Cien mil. Cien mil. Cien mil personas.
Cien mil manifestantes -según la Delegación de Gobierno, es decir, calculados de manera conservadora- salieron a las calles de Madrid, congregándose en puntos clave como el Paseo del Prado, Atocha, Gran Vía, Callao y Neptuno, para apoyar a Palestina. Para denunciar el Genocidio en Gaza. Para protestar contra la participación del equipo Israel – Premier Tech, que forma parte de la «Hasbara», la estrategia planificada de blanqueamiento de imagen de ese país.
Junto a los madrileños, a lo largo de las tres semanas de competición, miles y miles y miles de personas se han movilizado -de forma ultramayoritariamente pacífica- por Palestina. En todas las regiones de la carrera. En las ciudades y en los pueblos. En Cataluña y en Galicia, en Valladolid y en Euskadi, en Zaragoza y en Asturias, en Cantabria y en Navarra. Dando visibilidad mundial al rechazo a esta barbarie, a un genocidio que todos los días acribilla nuestros ojos, y masacra a dos millones de gazatíes.
Una nueva causa justa nos ha unido nuevamente, galvanizándonos como pueblo. Y ha ganado Palestina, ha ganado España y también la humanidad.
Pero las movilizaciones de La Vuelta son apenas un botón de muestra. Porque allí donde miremos, veremos ejemplos de la enorme, variada y diversa movilización que la sociedad española está haciendo a favor de Palestina, en contra del genocidio en Gaza. Acciones por doquier que trituran el miope clima de opinión de «nadie hace nada».
Una heroica expedición humanitaria -la Global Sumud Flotilla- navega hacia la Franja de Gaza. En ella participan más de 60 barcos de 44 países, con más de 300 tripulantes entre los que hay destacados activistas, artistas, periodistas, diputados y médicos. La Flotilla salió de Barcelona, aclamada por miles de personas. Pero simultánea y simbólicamente fue despedida por otros tantos miles en puertos como Valencia, Cartagena, Gijón o Gran Canaria, o en las playas de Vigo o de Puerto Real, en Cádiz…
Días después llega la noticia. Dos ataques con drones a la Flotilla. La respuesta es inmediata. Convocados por PararLaGuerra y otros colectivos, más de mil personas se concentran ante la embajada de Israel en Madrid: «¡La Flotilla No se Toca!». Protestas como éstas se suceden en toda España, llenando plazas como la de Cartagena, en Murcia.
Llega septiembre, pero muchos alumnos y profesores tienen a Palestina en la retina. “No puede empezar el curso con normalidad”. Y así comienza un encierro de estudiantes, docentes y personal universitario de la Universitat Politècnica de Valencia en La Nau, sede histórica donde empezó la enseñanza superior en la ciudad.
Allí donde miremos, solidaridad, acción, protesta. Por Palestina. Contra el genocidio. Denunciando a Netanyahu y a Trump, o la complicidad de una parte de los gobiernos europeos.
Un gigantesco y trasversal movimiento social recorre España, colocando a nuestro país y nuestro pueblo en el lado correcto de la historia. Con los oprimidos y contra los agresores y genocidas imperialistas.
España con Palestina. Una y mil veces.
