Cuando la actividad económica se reanude, numerosos estudios nos acercan a un escenario en España con otros 2 millones de trabajadores más en paro y 600.000 autónomos que necesitarán ayudas.
¿Cómo está afectando la pandemia y la situación de confinamiento a los trabajadores?
Es una situación sin precedentes. El volumen de bajas de cotizantes a la Seguridad Social, despidos o no renovaciones de contrato, y sobre todo de trabajadores afectados por ERTEs, es incomparable con cualquier experiencia pasada. Como siempre, quienes peor paradas salen son las personas de trabajos informales y las que estaban en una situación de precariedad, con contratos temporales, etc. Y todo agravado por una situación inédita como es un encierro en los hogares, que tendrá unos efectos psicológicos porque es un shock emocional del que tampoco tenemos referencia, y que iremos viendo en los próximos tiempos.
Los aplausos de los ciudadanos son un homenaje diario a los trabajadores de la sanidad y de otros sectores…
Esta pandemia y la crisis asociada, está poniendo de relieve -para quien no lo supiera o lo hubiera olvidado- el papel central del trabajo y de la clase trabajadora en el mantenimiento de una sociedad. Y diría más, las actividades esenciales son muchas de las que más se han despreciado, como el cuidado a las personas, los servicios públicos, el comercio de proximidad, etc.
Los trabajadores de SEAT impulsan la fabricación de respiradores en su empresa. El gobierno aprueba un decreto para facilitar la contratación en el campo… ¿Cómo lo ve…?
Son señal de muchas cosas. Primero que España ha perdido tal capacidad industrial que no tiene una garantía de suministros básicos para hacer frente a las necesidades de una pandemia como esta. Esto merece una política estratégica en cuanto salgamos de esta, sobre cómo garantizar un tejido industrial exigible para contingencias sanitarias y de otro tipo. Europa no puede permanecer al margen de ese debate, porque se abre un cambio de paradigma después de décadas de deslocalización de las industrias. El colapso de las cadenas de valor requiere tomar medidas tras la crisis.
Y por otro lado, en efecto, el hecho de que se restrinja la movilidad de trabajadores extranjeros nos ponía en dificultades para afrontar las campañas agrarias, lo que podía llevar a falta de suministro o encarecimiento de alimentos básicos en un momento tan delicado como este. Yo pensé que iba a haber filas de patriotas de la ultraderecha para trabajar voluntariamente en el campo y no tener que proceder a la renovación automática de permisos de trabajo de personas migradas, pero no…
Yo pensé que iba a haber filas de patriotas de la ultraderecha para trabajar voluntariamente en el campo, pero no…
Es cierto, se han tenido que tomar medidas excepcionales para facilitar el trabajo de personas que están cobrando el desempleo en el campo. Hemos presionado para que estos salarios se abonen con transparencia y en una cuenta corriente para evitar que el empresariado se apropie por la vía de los hechos de una parte de esas cuantías. Exigimos el pago de los salarios de convenio y siempre por encima del SMI. Y hubiéramos añadido la regularización de situaciones de migrantes hoy en día irregulares, que se podía haber hecho con suma facilidad y evitaría que o se queden sin trabajar o lo hagan en la economía sumergida. No compartimos en absoluto las formas en que ha actuado aquí el Gobierno.
¿Por qué los sindicatos, y en particular CCOO, están apoyando las medidas que está tomando el gobierno?
En algunos casos apoyamos las medidas porque las hemos propuesto desde el sindicato. En nuestra opinión, las medidas que ha tomado el Gobierno van bien orientadas, aunque distan de ser suficientes y tendrán que completarse.
