las bases del Movimiento al Socialismo piden al lider cocalero que se presente a un tercer mandato para culminar las reformas emprendidas. Mientras las distintas encuestas arrojan predicciones contradictorias, no pocos medios empiezan a denunciar las maniobras norteamericanas financiando a las organizaciones del «no», en la línea de la estrategia de los «golpes blandos» que siguen en el resto de America Latina.
Tras cumplir en enero 10 años al frente del gobierno de La Paz, Evo Morales mantiene un notable apoyo popular. Según varias encuestas, su gestión goza de la aprobación del 57% de la población. Es el resultado de las políticas de redistribución de la riqueza, que han reducido la pobreza extrema a menos de la mitad en sólo una década (del 38,2% al 18,8%) y que han tomado como claves la recuperación de las fuentes de riqueza de Bolivia y la defensa de la soberanía nacional contra las injerencias norteamericanas.
El tirón electoral de Evo y su prestigio entre las masas trabajadoras es tan fuerte, que las bases del Movimiento al Socialismo (MAS) han insistido en la necesidad de que vuelva a ser candidato a las próximas presidenciales, aunque para ello hay que modificar la Constitución. No parecen temer a jugársela a un referédum para modificar el artículo 168, ya que Morales ha ganado en estos diez años más elecciones y referéndos que ningún otro lider latinoamericano: cuatro veces por encima del 50% y otras cuatro veces con más del 60%. “El pueblo si quiere votará por el ‘sí’, si no me quiere rechazará, es lo democrático, lo más sano. El referendo es lo más profundo de la democracia”, ha insistido estos días Evo Morales. «La estrategia norteamericana de los “golpes blandos” también está aplicándose en Bolivia»
Las encuestas bailan según las presenten medios de comunicación de la oposición o afines al gobierno izquierdista. Los primeros hablan de un empate técnico en el 40% para el ‘Sí’ y el ‘No’, con un 20% de indecisos. Otras encuestas hablan de una ventaja para el ‘Si’ a la reforma de entre 5 y 10 puntos.
La oposición proyanqui ha visto en la derrota del kirchnerismo en Argentina y la elección de Macri el momento ideal para derrotar por fin al MAS después de una década.
Y también lo advierten así no pocos analistas de la izquierda latinoamericana, que denuncian que la estrategia norteamericana de los “golpes blandos” también está aplicándose en Bolivia.
El politólogo argentino Atilio Borón, en el diario mexicano la Jornada, afirma que “en Bolivia, el ‘No’ nace en Washington”. En su artículo, Borón advierte que “una conspiración contra el proceso de cambio que encabeza el presidente Evo Morales está en marcha. Tiene su epicentro en Washington DC y se implementa por medio de operadores políticos bolivianos y extranjeros. Utilizan el argumento de una presunta defensa de la democracia y lucha contra la corrupción y el narcotráfico y su objetivo es evitar que el Sí obtenga la victoria en el referéndum de reforma de la constitución (…). EEUU está respaldando decididamente, a través de sus agencias para la subversión como el Instituto Nacional Demócrata (NDI) y el Instituto Republicano Internacional (IRI) ambas con recursos entregados por el Fondo Internacional para la Democracia (NED), las acciones de la oposición boliviana (…). El carácter de la brutal ofensiva estadunidense se explica por la importancia que tiene Bolivia hoy para los procesos de cambio en América Latina, particularmente después de las elecciones presidenciales en Argentina y legislativas en Venezuela.”
“Dentro de esos objetivos de desestabilización se encuentra la movilización de agentes y operadores en inteligencia y espionaje, el fortalecimiento de la actividad política ciudadana contra el gobierno, y la distorsión mediática utilizando temas sensibles como narcotráfico, corrupción, transparencia, libertad de expresión, gobernabilidad y otros desde la perspectiva estadunidense. [También] el financiamiento de actividades políticas opositoras, la llegada de agentes y asesores, supuestamente capacitadores de jóvenes, mujeres e indígenas en temas de democracia, que en realidad tienen el objetivo de organizar grupos de conspiradores y activistas políticos e instruirles en el uso de un discurso antigubernamental que esgrima el argumento de la alternancia como cimiento de la verdadera democracia y estigmatice la repostulación del presidente Morales (…)”
“La embajada de Estados Unidos en La Paz ha aportado alrededor de 200 mil dólares para la campaña contra la reforma de la Constitución, recursos que son administrados en Bolivia por fundaciones y organizaciones ciudadanas y por líderes juveniles que organizan manifestaciones, marchas, seminarios, cursos y otras actividades democráticas. Entre 2003 y 2014, la NED desembolsó más de 7.7 millones de dólares para el financiamiento de casi 20 instituciones en Bolivia, siempre con objetivos políticos (…)”*, dice el artículo de Borón.
“Este referéndum va a ser pueblo boliviano contra el imperio estadunidense, ésa va a ser la lucha”, ha repetido varias veces Evo Morales durante la campaña.
*Artículo completo de Atilio Borón en http://www.jornada.unam.mx/2016/02/11/opinion/031a1mun