Ante el avance de los plazos del Plan Bolonia la realidad ha superado ya a lo propuesto, de tal manera han pasado a hablar de la Estrategia Universidad 2015. No se vayan todavía que aún hay más.
La “estrategia”, como su ropio nombre indica, ha pasado en primer lugar por dulcificar y travestir aquello que más chirría a un lenguaje aceptable para el común de los mortales… delante de una pizarra o detrás de una pancarta. La mercantilización, el elitismo y la monopolización han sido revestidos de pedagogía. Tal orientación pedagógica pasa por un proceso de selección en función de la “calidad” de los estudiantes y del profesorado. ”Trabajar con 25 alumnos es mejor que hacerlo con 80”. Así han situado en el centro de la diana prácticamente al conjunto de la comunidad universitaria – los que deben ser seleccionados -, salvando por supuesto, a los padres boloñeses y a la Administración. La Universidad tiene que ser una “palanca de cambio cultural y económico”, reza la Estrategia de Lisboa. Pero su plasmación práctica significa que la dirección de la Universidad pasa a estar en manos de los principales monopolios. En España el protagonismo y la iniciativa la lleva el Banco Santander a través de la Fundación Universia. Sin necesidad de esperar al 2015 puede comprobarse ya como entidades de probada trayectoria pedagógica como El Corte Inglés, Fundación Caja Madrid, Telefónica o MAPFRE cumplen con la representación de la sociedad que se supone debe estar presente el los órganos universitarios. Otro cambio de piel que inculpa a todos menos a quien toma las decisiones, es el de enarbolar la bandera de “acabar con la burocracia“; se otorgan cargos decisivos a ejecutivos gestores sustituyendo a miembros del cuerpo docente que hasta ahora los han ocupado. El problema no son los métodos de selección o competencia para una plaza – la competencia en plano de igualdad es sana -, sino quienes aspiran y quienes acaban en ellos. Un ejemplo de todo esto es el acuerdo firmado por la Fundación Universia del Banco Santander con el Grupo Bayer. El plan, que viene desarrollándose en los últimos 5 años y que se prevé gozará de mejor salud hasta el 2015, implica inversión en investigación, divulgación científica y selección de graduados. El grupo químico-farmaceútico implementa actualmente programas como “Química Positiva”, “Compromiso de Progreso” y múltiples campañas de “prevención”. Este acuerdo incluye 67 universidades españolas y 400 iberoamericanas. Desarrollado a través del portal Universia Empleo de la División Internacional de Universidades del Santander tiene por objetivo la “selección de jóvenes universitarios recién graduados que se ajusten a los perfiles que actualmente demandan las empresas profesionales del Grupo químico-farmacéutico en España”, según la propia Universia. Objetivos totalmente coincidentes con las exigencias de la Estrategia Universidad 2015 Otro ejemplo es la entrada, también hace 5 años, de la misma Bayer en el Patronat de l’Institut Català d’Investigació Química (ICIQ) – al que ya pertenecía Repsol YPF – comprometiéndose a aportar 150.000 euros anuales hasta la fecha. Es de suponer que cuando el señor Botín afirmaba en la reunión de la Fundación Universia este mismo enero que "necesitaríamos incorporar a 40.000 científicos e ingenieros a actividades de investigación y desarrollo" para equipararnos con Europa y que "la universidad debe ser muy proactiva" para atraer y captar a los mejores estudiantes, profesores e investigadores, "de modo análogo a lo que intenta hacer la empresa a la hora de incorporar los mejores empleados en el mercado laboral"… se refiere a este tipo de relación. Ciertamente es difícil imaginar a un monopolio sospechoso de provocar la muerte de 31 personas en EEUU, con la comercialización del famoso Lipobay, dando lecciones pedagógicas. Si se trata de adaptar la Universidad a la sociedad quizás la diferencia esté en qué tipo de sociedad… seguramente.