Esta es una crisis sin precedentes que ha parado la actividad económica en seco. Requiere de dos fases: una de amortiguación del brutal impacto económico. Para eso hay que dotar de rentas a quien las ha perdido y tratar de salvaguardar empleo. Estas son las prioridades de CCOO, y para ello planteamos impulsar la figura de los ERTES a los que se acogerán bastante más de tres millones de trabajadores, que en buena parte hubieran perdido el empleo en otro caso. En esta fase también hay que dotar de liquidez a las empresas, sobre todo a las pequeñas, para que puedan superar el desfase entre gastos fijos y ningún ingreso. En otro caso la destrucción de tejido productivo disparará igualmente la tasa de paro en el medio plazo.
Esto merece una política estratégica sobre cómo garantizar un tejido industrial para contingencias sanitarias y de otro tipo
Y después vendrá la fase de reconstrucción, que será paulatina y exigirá un enorme impulso inversor, con un papel determinante del sector público. Esto nos llevará a un deterioro enorme del cuadro macroeconómico de España, donde si no hay un cortafuegos europeo, podemos volver a un escenario peor que el del 2011: ¿Alguien se imagina que para evitar ataques a la prima de riesgo de la deuda española, se exigieran recortes en sanidad?
El Gobierno hace ese mismo análisis, y por eso hacemos una valoración bastante positiva de las medidas adoptadas. Pero insisto, en las medidas concretas falta mucho por hacer. Sin ir más lejos, hay más de un millón de hogares sin ningún ingreso, y ahí hay que actuar y lo estamos exigiendo.
¿Qué previsiones tiene CCOO sobre la evolución del mercado laboral; los datos no dibujan ya una situación si no dramática muy preocupante?
Es difícil hacer previsiones porque esto no es una crisis económica al uso. Es una brutal crisis producto de una pandemia que no estamos seguros de cómo va a comportarse. En el mejor de los casos, en unos meses habría un efecto rebote de la economía que recuperaría una buena parte del empleo que se está perdiendo, y recuperaría una buena parte de la actividad para quienes se ven afectados por ERTEs.
Pero es que además es una crisis global, con lo que ni siquiera los tiempos de salida de nuestro país van a ser totalmente determinantes para prever la evolución económica, porque otros países pueden llevar secuencias de recuperación distintas. Y tampoco sabemos qué políticas sanitarias llevarán y cómo afectarán a su actividad. Algunas de las principales economías del mundo están gobernadas por esperpentos como Donald Trump o Jair Bolsonaro, que es más que probable que no sacrifiquen su actividad económica por la prioridad sanitaria. Pero no lo sabemos.
¿Por qué el mercado laboral en España va a sufrir especialmente las consecuencias de esta crisis?
Lo que puede ocurrir no es más que la versión elevada al cubo de los problemas estructurales de nuestro modelo laboral. Precariedad, rotación y temporalidad. Cuando hay un problema, las empresas sistemáticamente despiden porque es sencillo y barato. Hicimos un estudio analizando el número de trabajadores que por su antigüedad y contrato tenían todas las papeletas para ser despedidos si no se tomaban medidas para impedirlo. Eran entre un millón y un millón doscientos cincuenta mil. De ellos el 75% temporales. Los datos entre el 12 y el 31 de marzo fueron 900.000 cotizantes menos en la Seguridad Social con un 77% de temporales, que se acercaba mucho a nuestra previsión. Pero insisto, sin los ERTEs el resultado hubiera sido catastrófico. Por ejemplo, todas las personas que no habían alcanzado el periodo de carencia para acceder al desempleo no se hubieran visto beneficiadas por los ERTEs y estarían sin protección alguna.
¿Realmente los ERTEs están blindando los despidos, y en todo caso cómo evitar que no acaben enviando trabajadores al paro o que se aprovechen para rebajar los derechos laborales o salariales?
Conviene tener claro que en España existe el despido libre, salvo en supuestos muy tasados. No gratis, porque hay indemnizaciones, pero sí libre ya que en el despido improcedente es la empresa quien decide si te reincorporas o te vas a la calle con una indemnización un poco mayor (con las antigüedades cortas, la diferencia es minúscula y no desincentiva el recurso al contrato temporal y despido).
