«La respuesta no es fácil de financiar: los déficits públicos ya alcanzan una media de 7% del PBI contra el límite de 3% que había impuesto el Tratado de Maastrich. Y la deuda sube hasta el 80%. Los bancos, que se sostienen con muletas, siguen sin prestar dinero como antes de la crisis, impidiendo el funcionamiento normal de las empresas».
Las exortaciones tampoco servirán esta vez: la parte europea del comercio internacional se reduce año a año ante el empuje de las potencias emergentes. Alemania pelea con China el lugar como segundo exportador mundial, pero el 60 por ciento de las exportaciones germanas se hacen a la Eurozona. Sólo trabaja el 66% de los europeos en edad para ello, frente al 70% de EE.UU. y Japón. Entre los mayores de 55 años, ese porcentaje cae al 46%. Los europeos podrían estar entrando en un lento declive (CLARÍN) LA JORNADA.- Agitar el espantajo de un Irán provisto de bombas atómicas es un acto de alarmismo en falso por parte de París y de Washington. Parece razonable suponer, más bien, que esos gobiernos han decidido aprovechar los problemas internos del régimen iraní –una disidencia renovada y alimentada por el autoritarismo y la intolerancia del gobierno de Mahmud Ahmadinejad– para colocarlo contra las cuerdas mediante sanciones económicas injustificadas e hipócritas Argentina. Clarín Europa se estanca, envejece y cae su modelo productivo Idafe Martín La Unión Europea no sale de la crisis económica. Mientras EE.UU. crecía en el último trimestre de 2009 al 1,4% trimestral y China se disparaba cerca del 10%, la UE, según los datos de la Comisión Europea, se estancaba en el 0,1%. Alemania, la locomotora, registraba un contundente cero. Este es el trasfondo que se adivina en medio de la crisis que ha comenzado a sentirse en Europa y que tiene a Grecia como su más dura víctima y a España y Portugal entre los más golpeados. ¿Qué le sucede a Europa? Sin un cambio en su modelo productivo, los europeos, que se han puesto 2020 como horizonte para cumplir sus objetivos económicos, podrían perder la década y, con ella, el tren de las grandes economías. Además del prestigio y de las alfombras rojas en los grandes foros, si la UE pierde pie lo sufrirán sus 500 millones de ciudadanos. José Manuel Durao Barroso, el liberal presidente de la Comisión Europea, presentó el jueves a los dirigentes de los 27 miembros de la Casa Europea un informe que muestra las carencias de la UE y los desafíos que el bloque enfrenta para no caer del tren. Los números son tan elocuentes como preocupantes. La economía de la UE cayó en 2009 4%, es el peor dato desde la Segunda Guerra Mundial. * La producción industrial se hundió 20%, dejando el tejido industrial europeo como estaba a mediados de los 90 del pasado siglo. * Hay 23 millones de europeos sin trabajo, 7 millones más que hace 20 meses -y el desempleo seguirá subiendo-. * Otro 8% de la población europea tiene un empleo que no le permite salir de la pobreza. * Y 80 millones -con datos anteriores al estallido de la crisis- viven justo en el umbral que marca la pobreza. Más datos: el envejecimiento se acelera. La población activa se reducirá en 2 millones de aquí a 2020 y para entonces habrá el doble de mayores de 60 años de los que había en 2007. Asimismo, la productividad económica es famélica y hace que el crecimiento estructural europeo sea dos tercios menor que el estadounidense. La respuesta no es fácil de financiar: los déficits públicos ya alcanzan una media de 7% del PBI contra el límite de 3% que había impuesto el Tratado de Maastrich. Y la deuda sube hasta el 80%. Los bancos, que se sostienen con muletas, siguen sin prestar dinero como antes de la crisis, impidiendo el funcionamiento normal de las empresas. Influye en esto también las políticas muy duras del Banco Central Europeo al revés que en EE.UU. donde se optó por bajar los tipos durante el pico de la crisis. Las exportaciones tampoco servirán esta vez: la parte europea del comercio internacional se reduce año a año ante el empuje de las potencias emergentes. Alemania pelea con China el lugar como segundo exportador mundial, pero el 60 por ciento de las exportaciones germanas se hacen a la Eurozona. Bruselas apunta soluciones para cambiar el modelo económico. Considera que el crecimiento debe basarse "en el conocimiento y la innovación", haciendo énfasis en la sociedad digital y más inversiones