Yo tengo cien, y usted no tienen nada. Hagamos una media, y concluiremos que ambos poseemos 50. Así funcionan algunas estadísticas económicas para ocultar el indignante abismo social entre una ínfima minoría de ultraprivilegiados y la aplastante mayoría de la población. Según un informe presentado por la Fundación de Cajas de Ahorros, la renta per cápita española ha caído en 600 euros. Cada español disponemos de menos dinero a causa de la crisis, con lo que toca apretarse el cinturón. Pero al mismo tiempo veía la luz otro informe donde se desvelaba que los altos directivos del selecto club de bancos y monopolios del IBEX-35 se han subido el sueldo un 11%, disfrutando de salarios que alcanzan los cinco o seis millones de euros anuales.
La érdida de poder adquisitivo que refleja el descenso de la renta per cápita española es dramática para la mayoría de familias. Éstas, que basaban parte de su riqueza neta en la expansión del ladrillo, han visto como el valor de sus inmuebles se ha desplomado hasta un 20% en apenas un año. Es sangrante para los parados, incrementados en más de un millón durante el último año. De los 13 millones de desempleados que hay en la Unión Europea, 3.605.402 son españoles. Informes europeos advierten de que en los próximos meses podría repuntar seriamente la proporción de personas desempleadas en situación de pobreza, que era el 37% en 2007. De hecho, España es el segundo país de la Unión Europea con un mayor porcentaje de población en riesgo de pobreza, el 20%. Una cifra sólo superada por Letonia con el 21%. Pero también existe otra realidad, muy diferente a la que sufrimos los trabajadores, autónomos o pymes. Los altos directivos de Banesto se han subido el sueldo un 37%, pese a que el resultado del banco sólo avanzó en un 2%. En BBVA, los altos ejecutivos cobraron un 10,6% más, mientras que el beneficio se desplomó un 18%. En Iberdrola, el consejo de administración ha aumentado su nómina un 23%. Los “salarios” de estos hiperprivilegiados provocan una oleada de indignación social. Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, cobra 6,5 millones de euros, Francisco González, de BBVA, y Cesar Alierta, de Telefónica, 5,3 millones de euros, Ana Patricia Botín, de Banesto, tres millones… Y estas cifras siguen siendo engañosas. En realidad, ellos cobran mucho más. Los “ingresos atípicos”, no están contabilizados en este informe. Y en él se incluyen, por ejemplo, los 72 millones de euros de fondo de pensiones del presidente del BBVA, o los 2.500 millones de pesetas de “jubilación” de los consejeros del Santander. Sumando todos sus ingresos, el presidente del BBVA cobra 19,7 millones de euros, 1.959 veces el salario de 2,5 millones de trabajadores, que apenas supera los 800 euros. ¿Cómo que todos los españoles hemos perdido 600 euros de renta? Los hemos perdido los trabajadores porque nos lo ha quitado ese ínfimo sector de ladrones hiperprivilegiados. Ya va siendo hora de redistribuir las rentas imponiendo un severo recorte de los sueldos de altos directivos de bancos y monopolios.