Esquilmados

El sector español de la energía, estratégico y vital para el desarrollo industrial del país, cae bajo control extranjero.

En solo una semana de marzo los fondos de inversión extranjeros compraron infraestructuras, productores y distribuidoras relacionadas con la energía por valor de 3.700 millones de euros. Las leyes y medidas del gobierno facilitan el expolio.

Con pocas semanas de diferencia el banco de inversión norteamericano JP Morgan se hacía con el control de 7.000 kilómetros de redes de distribución de gas que dan servicio a un millón de hogares, y el inversor británico CVC Partners se quedaba la mayoría de las acciones de lo que fuera la empresa pública de hidrocarburos CHL. Y son solo dos de las operaciones realizadas en los últimos meses: Green Power, Redexis, Renovalia, Gamesa, Vela, Parques eólicos…. Productores directos de energía, redes de transporte, distribuidoras, fabricantes de equipo, comercializadores… Todo el sector de la energía en venta poniendo fin al camino abierto hace apenas una década. Entonces las subvenciones estatales a las energías renovables supusieron una explosión de pequeños inversores, que en solitario o en cooperativas y sociedades, destinaron terrenos no cultivables a instalar placas solares, o molinos. Y también impulsaron que grandes compañías se lanzasen a invertir en investigación y desarrollo generando patentes que permitieron colocar a España a la cabeza en el sector de fotovoltáicas y eólicas. Un campo industrial nuevo se abrió paso creando riqueza y empleo y reduciendo a marchas forzadas la histórica dependencia energética española de materias primas importadas. Esto se cortó de raíz. El fin de las subvenciones sin permitir ninguna transición a los pequeños y medianos inversores les ha obligado a malvender a fondos con solvencia (grandes bancos norteamericanos especialmente) y a monopolios de Gran Bretaña, Francia o Alemania. Un claro ejemplo es Vela Energy, que surgió de la compra de decenas de pequeñas instalaciones, y en solo tres años se ha convertido en el segundo mayor monopolio fotovoltáico del país, controlado por el banco estadounidense J P Morgan

Asfixia industrial

Con la adquisición de las acciones, los compradores además se quedan con las patentes, lo que condena el futuro de un campo industrial con una enorme capacidad de crecimiento en el mundo y en el que España era puntera. Según la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM) en el periodo 2000-2013 las patentes españolas sobre energías pasaron de 2 solicitudes publicadas a 85 cada año de media. A partir de 2013 bajaron en picado. Abengoa, por ejemplo, que en 2014 había incrementado la inversión en I+D un 40% posee una cartera de 312 patentes, y hoy está camino de caer también en manos de capital especulativo.

Los fondos inversores pretenden beneficios inmediatos, reducen las cantidades para investigación e infraestructuras, buscando la máxima rentabilidad a corto plazo. España fue líder mundial en instalación y tecnología fotovoltaica, pero el pasado año sólo aportó 55 de los 75.000 megavatios instalados en el Mundo. Y lo mismo sucede con la energía eólica. Cuando nuestro país pasó a ser la cuarta potencia mundial en generación de electricidad a partir del viento y sin embargo ahora no aparece ni entre los treinta que más invierten. Un declive paralelo a la venta del sector al capital extranjero.