«Cuando Zapatero anunció que las elecciones generales se celebrarán el 20 de noviembre, no podía hacerse ilusiones de que los últimos cuatro meses de su mandato iban a ser fáciles. Pero probablemente imaginó que por lo menos sería capaz de disfrutar de sus vacaciones de verano. En cambio, se vio obligado el martes a cancelar sus planes para responder a la última escalada de la crisis del euro que ha envuelto a España. Pocos en España se sorprenderán de este giro de los acontecimientos, aunque la velocidad a la que los mercados de bonos españoles e italianos se han disparado ha causado alarma.»
La regunta, en todo caso, es qué puede hacer España para salvar la situación. Es probable que sea demasiado tarde para esperar más del gobierno del Sr. Zapatero. La mayor esperanza de España se encuentra ahora en el líder de la oposición Mariano Rajoy: es muy posible que si el señor Rajoy estableciera una agenda de reformas audaces y una promesa de ponerlas en práctica rápidamente, incluyendo una recapitalización rápida de los bancos y mucho más duras reformas estructurales para impulsar la competitividad, los mercados le darían el beneficio de la duda. El problema es que faltan todavía cuatro meses para las elecciones y no hay hasta ahora ninguna señal de que el señor Rajoy vaya a entregar el mensaje que el mercado quiere escuchar antes de esa fecha. Tras el último giro en la crisis del euro, España puede haber perdido el beneficio del tiempo. Cuando los votantes acudan a las urnas el 20 de noviembre, el destino de España puede haber sido decidido en otros lugares. (THE WALL STREET JOURNAL) DIARIO DEL PUEBLO.- EEUU sigue manteniendo su poder, pero ya no es una superpotencia en el sentido estricto del término, y no puede seguir imponiendo su voluntad. Además, EEUU necesita la ayuda y cooperación de China. Después de la visita del presidente chino, Hu Jintao, a EEUU, a principios de este año, el reposicionamiento de la relación bilateral (que es de respeto mutuo y cooperación, así como de beneficio compartido), junto al establecimiento del mecanismo bilateral para la negociación de temas de Asia y el Pacífico, compelen a Washington a ejercer moderación en sus políticas, partiendo de que sepa captar el mensaje de los cambiantes tiempos actuales y se adhiera a los compromisos que ha adquirido. EEUU. The Wall Street Journal España ya no es dueña de su destino económico Simon Nixon Cuando José Luis Rodríguez Zapatero anunció el viernes que las elecciones generales se celebrarán el 20 de noviembre, el presidente del Gobierno español no podía hacerse ilusiones de que los últimos cuatro meses de su mandato iban a ser fáciles. Pero probablemente imaginó que por lo menos sería capaz de disfrutar de sus vacaciones de verano. En cambio, se vio obligado el martes a cancelar sus planes para responder a la última escalada de la crisis del euro que ha envuelto a España, cuyos costos de endeudamiento a 10 años se sitúan en el 6,3%. A pesar del último plan de rescate del euro lanzado hace 11 días. Pocos en España se sorprenderán de este giro de los acontecimientos, aunque la velocidad a la que los mercados de bonos españoles e italianos se han disparado ha causado alarma. Yo estaba en Madrid el día que se anunció el acuerdo y la ansiedad entre los responsables políticos, financieros y hombres de negocios era palpable. Había poca confianza que el nuevo acuerdo del euro marcara un punto y aparte en la crisis. La mejor esperanza es que se podría ganar suficiente tiempo para la elección de un nuevo gobierno que pudiera recuperar la confianza de los mercados, lo que ya no parece probable. El contraste con la anterior visita a la capital española en junio de 2010 durante un episodio previo de estrés del euro ha sido sorprendente. Entonces, la actitud de que España poseía los medios y la capacidad para hacer frente a sus propios problemas era mucho más optimista. Durante el año siguiente, el gobierno se embarcó en una serie de duras medidas para hacer frente a la crisis, incluyendo una dura austeridad para reducir el déficit presupuestario hasta el 2,1% para el año 2014 desde un 11% en 2009, y la reforma de las cajas de ahorros, las