Hace falta un ingreso mínimo vital o una prestación de emergencia para más de un millón de hogares
Cuando salgamos del estado de alarma habrá empresas que recuperen la actividad, otras parcialmente y otras que seguirán durante un tiempo indeterminado bajo mínimos. Se trata de adaptar las medidas tomadas para seguir evitando despidos. Los ERTEs no son solo de suspensión de jornada, también de reducción. Y no son solo por fuerza mayor, sino por causas económicas. Se trata de poder renovarlos en función de cada circunstancia, en algunos casos con jornadas reducidas que se vayan incrementando según se reanude la actividad, de seguir haciendo el esfuerzo desde los recursos públicos, pero buscando la corresponsabilidad empresarial en las cotizaciones sociales y en los complementos salariales a la prestación de desempleo. Y eso sí, hay que atreverse a tomar medidas complementarias para evitar los despidos. Sabemos que en eso las patronales son beligerantes, pero tiene que ser la contrapartida al enorme esfuerzo de recursos públicos que estamos haciendo como país.
¿Cómo ve las medidas para los sectores más vulnerables?
Creemos que falta una prestación para las personas que han quedado sin protección alguna y que seguramente estarán por encima del millón de hogares. El ingreso mínimo vital o una prestación de emergencia, pero es necesario hacer algo porque quien ha perdido el empleo y la renta no tiene ninguna posibilidad de recuperarlo en el corto plazo, y la economía sumergida tenía todavía mucha dimensión en España. Las empleadas de hogar es el ejemplo más evidente. Aquellas que trabajaban de forma regularizada han accedido por primera vez a una prestación, pero las que estaban en situación irregular quedan en un limbo, y sin poder cobrar un euro.
Muchos autónomos se consideran excluidos de las medidas del gobierno. Especialmente piden la supresión de la cuota estos meses de confinamiento. ¿Contempla el sindicato unir su defensa a la del resto de trabajadores?
No es cierto que los autónomos hayan sido excluidos. Aquí hay dos problemas. Uno, que la efectividad de muchas de las medidas tomadas tiene todavía que superar un problema no menor: el riesgo de colapso en el aparato administrativo del Estado. Me consta que los/as empleadas públicas del SEPE, por citar unos, están haciendo un esfuerzo inmenso trabajando fines de semana y dándolo todo para que la gente pueda cobrar cuanto antes. Las prestaciones de los autónomos se están gestionando desde las mutuas. Esperamos y pedimos que se tomen todas las medidas para garantizar esos cobros, y si no se quejarán los autónomos y el conjunto de trabajadores, desde luego el sindicato. Estamos dando alternativas en ese sentido.
Pero el segundo problema es que las valoraciones de la asociación ATA, inserta en CEOE, no se corresponde a la realidad. Durante varias semanas ha jugado a confundir desde los medios de comunicación, donde sus declaraciones se han utilizado política y mediáticamente desde la derecha. Las medidas podrán parecer insuficientes pero existen, como, por ejemplo, valora la asociación UATAE.
“No es cierto que los autónomos hayan sido excluidos”
CCOO no comparte medidas de supresión de impuestos o cuotas de manera generalizada. Según la situación de cada sector, habrá que tomar medidas distintas (aplazamientos, moratorias, fraccionamientos de pago, etc.).
Ahora mismo cualquier autónomo/a con trabajadores a cargo se puede acoger a un ERTE que le exime de pagar cotizaciones sociales, así como acogerse a la prestación de cese de actividad si baja su facturación un 75% ¿Debiera ser otra cantidad? Esto es discutible, pero no se puede decir que no hay medidas. De hecho, han solicitado esa cantidad 900.000 autónomos con una concesión casi total de la misma. Ojo con los discursos de bajada general de impuestos o cuotas, que aquí hay quien está preparando el relato económico del “día después”, ante la quiebra ideológica del neoliberalismo que esta crisis comporta.