en educación e innovación. Pero también apuesta por reformas que liberalicen más el mercado laboral y reduzcan el gasto en pensiones, retrasando la edad de jubilación. A esto añade un "crecimiento verde", por el que la UE aproveche el desarrollo de su industria de energías renovables para reducir su dependencia exterior, aumentar la competitividad de sus exportaciones en el sector y combatir el cambio climático. Y diagnostica los déficits. La inversión media europea en I+D (investigación y desarrollo más innovación) está por debajo del 2%, frente al 2,6% de EE.UU. y el 3,4% de Japón. Un ejemplo: Google gasta más en tecnologías de la información que el programa europeo de I+D. Menos de un tercio de los europeos entre 25 y 34 años tiene un título universitario. En Estados Unidos esa franja de la población alcanza 40% y en Japón 50%. Uno de cada siete niños deja el sistema escolar sin título alguno. Europa necesitará en 2020 16 millones de trabajadores altamente cualificados, que a este ritmo no creará, pero sigue cerrando puertas a la inmigración. Sólo trabaja el 66% de los europeos en edad para ello, frente al 70% de EE.UU. y Japón. Entre los mayores de 55 años, ese porcentaje cae al 46%. Los europeos podrían estar entrando en un lento declive. CLARÍN. 14-2-2010 México. La Jornada Irán: uranio y soberanía En respuesta a la decisión de Irán de emprender procesos de enriquecimiento de uranio a 20 por ciento, comunicada por Teherán al Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), el gobierno de Francia, por boca de sus ministros de Defensa y Exteriores, Hervé Morin y Bernard Kouchner, anunció que intensificará, junto con Estados Unidos, las sanciones económicas contra la República Islámica. El único camino que nos queda ahora es el de la presión, dijo Kouchner, y exhortó a la comunidad internacional a trabajar unida contra el gobierno iraní. Debe recordarse que actualmente Irán lleva a cabo operaciones de enriquecimiento de uranio a menos de 6 por ciento y que para obtener material para la fabricación de armas nucleares –el objetivo secreto que le atribuyen las potencias occidentales, y que Teherán ha negado sistemáticamente– tendría que llevar ese proceso hasta 90 por ciento, algo que, por el momento, queda fuera de las capacidades tecnológicas de ese país. Es importante tener en cuenta que, al mismo tiempo que anunciaban el inicio del enriquecimiento a 20 por ciento, las autoridades iraníes invitaron a los inspectores de la AIEA a observar las operaciones correspondientes. En tales circunstancias, pues, agitar el espantajo de un Irán provisto de bombas atómicas es un acto de alarmismo en falso por parte de París y de Washington. Parece razonable suponer, más bien, que esos gobiernos han decidido aprovechar los problemas internos del régimen iraní –una disidencia renovada y alimentada por el autoritarismo y la intolerancia del gobierno de Mahmud Ahmadinejad– para colocarlo contra las cuerdas mediante sanciones económicas injustificadas e hipócritas. El segundo de esos adjetivos viene a cuento si se considera que los gobiernos de Estados Unidos, Francia y las otras potencias occidentales miraron hacia otro lado cuando Israel desarrollaba un programa nuclear que lo convirtió en potencia atómica, y otro tanto hicieron cuando India y Pakistán fabricaron sus propios armamentos de esta clase. No hubo, entonces, una mínima congruencia con los arranques verbales de Occidente contra la proliferación nuclear, ni bloqueos económicos de ninguna especie. Ciertamente, la multiplicación de países poseedores de armas nucleares es una perspectiva indeseable, pero para conjurarla es necesario que los estados que conforman el llamado club nuclear se reconozcan como los principales y más peligrosos propietarios de armas de destrucción masiva, prediquen con el ejemplo y se comprometan a realizar acciones de desarme voluntarias y unilaterales. En la situación actual, Irán, que enfrenta desde hace décadas la amenaza del belicismo estadunidense, tiene el derecho soberano de proseguir su programa nuclear con propósitos pacíficos, e incluso, si fuera el caso, con fines de desarrollo de armas nucleares: a fin de cuentas, el régimen iraní habrá aprendido la lección de Irak, una nación a la que Washington acusó de poseer armas de destrucción masiva y a la que pudo arrasar impunemente porque no las tenía. LA JORNADA. 9-2-2010