pensiones y las leyes laborales. Los mercados lo aprobaron: cuando Portugal se vio obligado a buscar un rescate en enero, la rentabilidad de los bonos españoles no se movió. España parecía haberse desacoplado convincentemente de la periferia del euro. Lo que ha cambiado la fortuna de España de manera decisiva ha sido la insistencia de Alemania durante el debate del reciente plan de rescate griego acerca de que deben ser impuestas pérdidas a los tenedores de bonos del gobierno. A pesar de las terribles advertencias del Banco Central Europeo sobre los riesgos de contagio inevitables que esto crearía, Alemania se negó a dar marcha atrás. El mercado concluyó acertadamente que las seguridades de que Grecia es un caso aislado, no valen ni el papel en que están escritas. El resultado ha sido la transformación de la deuda soberana europea en un "rescate de bonos," corriendo el riesgo de nuevas amortizaciones como parte integral de cualquier plan de rescate en el futuro. Para un país como España, luchando por demostrar su credibilidad, esto ha demostrado ser muy perjudicial. La pregunta, en todo caso, es qué puede hacer España para salvar la situación. La crisis de los bonos soberanos ya amenaza con propagarse a otras partes de la economía. Los bancos españoles han sido excluidos de los mercados de financiamiento durante semanas, aumentando el espectro de un crédito reducido y mayores costos del crédito para la economía en un momento en que los hogares y las empresas están tratando de reducir un apalancamiento equivalente al 250% del PIB. Las pruebas de estrés bancario europeo no han tranquilizado a los inversores acerca de que los bancos estén adecuadamente capitalizados o de que las pérdidas en bienes raíces estén reconocidas en su totalidad. Los analistas creen que pueden ser necesarios hasta 50 mil millones de euros de capital del Estado. Del mismo modo, los gobiernos regionales españoles –muchos de los cuales ya están luchando para mantener el déficit presupuestario dentro del límite legal de 1,3% del PIB local, mientras los ingresos fiscales caen– ahora se encuentran luchando para recaudar fondos en los mercados. De conjunto, tienen más de 20 mil millones de euros en bonos para refinanciar este año. Algunos ya han dicho que pueden tener dificultades para pagar a proveedores y empleados. La situación se ha vuelto más compleja, ya que el Partido Popular en la oposición ganó la mayoría de las elecciones regionales a principios de este año, lo que lleva a mayores niveles de desconfianza con el gobierno socialista central en Madrid, que ha descartado cualquier apoyo de liquidez. Un enfrentamiento a finales de este año parece probable. Todo esto se está jugando en el contexto de una desaceleración de la economía global que pone los ambiciosos planes de consolidación fiscal del gobierno en situación de riesgo. El Fondo Monetario Internacional calcula que las previsiones del Gobierno de que la economía crecerá un 2,3% en el 2012 son demasiado ambiciosas, y estima que el crecimiento será sólo del 1,6%. Aunque ha mejorado la competitividad, las exportaciones se han mantenido y los salarios han caído, el crecimiento de la productividad es débil y el desempleo se mantiene en una altísima tasa del 21%. Reformas mucho más duras del mercado laboral son necesarias para poner fin a las prácticas de negociación colectiva de la industria en todo el país y la subida automática de los salarios con la inflación, de modo que las empresas individuales puedan negociar directamente con sus empleados. Los pagos en España por indemnización siguen siendo altos en comparación con los niveles europeos. Es probable que sea demasiado tarde para esperar más del gobierno del Sr. Zapatero. A pesar de que sus esfuerzos fiscales han sido impresionantes, ahora es efectivamente una administración saliente cuyo final vaticinan en gran medida las encuestas. La mayor esperanza de España se encuentra ahora en el líder de la oposición Mariano Rajoy: al igual que las duras palabras sobre el déficit público del Reino Unido por parte del líder de la oposición David Cameron ayudaron a calmar los mercados antes de las elecciones generales del año