España y Portugal en el ojo del huracán financiero

«Los gobiernos de la zona euro ni siquiera han vivido cuarenta y ocho horas de descanso. No sólo los mercados de capitales siguen dudando del valor de la ayuda -a pesar de ser masiva- de 110 mil millones concedida a Grecia el domingo para evitar la quiebra, sino que ahora han decidido atacar con violencia a España y Portugal, los otros dos eslabones débiles en el sur de la zona euro. El miedo al temido contagio griego a otros paí­ses de la zona euro está a punto de materializarse, dejando a los lí­deres de la UE en el mayor peligro.»

No se uede excluir lo peor en tanto que se ha instalado la duda en la capacidad de las economías más débiles de la zona euro sobre su necesario crecimiento en los próximos años para poder pagar cantidades inéditas de deuda. La duda permanece sobre Grecia, donde todo el mundo reconoce ahora que el paquete de 110.000 millones de euros, que debería comenzar a ser pagada la próxima semana por los países europeos y el FMI, no será suficiente para cubrir todas las necesidades de financiación del gobierno griego. (LES ECHOS) FINANCIAL TIMES.- . A Grecia se le está pidiendo que haga como América Latina en la década de los ochenta. Eso supuso una década perdida y, al final, los beneficiados fueron los acreedores extranjeros. Además, ¿quién sustituirá a los actuales acreedores? Este plan mantendrá a Grecia alejada de los mercados durante unos cuantos años. Se necesitará más dinero si la reestructuración de la deuda se descarta de forma imprudente. Para otros miembros de la eurozona, el programa evita una conmoción inmediata de los frágiles sistemas financieros. Formalmente, es un rescate de Grecia, aunque encubiertamente estamos ante un rescate bancario. BREAKING VIEWS.- Los inversores no se han detenido en la frontera griega. El contagio es menos racional y más preocupante, porque el temor podría fácilmente llegar a retroalimentarse. Si la deuda portuguesa y española no puede ser vendida a un precio razonable, la UE tendrá que cargar con una serie de rescates que no son fáciles de gestionar. El pánico podría amainar en los próximos días. Pero la insistencia de los inversores de meter estas diversas economías en un único barco sugiere que los encargados de hacer las políticas tienen una tarea por delante más difícil de lo que esperaban. Ese paquete de 110.000 millones de euros puede ser el comienzo de una larga travesía para mantener intacta la zona euro. Francia. Les Echos España y Portugal caen de lleno en la tormenta financiera Catherine Chatignoux El peor escenario podría estar cerca de concretarse. Mientras los gobiernos de la zona euro han decidido prestar 110.000 millones de euros a Grecia para escapar al riesgo de impago de su deuda, ahora es la capacidad de España y Portugal para pagar su propia deuda lo que inquieta a los inversores. Los gobiernos de la zona euro ni siquiera han vivido cuarenta y ocho horas de descanso. No sólo los mercados de capitales siguen dudando del valor de la ayuda –a pesar de ser masiva– de 110 mil millones concedida a Grecia el domingo para evitar la quiebra, sino que ahora han decidido atacar con violencia a España y Portugal, los otros dos eslabones débiles en el sur de la zona euro. El miedo al temido contagio griego a otros países de la zona euro está a punto de materializarse, dejando a los líderes de la UE en el mayor peligro. No han conseguido hasta ahora convencer que la Unión Europea es capaz de gestionar la deuda de sus países miembros más importantes. La maquinaria infernal se ha puesto en marcha de nuevo: los inversores especulan sobre la incapacidad de España y de Portugal para pagar su deuda, empujando al alza las tasas de interés de los bonos gubernamentales a 10 años –a 4,09 % para Grecia y 5,4% para Portugal–, mientras que las Bolsas de Madrid y Lisboa han acusado el golpe y el euro se arrastra hacia abajo. Por una vez, ¡las agencias de calificación no tienen nada que ver! Las tres han negado ayer su intención de degradar la calidad de la deuda de Portugal y España. Esta última es actualmente la más alta de Fitch y Moody’s, mientras que Standard and Poor’s la semana pasada bajó la calificación de AA + a AA, debido a su "preocupación por