Los trabajadores de la cultura, especialmente la Unión de Actores y Actrices, se sienten excluidos de las medidas del gobierno y reclaman medidas específicas para el sector…
Este sector requiere medidas específicas porque está caracterizado por una alta precariedad laboral, y una nota propia que es la intermitencia en el trabajo. Por eso apoyamos que se aborde desde el gobierno desde esa perspectiva de la intermitencia. Pero lógicamente como sindicato apoyamos que las ayudas lleguen ante todo a las y los trabajadores de la cultura.
“Cuando pase este drama se va a producir una descarnada pugna ideológica y política”
¿Cómo ve la presión al gobierno para que se levantara la prohibición sobre las actividades no esenciales y la «vuelta al trabajo»?
El decreto que paralizó la actividad no esencial decaía el 9 de abril. No es que se haya levantado nada, es que deja de operar la norma del permiso retribuido y la restricción de actividad. Es un escenario que ofrece muchas dudas. CCOO parte de un mensaje nítido: ningún centro de trabajo -esencial o no- debe trabajar si no está en disposición de cumplir los protocolos de seguridad que se determinen y, obviamente, las normas de seguridad laboral. Y en nuestra opinión, conociendo el tejido productivo de este país, una parte muy importante no lo está.
Deben primar en todo momento los criterios de seguridad pública, y todo lo demás debe subordinarse a esos criterios. Por los trabajadores/as, por el conjunto de la ciudadanía, y para quien lo quiere mirar así, incluso por la economía. Un repunte de los contagios que llevase a un posterior alargamiento del confinamiento o volver a parar actividad el mes que viene, sería el peor escenario.
Tenemos muchas dudas sobre qué va a ocurrir en los miles de centros de trabajo sin ninguna representación sindical, y donde nadie está en condiciones de garantizar el cumplimiento de las normas y protocolos de seguridad. Hemos puesto toda la infraestructura del sindicato a disposición de informar y denunciar estas situaciones.
¿Considera que hay un consenso social sobre cuestiones como que no podrá haber recortes en sanidad como una de las principales enseñanzas de esta crisis?
Debiera haberlo pero no me engaño demasiado. Cuando pase este drama se va a producir una descarnada pugna ideológica y política. Las élites no van a dejar que cale fácilmente la idea de que necesitamos más Estado en la economía, más y mejor sector público, una revisión a modo de auditoría sobre cómo han funcionado los servicios de atención a las personas, tanto públicos como concertados y privatizados, para extraer conclusiones. Todo eso lleva necesariamente a un debate sobre la fiscalidad y la distribución de la renta. El neoliberalismo debiera ser enterrado definitivamente tras esto, pero no va a dar la batalla por perdida, ni mucho menos. Obsérvese el discurso económico de Vox, que es la derecha que no se molesta en disimular, en las convalidaciones de decretos en la sesión del Congreso, Tras su carroñerismo político habitual, si uno se queda en las cuestiones económicas, están en el día después. En salvar a las élites, en su caso además a las más parasitarias e improductivas.
“Es necesario un pacto de Estado para la reconstrucción social y económica desde un punto de vista progresista”
Usted ha declarado que «si la UE no era capaz de dar una respuesta a esta crisis radicalmente distinta a la de 2010 perdería su legitimidad»… ¿Cómo valora el acuerdo a que ha llegado la UE?
El acuerdo solo se podrá evaluar correctamente cuando se llegue a la fase de la palanca inversora que tiene que jugar la UE. No hay que despreciar lo logrado, pero es netamente insuficiente. En principio puede proteger de los ataques especulativos sobre la deuda de los Estados como España (en otro caso, en breve estaremos ahogados), y prevé medidas para dotar de financiación y liquidez a las empresas. Pero solo con eso no sirve, hace falta un enorme paquete de políticas de inversión para remontar la actividad económica.
