«¡Esta es nuestra plaza! ¡Esta es nuestra victoria!» «¡Esta es nuestra plaza! ¡Esta es nuestra victoria! O «¡Sí, esta noche va a salir el Sol!». Cantando estas consignas, una multitud recuperaba la madrileña plaza del Sol como punto neurálgico del 15-M, que la represión policial había intentado cercenar. La noche del 4 de agosto, la policía desalojaba brutalmente, y sin previo aviso, el punto de información del 15-M instalado en Sol. Al día siguiente, la policía cargaba salvajemente contra una manifestación pacífica frente al ministerio del Interior, dejando el saldo de 20 heridos y varios detenidos. Tenían prisa por enterrar el ejemplo de rebelión que supone el 15-M, desarticulando a porrazos su punto más emblemático. Pero no han podido salirse con la suya. La policía mantuvo cerrada durante tres días la plaza del Sol. Pero miles de personas se negaron a resignarse. Una oleada ciudadana, pacífica pero firme, volvió a tomar Sol para la gente. Durante los días siguientes, se han celebrado multitud de asambleas, y se preparan diferentes actos de protesta. Ellos -Washington, Berlín y la gran banca española- imponen una nueva vuelta de tuerca en el saqueo sobre España. Pero la rebelión crece. Y, como ha ocurrido en Sol, todo su poder no podrá hacer nada ante el empuje de la mayoría.
La Delegación del Gobierno de Madrid asó a los mandos policiales unas instrucciones -que no se han hecho públicas-, en las que les ordenada “mantener la seguridad” desalojando el punto de información del 15-M instalado en la plaza del Sol. La policía desmanteló por la fuerza, sin precio aviso y empleando una brutalidad desproporcionada, el punto de información de Sol la noche del cuatro de agosto. Durante varios días, mantuvieron cerrada a cal y canto la plaza más céntrica de Madrid, impidiendo el paso a cualquier ciudadano y cerrando la estación de metro. Un cierre que provocó, sólo en tres días, 60 millones de pérdidas a los comerciantes de la plaza. Desenmascarándose ante la población, Rubalcaba respaldó la brutalidad policial, alegando que “200 personas no pueden poner patas arriba una ciudad”. La respuesta de “Democracia Real Ya”, organizadora de la manifestación de dio origen al 15-M, fue contundente: “350 diputados y unos cuantos banqueros no pueden poner patas arriba un país entero”. La represión policial se multiplicó al día siguiente, cargando brutalmente contra una manifestación pacífica de protesta ante la sede del ministerio del Interior. Que se saldó con veinte heridos y varios detenidos. Querían cerrar Sol, el punto más emblemático del 15-M, y pensaban que la fuerza de las porras era suficiente para imponerse a la voluntad de la gente. Se equivocaron. Nada más conocerse el desalojo de Sol, una oleada de solidaridad se extendió por todo el país. En Barcelona, bajo el lema “¡Madrid no estás sola! La violencia no callará nuestra indignación pacífica”, se celebró una manifestación de protesta, leyendo un manifiesto donde se manifestaba un “rechazo frontal a la violencia de ayer en Madrid hacia personas indefensas ante la violencia policial, y ante la violencia estructura que día a día aumenta por medio de los recortes sociales, de los privilegios bancarios, menguando nuestros derechos fundamentales”. En Madrid, una manifestación pacífica se conjuraba para recuperar Sol. Y lo consiguieron. No esperaban una respuesta tan contundente, y quienes hemos ganado somos la gente. Los aledaños de Sol han sido escenario de multitud de asambleas, en el marco del II Foro Intercalles, donde se ha debatido sobre los puntos básicos de un programa mínimo contra oleada de recortes sociales y rebaja salarial, y se han fijado nuevas movilizaciones, como una manifestación contra la privatización de servicios públicos fijada para el próximo 18 de septiembre. El movimiento 15-M se ha convertido en un punto de referencia de la indignación mayoritaria contra los planes de ajuste dictados por Washington y Berlín, y secundados por la gran banca española. Por eso querían cerrarlo. Según una encuesta difundida por Ipsos entre 6 y 8,5 millones de españoles dicen haber participado en el 15-M, ya sea visitando las acampadas, asistiendo a las asambleas o acudiendo a las manifestaciones. Y casi un millón participan muy activamente, constituyendo el núcleo de este amplísimo movimiento.Como dice una de las pancartas exhibidas en Sol, "Cuando los de abajo se rebelan, los de arriba tiemblan".