El decreto ley aprobado por el Consejo de Ministros el pasado 8 de marzo obliga además a guardar esos datos durante cuatro años y tenerlos a disposición de los trabajadores, los sindicatos y la Inspección de Trabajo.
Con este decreto se pretende acabar con una de las plagas de la precarización que recorren el mercado laboral y que las diferentes reformas laborales, lejos de atajar, han tapado, a saber: los millones de horas extraordinarias que se hacen y no se pagan ni se compensan con tiempo de descanso.
Según los datos aportados tanto por la EPA como por la Contabilidad Nacional del INE, en España se han trabajado en los últimos cinco años entre 2,4 y 3,9 millones de horas extraordinarias no pagadas ni compensadas cada semana, equivalentes a entre 60.000 y 97.500 empleos de jornada completa, que a su vez generan la pérdida de varios miles de millones a Hacienda y la Seguridad Social.
Para los sindicatos la nueva ley mejora la posición de los trabajadores, que tendrán una herramienta para reclamar por el exceso de jornada. “Esta ley aflorará lo que ocurre con los millones de horas extras que no se pagan” y puede contribuir a la creación de empleo, según el secretario de Organización de UGT, Gonzalo Pino. Mientras que desde CCOO, la secretaria de Acción Sindical, Mari Cruz Vicente, remarca “que se notará en la lucha contra la explotación de los trabajadores y el fraude a la Seguridad Social”.
Aunque todos señalan que el reto es garantizar un “registro fiable que no pueda ser manipulado”.
Por otra parte, se abre una nueva situación que sin duda va a tener consecuencias estructurales en el mercado de trabajo, ya que va a influir en las relaciones laborales y en la negociación colectiva sobre cuestiones como “el tiempo efectivo de trabajo”, ¿cómo se van a computar las pausas como el tiempo de bocadillo o atender llamadas personales?…, y otras cuestiones organizativas. ¿Van a utilizar este cambio, por ejemplo, para extender el trabajo por objetivos?
Con esta ley se abre una puerta para luchar contra la precarización y la lucha contra la superexplotación por las horas de trabajo no pagadas. Pero habrá que estar muy atentos, la organización de los trabajadores y los sindicatos, para que ni la cierren ni la minimicen.