Editorial

Esto es grave. Vienen convulsiones

Las revelaciones de la UCO han redimensionado el "Caso Koldo". Estamos ante lo que promete ser una crisis de gobierno tan monumental que es posible que acabe rebasando los protocolos del "Manual de Resistencia".

Los sismólogos, que de terremotos saben mucho, nos explican siempre que en un seísmo las ondas que primero se perciben no son las más peligrosas. El verdadero desastre, la auténtica convulsión viene después con las ondas superficiales o de Rayleigh. Estas son las que tiran edificios y levantan la calzada.

Lo mismo podríamos decir del «Caso Koldo», que ahora es el «Caso Ábalos» y que algunos buscan que se convierta en el «Caso Sánchez». Cuando se desvelaron las corruptelas de la mano derecha de Jose Luis Ábalos, ex Ministro de Transportes, ex secretario general del PSOE y próximo a Pedro Sánchez, no fueron pocos en la derecha y la ultraderecha política y mediática que olieron la sangre. Los socialistas suspendieron a Ábalos de militancia y le pidieron el acta de diputado, a lo que él se negó. El escándalo pareció haberse contenido y perimetrado… pero era una ilusión.

Como si de unas inesperadas ondas de Rayleigh se tratara, el informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil ha vuelto a poner en circulación los efectos más devastadores de este seísmo, generando una onda de choque que ha dejado en ‘shock’ al PSOE y al gobierno. Las pesquisas de la UCO muestran que -junto a Koldo o el empresario Aldama-, el exministro usó sus relaciones con otros ministerios y administraciones públicas para crear una red corrupta, que incluso hizo turbios negocios internacionales (con Venezuela) en los momentos más críticos de la pandemia.

El que fuera uno de los hombres más fuertes de Ferraz durante años estaba en el mismo epicentro de este seísmo delictivo e inmoral, por el que parece ser que «cobró en especies», con la compra de Aldama de un chalet en Cádiz para el disfrute del ministro, o del alquiler de un piso de lujo en Madrid para su pareja.

Los detalles de los teléfonos, ordenadores y documentos intervenidos a Koldo y Aldama no sólo dejan sin mucha escapatoria a Jose Luis Ábalos, sino que dejan profundamente en cuestión la credibilidad del PSOE, del gobierno y de Pedro Sánchez. Y lejos de dejar «encapsulada» la corrupción en el exministro, deja muchas preguntas en el aire y muchos hilos de los que tirar.

El escándalo es mayúsculo, ha abierto una vía de agua en la línea de flotación del gobierno. El PP ha registrado una querella contra el PSOE por financiación ilegal tras la información periodística de que un empresario entregó “bolsas de dinero en metálico en Ferraz”. Se trata de una publicación del medio The Objective, perteneciente a la órbita de la derecha y cuya credibilidad está más que en entredicho, pero basta para evidenciar que desde Génova van con todo y con la bayoneta calada.

La derecha va «con todo» en este caso. Los ataques al gobierno se van a recrudecer

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Mil días de sacudidas

Sea cual sea la verdad sobre el grado de conocimiento de Pedro Sánchez de todos estos hechos, no hay duda de que la oposición política, mediática y judicial ha encontrado no ya un filón de oro, sino una mina de plomo, una auténtica santabárbara de munición de grueso calibre para arrojar al gobierno.

Si en los últimos meses hemos asistido a una creciente crispación política, a un debate parlamentario cada semana más bronco que el anterior… ahora los decibelios se van a incrementar de manera exponencial. Estamos ante lo que promete ser una crisis de gobierno tan monumental que es posible que acabe rebasando los protocolos del «Manual de Resistencia».

Ante este bronco panorama, tenemos un conjunto de explicaciones, cada una desde un interés.

La derecha y la ultraderecha política y mediática nos lo pinta, claro está, como los últimos estertores de un sanchismo corrupto. «El gobierno ya está muerto, ahora hay que enterrarlo», dicen en Génova 13.