la situación presupuestaria." Por la mañana, los rumores en el mercado de que Madrid podría solicitar una colosal ayuda financiera (280.000 millones de euros) han contribuido a la confusión. El FMI y el Primer Ministro, José Manuel Rodríguez Zapatero ha negado los rumores. "Es una locura decir esto, estos rumores son intolerables", comentó el segundo, de Bruselas, donde asistía a una reunión en el Parlamento Europeo. "Confío en la fuerza de la solvencia de las cuentas públicas de nuestro país y nuestra capacidad de tener una recuperación económica", agregó. El Secretario General de la OCDE, Angel Gurría salió en su defensa declarando en Roma que la comparación de España y Portugal con Grecia "no refleja la realidad." El nivel de endeudamiento (en relación con el PIB) es aproximadamente la mitad en comparación con Grecia, el 53,2% en 2009 frente al 115% en Grecia, aunque el déficit público se ha deteriorado gravemente, alcanzando el 11,2% del PIB debido a la crisis económica. ¿Serán suficientes estas garantías para restablecer la calma en los mercados provocada por la gestión aproximativa de la crisis griega? No se puede excluir lo peor en tanto que se ha instalado la duda en la capacidad de las economías más débiles de la zona euro sobre su necesario crecimiento en los próximos años para poder pagar cantidades inéditas de deuda. La duda permanece sobre Grecia, donde todo el mundo reconoce ahora que el paquete de 110.000 millones de euros, que debería comenzar a ser pagada la próxima semana por los países europeos y el FMI, no será suficiente para cubrir todas las necesidades de financiación del gobierno griego. Para obtener el apoyo del Parlamento alemán, que votará el viernes la ayuda a Grecia, el ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, obtuvo ayer de los bancos alemanes que hicieran un gesto a Atenas. Por su parte, los bancos franceses se han comprometido a mantener su exposición a Grecia, según fuentes bancarias. En cuanto al FMI, se reunirá el domingo para discutir el paquete de ayuda de 40.000 millones de dólares anunciado en favor de Atenas. Stiglitz, pesimista sobre el euro El premio Nobel de economía Joseph Stiglitz ha predicho ayer en la BBC 4, el posible fin del euro. "Cuando hemos visto lo difícil que ha sido que Europa adopte una posición común para ayudar a un país muy pequeño, nos damos cuenta de que si un país más grande tiene dificultades, es previsible que Europa lo tenga aún más difícil." "La esperanza de que (la ayuda) aliviará las presiones especulativas, probablemente carece de fundamento. […] En el largo plazo, como los problemas institucionales fundamentales seguirán estando, los especuladores […] volverán a tener días de fiesta." Si Europa "no resuelve sus problemas institucionales fundamentales, el futuro del euro puede ser muy breve. En Europa no existe el marco presupuestario necesario para hacer que la Unión Monetaria sea un éxito." LES ECHOS. 5-5-2010 Reino Unido. Financial Times El rescate a Grecia es sólo el principio Martin Wolff A grandes males, grandes remedios. Después de meses de retraso, la eurozona ha presentado un enorme plan de ayudas para Grecia. Al contar con la intervención del FMI, a petición de Alemania, se han obtenido algunos recursos extraordinarios y un mejor programa. Pero, ¿funcionará? Por desgracia, tengo mis dudas. ¿En qué consiste el programa? En términos generales, es una ayuda de 110.000 millones de euros, el equivalente a algo más de un tercio de la deuda pendiente que tiene Grecia. El FMI aportará 30.000 millones de euros de esa cantidad, mucho más de lo permitido en estos casos, y el resto de la ayuda, correrá a cargo de la eurozona. Esto debería ser suficiente para que Grecia no tenga que recurrir a los mercados durante más de dos años. A cambio, Grecia se ha comprometido a poner en marcha un plan de consolidación fiscal del 11% del PIB en un plazo de tres años, con objeto de alcanzar un déficit del 3% para 2014, frente al 13,6% registrado en 2009. Grecia prevé ahorrar 30.000 millones de euros con su plan de austeridad, que incluye recortes salariales y de las pensiones, una posterior congelación salarial durante tres años y la supresión de las pagas extraordinarias. Las medidas fiscales