Loli Garcí­a - CCOO

«Es el momento de poner la unidad por delante»

Loli Garcí­a secretaria de Empleo de CCOO Euskadi

¿Cómo valoráis el resultado de la huelga y las manifestaciones? Porque en los medios se ha valorado como fracaso, muy tibiamente o separando la asistencia incontestable de las manifestaciones, del resultado de la huelga.

Existe una manipulación informativa muy importante, y desde los medios de comunicación vinculados a poderes económicos han intentado mermar la movilización y la huelga general. Con el paso del tiempo eso ha ido en aumento, con un sistema de ocultación de la realidad importante.

El éxito de la huelga ha sido rotundo, nadie lo puede negar. La industria ha parado y los servicios de transportes también. Desde luego todo lo que tiene que ver con la producción hizo huelga. Quizás en el sector público ha tenido una menor repercusión, sobretodo en el sanitario, porque en el sector educativo el paro ha sido muy importante, y en amplios sectores de la administración. Y ahí los datos son oficiales, facilitados por las propias administraciones. ¿Qué pasa con el pequeño comercio y los autónomos?, aunque también convocamos una huelga de consumo, no son los actores a los que normalmente nos dirigimos cuando convocamos una huelga.

En Euskadi ha tenido menos repercusión porque había dos centrales sindicales que no convocaban, pero los resultados en el resto del Estado son claros, y eso se puede comprobar cuando se pasen las nóminas del mes de noviembre, viendo los descuentos del salario. Y luego está el consumo de energía en las ciudades más importantes, que era como el de un domingo.«Quienes imponen estas políticas en España o en Grecia son los mismos»

Cuando se dice que en la manifestación de Madrid había 35 mil personas… solo con ver las imágenes se puede desmentir a quien hace esa afirmación.

Estáis avanzando en una línea de unidad que se ha fortalecido en esta convocatoria, pero ¿cómo valoráis la respuesta de los sindicatos vascos que no han convocado?

Queremos ser respetuosos con todas las organizaciones, y su respuesta la deben valorar ellos. Una vez dicho esto, nosotros hemos hecho todos los esfuerzos por buscar escenarios de unidad o, por lo menos, de concurrencia en las fechas de las movilizaciones. Ha habido una negativa constante y reiterada a ni si quiera sentarse con nosotros a valorarlo. Creemos que están jugando a otro escenario que no tiene nada que ver con el nuestro, de marcar diferencias en vez de buscar la unidad.

Pero deben ser ellos quienes den las respuestas, cuando han sido unas de las pocas organizaciones progresistas que no han convocado, y las únicas de la izquierda. Más cuando esta convocatoria tenía un carácter específico, y es que por primera vez la Confederación Europea de Sindicatos convoca una movilización general en Europa con una respuesta tan amplia y masiva como la que ha habido. No es entendible, aunque hablen de un calendario diferente para Euskadi. Con la que está cayendo esto solo se explica, como he dicho antes, desde una respuesta poniendo las diferencias por delante de la unidad.

¿La unidad de los pueblos de España, Grecia, Italia, Irlanda, Grecia… es expresión de que nos enfrentamos a un enemigo común, el FMI y Berlín?

Obviamente. Quienes nos han llevado a esta situación no están solo en el Estado español, sino en el exterior, tomando decisiones más allá de lo que conocemos. Y se toman en ámbitos no democráticos, como puede ser la Troika comunitaria, el Banco Central Europeo o el Fondo Monetario Internacional. Hay una fuerte tendencia neoliberal, porque las alternativas no son para salir de la crisis pensando en la ciudadanía, sino en el beneficio de unos pocos. Y aprovechando esto se piensan medidas que recortan las libertades individuales y colectivas.

No es una decisión solo del Estado español. No hay más que ver que la Reforma Laboral es calcada a la que se ha planteado en Italia. ¿Qué pasa, que se han puesto de acuerdo? Quien está imponiendo estas políticas a los gobiernos son las mismas instituciones. Esto es lo que hay que parar.

Los llamamientos y las denuncias, desde las organizaciones hasta los manifestantes, contra la Troika han ido en aumento, llamando, como en Portugal, a “Que se Lixe la Troika”. ¿Está cada vez más claro para la sociedad que las imposiciones vienen de Alemania y EEUU?

Sí, pero lo que hay que defender son las instituciones democráticas, porque esto no es un problema solo de España. No ha habido una UE democrática, sino una Europa basada en el euro. El Parlamento Europeo no toma las decisiones, se toman en otros ámbitos. Hay una crítica a la imposición de políticas por encima de los ámbitos de las instituciones democráticas, a las decisiones tomadas desde la economía en manos de quién está.

Hay que defender la soberanía de España, pero también la de Europa como ciudadanía. Es una institución democrática que no se ha desarrollado y que debe ponerse en marcha.«Esto no se soluciona si no es con la unidad de toda la sociedad»

¿Cómo se puede seguir avanzando en la unidad con sectores democráticos que todavía no se han unido a las movilizaciones?

El drama es tan fuerte y está afectando a todos los ámbitos de la ciudadanía, que es necesario hacerlo. Cuando impulsamos la Cumbre Social lo hicimos con dos objetivos: primero con el de poner de manifiesto que los problemas no son exclusivamente de carácter laboral, sino que son tan fuertes que nos afectan a todos. El deterioro de la enseñanza, de la sanidad, la ley de enjuiciamiento criminal, los gastos para poder acceder a la justicia, el recorte en las libertades, el cuestionamiento del derecho a manifestarse, los desahucios, el derecho a la vivienda… son tantas cosas de una política que pretende cargarse los derechos y el Estado de Bienestar europeo. Contra esto es contra lo que hay que rebelarse, y esto no se puede hacer solo desde el ámbito de los trabajadores, o de los afectados por las hipotecas, o de los ecologistas… hay que sumar fuerzas porque el ataque es tan fuerte que es necesaria una respuesta conjunta de toda la ciudadanía, organizada y no organizada.

Y, en segundo lugar, para poner en valor nuestro escaso y poco desarrollado sistema democrático. Tampoco compartimos el ir contra todo, porque podemos cuestionar las políticas y los políticos, pero no la política, si no nos estamos cuestionando uno de los pilares fundamentales del derecho democrático. Por desgracia la democracia está tan devaluada que votar cada cuatro años no es suficiente, por eso exigimos un referéndum, y por eso la respuesta solo la podemos dar desde la calle y la movilización. Planteando alternativas desde antes de que las instituciones y los partidos reconocieran esta crisis. Lo que está claro es que con estas políticas no se sale, se ahonda en la crisis, y no se va solucionar si no es con la unidad de toda la sociedad, el único mecanismo democrático con el que poder hacerlo.