Pedro Sánchez se enroca con la espalda en la pared, carga contra los «Torquemadas» Feijóo y Abascal y anuncia mil días (los que quedan de legislatura) de lucha política. Todo es «lawfare» de la «fachosfera», nos dicen en Ferraz, salvo alguna cosa.

Otros, como Podemos, lo achacan a la corrupción inherente al bipartidismo. Una consigna del 15M convenientemente olvidada en la legislatura pasada.

Pero sólo es posible comprender lo que está pasando desde los proyectos e intereses de los centros de poder que realmente dirigen la vida política española, que no tienen sus cuarteles ni en Génova ni en Ferraz, sino en los rascacielos de la Castellana o de Wall Street. Es la oligarquía financiera del Ibex35 y el gran capital extranjero.

Buscan “sacudir” al actual ejecutivo, debilitarlo, para que sea un vehículo más acorde a sus intereses… o preparar el terreno para sustituirlo por otro que puede llevar una política más agresiva

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Sacudir para saquear

El Círculo de Empresarios -donde se aúnan los intereses de la oligarquía con los del capital extranjero- plantea un programa de gobierno que el actual gobierno no pudría llevar adelante

El gobierno de coalición de Pedro Sánchez ha hecho ganar mucho, muchísimo a la plutocracia financiera, española y extranjera, que lleva años cosechando un récord de beneficios tras otro. Pero al mismo tiempo los centros de poder internacionales y nacionales no han podido llevar hasta donde querían el saqueo a la población por la oposición de una mayoría social cuya resistencia no han podido quebrar.

Este gobierno de coalición mantiene un grado de influencia de la mayoría social progresista. Aunque han gestionado el saqueo financiero y monopolista contra el 90%, han subido el SMI o revalorizado las pensiones. Acabamos de ver cómo ante las masivas movilizaciones por la vivienda, han afirmado que «toman nota» y que limitarán los alquileres.

Los grandes tiburones de la banca y los monopolios, los centros de poder nacionales y extranjeros, quieren más y lo quieren ya. Su programa económico -expresado en los pronunciamientos del Círculo de Empresarios, que incluye la jubilación a los 72 años, el abaratamiento del despido, un salto en la privatización sanitaria, o una rebaja de impuestos para bancos y monopolios- son difícilmente asumibles por este gobierno, donde además está presente una fuerza a la izquierda de la socialdemocracia y que necesita de otros apoyos parlamentarios progresistas para sacar adelante sus leyes.

Buscan “sacudir” al actual ejecutivo, debilitarlo, para que sea un vehículo más acorde a sus intereses… o preparar el terreno para sustituirlo por otro que puede llevar una política más agresiva.

También en el plano internacional, con un gobierno Sánchez que -mostrando de nuevo un grado de influencia de la mayoría social progresista- ha reconocido al Estado Palestino, o ha respaldo la acusación sudafricana contra el genocidio israelí en la Franja de Gaza, saliéndose del guión norteamericano.

Este es el objetivo de los seísmos que permanentemente hacen temblar la tierra bajo la Moncloa. Necesitan sacudir la política española para vencer esas resistencias, para encuadrar al gobierno en sus planes y proyectos, o para eventualmente provocar su caída y su sustitución por otro ejecutivo más adecuado a sus intereses.

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Contra la corrupción, desarrollo de la democracia

Comprender que detrás de las convulsiones y sacudidas hay inconfesables intereses oligárquicos no puede equivaler a pasar la mano por encima de un caso de corrupción que es tan escandaloso como indignante. En la época de la pandemia, una trama clientelar y de tráfico de influencias urdida desde cargos de alta responsabilidad del PSOE y del Gobierno se lucró con todo tipo de negocios turbios, entre otras cosas con la venta de mascarillas.

La corrupción debe ser perseguida con el mismo ánimo implacable con el que se persigue al crimen organizado, aumentando las penas de prisión, imponiendo la no prescripción de estos delitos, y exigiendo la devolución íntegra del dinero, si es necesario recuperándolo del patrimonio personal de los condenados.