reduciría el déficit en 4 puntos porcentuales del PIB. Aún así, las previsiones apuntan a que la deuda pública supere el 150% del PIB. En los aspectos más importantes, el programa es mucho más realista que su predecesor intraeuropeo. Atrás quedaron los sueños que auguraban una suave contracción de la economía en 2010, a la que seguiría un nivel de crecimiento estable. El nuevo programa contempla una caída acumulada del PIB que ronda el 8%, aunque esas expectativas no son, ni mucho menos, precisas. Además, el plan anterior se creó contando con que Grecia reduciría su déficit presupuestario a menos del 3% del PIB a finales de 2012. El nuevo ha pospuesto ese objetivo hasta 2014. Merece la pena destacar otros dos aspectos del nuevo programa: primero, no habrá reestructuración de la deuda. Segundo, el BCE ha decidido suspender la aplicación del umbral mínimo de rating crediticio aceptado como colateral dentro de las operaciones crediticias del Eurosistema en el caso de los instrumentos de deuda emitidos por el Gobierno de Grecia. Pero ¿se ajusta el programa a las necesidades de Grecia y a las de la eurozona? Sí y no en ambos casos. Comencemos con Grecia. Ahora mismo no tiene acceso a los mercados. Por tanto, la alternativa a este plan de rescate, (con independencia de que se pueda o no poner en práctica) sería la quiebra. El país incurriría en un impago de los intereses de la deuda, pero cerraría su déficit fiscal primario, de entre el 9% y el 10%, de inmediato. Esta situación sería mucho más drástica de la que tendrá Grecia a partir de ahora. Además, su sistema bancario se colapsaría como consecuencia del impago de la deuda. El país hace bien en intentar ganar tiempo para eliminar su déficit primario de forma más gradual. No obstante, cuesta trabajo creer que Grecia pueda evitar la reestructuración fiscal. Supongamos que, de momento, todo marcha según lo esperado. Y pensemos también, que el interés medio de la deuda griega a largo plazo acaba siendo del 5%. El país tendría entonces un superávit primario del 4,5% del PIB, con unos ingresos del 7,5% del PIB dedicados al pago de los intereses. ¿Soportarían los ciudadanos griegos esa pesada carga año tras año? En segundo lugar, incluso las nuevas previsiones del FMI se me antojan demasiado optimistas. Con el duro plan de austeridad que deberá acometer el país, y dada la ausencia de compensaciones en materia monetaria, todo apunta a que Grecia se verá inmersa en una prolongada recesión. ¿Ayudarían en algo las reformas estructurales? No, a menos que aporten una drástica caída de los costes laborales unitarios, dado que Grecia necesitará un aumento prolongado de las exportaciones netas para compensar los ajustes fiscales. La alternativa sería una amplia expansión del déficit financiero del sector privado griego, lo que parece inconcebible. Además, si cayeran los salarios nominales, la deuda superaría las peores previsiones. Como apuntaba hace poco Willem Buiter, economista jefe de Citigroup, otros países con rentas altas, como Canadá (1994-98), Suecia (1993-98) y Nueva Zelanda (1990-94), han emprendido con éxito programas de consolidación fiscal. No obstante, las condiciones de partida eran mucho más favorables. A Grecia se le está pidiendo que haga como América Latina en la década de los ochenta. Eso supuso una década perdida y, al final, los beneficiados fueron los acreedores extranjeros. Además, ¿quién sustituirá a los actuales acreedores? Este plan mantendrá a Grecia alejada de los mercados durante unos cuantos años. Se necesitará más dinero si la reestructuración de la deuda se descarta de forma imprudente. Para otros miembros de la eurozona, el programa evita una conmoción inmediata de los frágiles sistemas financieros. Formalmente, es un rescate de Grecia, aunque encubiertamente estamos ante un rescate bancario. No queda claro, sin embargo, que el plan ayude a otros miembros que también están en el punto de mira. Los inversores bien podrían pensar que la magnitud del plan de rescate de un país pequeño como Grecia y los obstáculos para su aprobación, sobre todo por parte de Alemania, dificultarían enormemente la puesta en práctica de otros programas similares. Podría, por tanto, pensarse que otros miembros de la eurozona