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Evitar una tragedia para todos

Es más que obvio que una salida caótica del euro será una tragedia griega en la que todos vamos a sufrir.Las acciones europeas se hundieron a su nivel más bajo de los últimos cuatro meses y medio el lunes debido a que el estancamiento político en Grecia hizo la salida del país de la eurozona más probable que nunca.La renuencia que Grecia está exhibiendo en tragar la píldora amarga de la austeridad es alarmante.Pero la alternativa no es menos dolorosa. A pesar de que el retorno a su propia moneda, en teoría, daría lugar a que Grecia pudiera agudizar la competitividad de sus exportaciones, un devaluación eventual, de un margen tan grande como impredecible, puede ser tan dolorosa como las medidas de ajuste del cinturón.Para la zona del euro en su conjunto, la salida de Grecia no sólo sería un mal presagio para los otros miembros más débiles, sino que también despertaría en los países ricos una creciente oposición pública a los rescates.Los costos del endeudamiento de Italia y España ya están al límite y no pueden ser mantenidos por mucho tiempo con más préstamos baratos del Banco Central Europeo.Para la economía mundial, que duren las incertidumbres económicas en Europa, por no mencionar el riesgo de contagio de una salida griega que infecte a Portugal, Irlanda e incluso España e Italia, sería suficiente para convertir la recuperación económica mundial en curso en una recesión.Peor aún, si las autoridades de los países cargados de deuda se aferran a una política monetaria súper-laxa como una salida fácil, en lugar de arreglar sus problemas estructurales, las ondas de choque vendrán más pronto y serán más aterradoras de lo esperado.Se dice que los planes de gastos extraordinarios que la comunidad internacional llevó a cabo de forma conjunta en 2008 tras la crisis financiera mundial salvó al mundo de un escenario que podría haber sido mucho peor.Eso puede haber sido cierto entonces. Pero si las autoridades siguen considerando comprar tiempo con dinero barato como su única obligación, el éxito inicial resultará ser sólo el prólogo de una tragedia humana real.Es muy probable que la frágil recuperación mundial llegue a un abrupto final a menos que los políticos de dentro y de fuera de Europa, pongan fin al tiempo de compra con dinero fácil y comiencen a implementar dolorosas pero necesarias soluciones a largo plazo.Lo que está pasando en Grecia debería ser la señal para que los políticos inicien las reformas estructurales que se necesitan con urgencia.