Creo que la UE se la juega. Aquí ya no va a haber una pugna entre austericidas y el resto. Todos van a hacer políticas de expansión de gasto, keynesianas para entendernos. No nos queda otra. Pero cada uno en su país. Si no hay una respuesta europea, no estamos en la fábula calvinista de la cigarra y la hormiga de 2010-2011, estamos rompiendo un mínimo “demos” europeo. Por eso creo que si la UE falla el proyecto detona. No digo que desaparezca como “club de conveniencia”, pero como espacio político y de legitimidad ciudadana creo que desaparece.
Cuál es su posición respecto a los «pactos de reconstrucción» o “nuevos Pactos de la Moncloa”. ¿Deberían abordarse desde la redistribución de la riqueza frente a «socializar las pérdidas» a través del Estado?
Creo que es necesario un pacto de Estado para la reconstrucción social y económica de España. Tiene que ser político, social e interinstitucional. Con los pactos de la Moncloa no caben muchos paralelismos, más allá de la voluntad política de consenso. Pero en el contenido no tienen nada que ver. Aquello fue un pacto económico para facilitar una transición política, con hiperinflación y un estado sin capacidad fiscal y pésimos servicios públicos. Fue un acuerdo de ajuste interno (que finalmente fue básicamente de ajuste salarial) a cambio del germen de una fiscalidad más moderna y un embrión de los servicios públicos que se fueron abriendo paso en los 80.
Si la UE falla, el proyecto detona como espacio político y de legitimidad ciudadana
Hoy el riesgo es de deflación, con alto paro y necesidad de impulsar la demanda y estimular la economía ante un parón por causas ajenas a ella misma. Con un cuadro macroeconómico muy deteriorado y con una nueva visión -espero- sobre el valor de lo común, lo público y lo colectivo, que debiera generar el consenso en términos interesantes desde un punto de vista progresista. Esa es su fortaleza y debilidad. La debilidad me refiero, obviamente, porque no soy optimista respecto a la actitud de la derecha política. Nunca ha habido un pacto con la derecha en la oposición, y más difícil aún para afrontar medidas que distan mucho de su dogma económico.
Respecto al sector financiero, no me quedaría ahí (que obviamente hay que exigirles que se corresponsabilicen de la situación tras haber sido rescatados desde presupuestos públicos). Creo que no van a pasar muchas semanas hasta que se empiece a hablar del rescate y la nacionalización de empresas y sectores que no están en condiciones de abordar un parón largo de actividad, son estratégicos y bandera de varios países.
¿Deberán abordarse en esos pactos los cambios en la reforma laboral que ahora la CEOE se niega a negociar?
En esos pactos habría que incluir una revisión del modelo laboral español y con él la reforma laboral.
El empresariado va a hacerse fuerte en la máxima ignaciana de “en tiempos de zozobra no hacer mudanza”. Pero creo que toca afrontar una agenda reformista desde un paradigma distinto al neoliberal, que ha sido tan hegemónico desde hace décadas.
californiagrill.cessecure.com dice:
Enjoyed the photos, i really like the one of this image, perfect. http://avtoshkola.wyksa.ru/foto/detail/2/4.html
ANARKOÑ dice:
Y MIENTRAS, CON EL SILENCIO SINDICAL Y LA AQUIESCENCIA DE LOS SINDICATOS BIEN REMUNERADA….
¿Y los podemeros en el Trono qué están haciendo? Te lo digo: están transformando el sistema clásico de relaciones Capital-trabajo, tradicionalmente fundamentado en el salario, cambiando ese sistema por un nuevo sistema mixto basado en la legislación en pro de dar complemento con pagas y subvenciones. Y en concreto, el nuevo planecito es:
Micro-salario de mierd…. + paga de renta mínima garantista = Oxígeno para las empresas porque ya no pagarán salarios normales (no me extraña, puesto que el propio Estado caciquil ha destruído cualquier perspectiva de funcionamiento empresarial normal en la medida en que ha destruido las posibilidades de consumo y de demanda agregada; de manera que los salarios no pueden ser normales porque el capitalismo tampoco es normal aquí en España, es decir, en el feudo de CaciquEstado. Las empresas en el fondo no son las responsables: han matado la actividad empresarial normal y el parche estatal es ahora desahogar los gastos empresariales salariales complementando su miseria con otra miseria de apoyo: la renta mínima.