no contarán con estas ayudas. Por el momento, ningún país atraviesa una situación tan grave como la de Grecia, aunque algunos tienen ya déficit fiscales insostenibles y su nivel de endeudamiento aumenta a velocidades de vértigo. En este sentido, su situación no es muy distinta a la de Reino Unido y EEUU, pero no cuentan con las mismas alternativas políticas de estos dos países. En resumen, esta historia no acaba aquí. La eurozona ha extraído dos conclusiones: primera, o permite impagos de deuda soberana, por complicados que resulten, o crea una verdadera unión fiscal, con una férrea disciplina y fondos necesarios que respalden los ajustes de las economías en peores condiciones. Buiter es partidario de un Fondo Monetario Europeo de 2 billones de dólares; la segunda conclusión es que, si la eurozona está dispuesta a sobrevivir con una demanda prácticamente paralizada, se abrirá un escenario marcado por una política proteccionista de desinflación competitiva, que dependerá cada vez más de los mercados mundiales. A pocos les gustaría este resultado. La crisis a la que estamos asistiendo no hace más que confirmar la sabiduría de los que siempre pensaron que el euro era un proyecto muy arriesgado. Estas noticias no deberían resultar sorprendentes. Al contrario, podían haberse previsto. El temor a que el hecho de unir países tan diversos aumentaría las tensiones, en lugar de reducirlas, también parece haberse confirmado: no hay más que ver el sentimiento antieuropeo que hay ahora mismo en Alemania. Ahora que la eurozona se ha creado, debe funcionar. El intento de rescate a Grecia sólo es el comienzo de la historia. Todavía queda mucho por hacer como respuesta a esta crisis y para reformar la propia eurozona en un futuro no muy lejano. FINANCIAL TIMES. 4-5-2010 Reino Unido. Breaking Views Inversores frenéticos en la crisis helena Agnest T. Craeg Se suponía que un superrescate de 110.000 millones de euros calmaría los mercados, pero los inversores parecen tan frenéticos como siempre. Su lógica: Grecia todavía tiene que llevar adelante la reducción de costes y debe finalizar la reestructuración de su deuda en cualquier caso. Y temen que la zona euro no tendrá suficiente dinero y fuerza de voluntad para evitar que la crisis se extienda. Los inversores se apresuraron a hacer un juicio el martes, cuando algunos europeos regresaban de las vacaciones del Primero de Mayo. Se pusieron a cubierto en el supuestamente seguro Tesoro de EE UU y el dólar, empujando al euro a un nuevo mínimo. Los bonos griegos fueron golpeados y el coste de la protección de la deuda de España, Portugal e Irlanda fue superior. Las acciones del Banco Santander cayeron un 7%. El problema está centrado aún en Atenas. El rendimiento del bono griego a dos años aumentó alrededor del 14%, a pesar de que se supone que el plan de rescate proveerá a Grecia de financiación para tres años. Los inversores no creen que sea dinero suficiente o están valorando una reestructuración de la deuda antes de que el dinero se agote. Ese miedo es lógico. El plan de austeridad del Gobierno recortará el PIB, mientras que sus deudas continúan amontonándose. Tampoco es especialmente barata la nueva financiación. La tasa de interés del 5% está aún por encima de los niveles de Alemania. El Gobierno griego dijo el martes que había contratado a Lazard para la asesoría financiera, pero negó que esté considerando la reestructuración de sus créditos. Puede ser, pero será difícil de evitar algún tipo de amortización de la deuda. Los inversores no se han detenido en la frontera griega. El contagio es menos racional y más preocupante, porque el temor podría fácilmente llegar a retroalimentarse. Si la deuda portuguesa y española no puede ser vendida a un precio razonable, la UE tendrá que cargar con una serie de rescates que no son fáciles de gestionar. El pánico podría amainar en los próximos días. Pero la insistencia de los inversores de meter estas diversas economías en un único barco sugiere que los encargados de hacer las políticas tienen una tarea por delante más difícil de lo que esperaban. Ese paquete de 110.000 millones de euros puede ser el comienzo de una larga travesía para mantener intacta la zona euro. BREAKING VIEWS. 5-5-2010