La noticia que muchos esperábamos ha llegado. ETA asume su derrota y anuncia un desarme total, unilateral e incondicional para el 8 de abril.
Es una victoria que todos los antifascistas, todos los demócratas, todas las personas de bien hoy celebramos.
Hemos ganado en la batalla contra el terror. Y los héroes de esta victoria son todos los vascos que se levantaron valientemente, junto a lo mejor del resto del pueblo español, contra el fascismo étnico.
La movilización popular había derrotado a ETA, y a todos los que pretendieron ganar réditos políticos utilizando el terror. Pero ETA quería poner precio a su derrota. Intentando convertir su desarme en un acto político avalado por la participación de los gobiernos español y francés.
Ha perdido también esta batalla. Y se ha visto obligada a anunciar que va a entregar todas las armas de forma unilateral.
Intermediarios civiles notificarán a la justicia francesa, en nombre de ETA, la localización de los zulos de la banda terrorista para que proceda a su desarme con la supervisión del Comité Internacional de Verificación, constituido a finales de 2011, así como por el Gobierno vasco. El desarme de ETA será unilateral e incondicional y se consumará el próximo 8 de abril.
Estamos de enhorabuena. Tras cinco años sin atentados, esta es una nueva victoria, que debe venir acompañada por la disolución, también unilateral, de la organización terrorista.
La actividad policial y judicial ha colaborado en este éxito. Pero si hoy lo estamos celebrando -y conviene recordarlo, porque algunos quieren que lo olvidemos- es por la lucha de un movimiento antifascista, representado en Euskadi por organizaciones como Foro de Ermua, Basta YA… que se enfrentaron a los pistoleros de ETA y a quienes, como Arzallus o Ibarretxe, querían utilizar el terror para imponer un despreciable totalitarismo etnicista sobre la población vasca.
Esta es una victoria de la libertad frente al fascismo. Y de la unidad entre el conjunto del pueblo español, clave para poder derrotar al terror.
Este triunfo tiene que servir para fortalecer ambas. Para avanzar en la defensa de la libertad, lo que supone un resuelto combate para erradicar todas las ideas y posiciones que durante mucho tiempo justificaron el terror. Y para fortalecer una unidad entre el conjunto del pueblo español en defensa de nuestros intereses comunes.