Micro-salario de mierd…. + paga de renta mínima garantista = Esclavitud poblacional, cuyo estómago y malvivir no dependerán ya de su capacidad de trabajo (fuerza de trabajo que tenemos todos), sino que a partir de ahora dependerá de pasar por el embudo del CONTROL DE CALIDAD CACIQUIL. Si eres «malo», CaciquEstado te quitará hasta el tuétano.
Micro-trabajillos en «negro» + paga de renta mínima garantista = el test piloto, aplicado en la musulmanía magrebí y medioriental, ha demostrado su buen funcionamiento = Población ya testada, con subvenciones inyectadas + complementillos de chanchullos, trapicheos y trabajillos para ganarse el sobre-sueldo más allá de la subvención recibida por triplicado solapándose de la mano de varias administraciones (española, municipal…).
SOLUCIÓN CACIQUIL = UNA NUEVA ECONOMÍA NEGRERA EN TODA REGLA, DONDE NO HABRÁ APENAS TRABAJO NORMAL NI TRABAJADORES ASALARIADOS, SINO UNA MEZCLA DE PACKS DE RENTA MÍNIMA PARA CONTROLAR LA ADHESIÓN POLÍTICA Y GARANTIZAR EL CLIENTELISMO DE LOS TRABAJADORES, CONVERTIDOS EN ESCLAVOS, MÁS MICRO-SUELDOS PARA LA HOLGANZA DEL GRAN CAPITAL Y LA SUPERVIVENCIA BÁSICA DE LAS PYMES.
PRODUCCIÓN DE SUBTRABAJADORES Y DE SUBSUBTRABAJADORES, LIGADOS AL ESTADO COMO AL PAQUETE DE VÍVERES EN VENEZUELA.
IGUAL A… ESCLAVOS TODOS, PYMES, MICROEMPRESAS Y TRABAJADORES (AUTÓNOMOS Y «ASALARIADOS», POR LLAMARLES DE ALGUNA MANERA A ESTOS ÚLTIMOS).
Manuel dice:
Es lo que tiene tratar las personas como cosas, meros consumidores. Te dicen que siempre ha habido ricos y pobres. También rateros, asesinos, violadores y no es correcto, ni humano. El beneficio de unos pocos a costa de la miseria de muchos. Nada nuevo. Tienes o no tienes, más antiguo que el meao
anarkoÑ dice:
Cierto: y, de todos modos, no tan antiguo. No siempre hubo ricos y pobres. Había rateros, pero no importaba, en la medida que la fortaleza social podía encajar sus villanías. Se asesinaba, cierto, pero por imperativo mercantil: fuera de la comunidad, había competencia. Combatir y competir comparten etimología. Hasta la guerra era, en aquel entonces, inseparable de todo un ceremonial donde, de paso, se afirmaba que la comunidad de bienes (repito que dentro de la comunidad primitiva) significaba la paz y la fraternidad. Más aún: el autopensarse integrado, por fusión, con el autopensarse comunidad.
anarkoÑ dice:
No solamente capacidad industrial, sino interrelaciones industriales. A día de hoy parece mentira afirmar que la provisión de producto social se juega en el terreno de una península minúscula. Se juega en la política llevada a cabo en esa Península y desde ella, cosa muy distinta. Definitivamente el pasado pesa como una pesadilla sobre el razonamiento en el presente. Ha llovido mucho.
De todos modos, tiene bemoles decir que «España ha perdido», como si se tratara de una entidad metafísica. Perdón, pero los sindicatos de Estado son parte del Estado en España. ¿Algo que decir al respecto de esa «pérdida» que parece sorprender como acaecida de un momento a otro al sindicalista? Definitivamente, el positivismo es la cosificación de las relaciones en «cosas que pasan».