pasado, es muy posible que si el señor Rajoy estableciera una agenda de reformas audaces y una promesa de ponerlas en práctica rápidamente, incluyendo una recapitalización rápida de los bancos y mucho más duras reformas estructurales para impulsar la competitividad, los mercados le darían de forma similar el beneficio de la duda. El problema es que faltan todavía cuatro meses para las elecciones y no hay hasta ahora ninguna señal de que el señor Rajoy vaya a entregar el mensaje que el mercado quiere escuchar antes de esa fecha. Tras el último giro en la crisis del euro, España puede haber perdido el beneficio del tiempo. Cuando los votantes acudan a las urnas el 20 de noviembre, el destino de España puede haber sido decidido en otros lugares. THE WALL STREET JOURNAL. 3-8-2011 China. Diario del Pueblo La cambiante realidad en Asia y el Pacífico Wang Yusheng Algunos medios de prensa internacionales han otorgado un enfoque sensacionalista al concepto de “Asia-menos-uno”, afirmando que se está gestando una “alianza invisible” entre los países vecinos de China para prevenir una “invasión china”. Incluso han llevado a cabo una discusión sobre el tema y han planteado una serie de preguntas como, por ejemplo, “porqué” y “cómo debe responder China”, así como el papel que ha desempeñado y debe jugar EEUU en la región. Los conceptos de “Asia-menos-uno” y de “alianza invisible” pueden parecer nuevos. Pero son solamente una variante de los tópicos de la “OTAN asiática” bajo nuevas circunstancias. Vivimos en una época en que el desarrollo y la globalización acelerados han cambiado todos los aspectos de las relaciones internacionales y geopolíticas. La relación entre China y EEUU no es similar a la que mantuvieron en su momento EEUU y la otrora Unión Soviética durante la Guerra Fría. Además, el impacto de la política diplomática armoniosa de China es tal que las relaciones de ésta con sus vecinos mejora cada día, como se desprende de las afirmaciones en la prensa de EEUU, según la cual “ningún país desea aliarse con EEUU para ponerse contra China”. China y los estados miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ANSEA) otorgan gran importancia a la cooperación amistosa. Esto hace de la supuesta alianza “Asia-menos-uno” contra China una simple suposición, en el mejor de los casos. EEUU sigue manteniendo su poder, pero ya no es una superpotencia en el sentido estricto del término, y no puede seguir imponiendo su voluntad. Además, EEUU necesita la ayuda y cooperación de China. Después de la visita del presidente chino, Hu Jintao, a EEUU, a principios de este año, el reposicionamiento de la relación bilateral (que es de respeto mutuo y cooperación, así como de beneficio compartido), junto al establecimiento del mecanismo bilateral para la negociación de temas de Asia y el Pacífico, compelen a Washington a ejercer moderación en sus políticas, partiendo de que sepa captar el mensaje de los cambiantes tiempos actuales y se adhiera a los compromisos que ha adquirido. Pero aún más importante es el hecho de que China se mantiene aferrada sin concesiones a su política de independencia y desarrollo pacífico, por lo cual ha desarrollado relaciones amistosas y de buena voluntad con sus vecinos. Según ha ido en notable aumento el poderío nacional integral chino, el liderazgo del país ha hecho esfuerzos eficaces por construir una “vecindad armoniosa”. Al abordar los derechos e intereses marítimos, China aplica una política de protección firme, pero muy moderada y pragmática, dado su apego a resolver los diferendos mediante negociaciones y diálogos amistosos y pacíficos con los países que forman parte de la disputa. Si los países involucrados consideran esta actitud como muestra de la debilidad de China, o perciben en su talante un asomo de miedo a EEUU, a la vez que se esperanzan en aprovecharse de China formando una “alianza invisible”, estarían leyendo el mensaje equivocado y juzgando incorrectamente la posición de China. Tales acciones no sólo irían contra la paz y la estabilidad en la región de Asia y el Pacífico, sino que también socavarían los intereses fundamentales de dichas naciones. DIARIO DEL PUEBLO. 2-8-2011