Desde este junio cambia la forma de calcular el precio de la electricidad: se abarata por las noches y fines de semana pero se encarece durante el día de lunes a viernes. La factura subirá otra vez para 11 millones de consumidores. Una nueva vuelta de tuerca en un atraco monopolista sobre el conjunto de la población que parece no tener límite.
Si quiere pagar menos por la luz, no duerma. El precio de la electricidad subirá para la mayoría de hogares durante el día. Tanto la potencia contratada como la energía consumida serán casi un 2.000% más caras en periodo punta (durante las mañanas) que en valle (noches y festivos).
Hasta 11 millones de viviendas estaban acogidas a una tarifa baja que ahora ha desaparecido.
Encubierta bajo una ley que dice buscar un consumo más ecológico, la realidad es otra vuelta de tuerca en el saqueo a las familias.
«Pedir que se desplace el consumo eléctrico a la madrugada es denigrante para los consumidores más vulnerables», denuncia la organización de consumidores FACUA. Tienen toda la razón.
La oportunidad de pagar menos para el consumidor pasa por utilizar la energía eléctrica entre las doce de la noche y las 8 de la mañana o los fines de semana y festivos: en quitarse horas de descanso y sueño para poner la lavadora, planchar, o poner en marcha el lavavajillas. En estas franjas queda fijado el precio más económico.
Llega el verano y el consumo de aire acondicionado durante las horas de más calor será una nueva fuente de beneficios paras las eléctricas con el incremento de tarifa durante el día.
No dejan ni un detalle al azar. Incluso dentro del día hay una franja especialmente cara entre las 10 y las 14 horas. El teletrabajo ha desviado una parte del consumo a las viviendas durante las mañanas y los monopolios de la electricidad no desperdician ni una oportunidad de incrementar sus ganancias. ¿También deben trabajar de noche las personas que ejercen su profesión desde casa?
Para acabar de tratarnos como súbditos, la Comisión Nacional del Mercado (CNMC) nos amenaza: los consumidores deben tener «comportamientos eficientes» y así se «reducirá la necesidad de llevar a cabo nuevas inversiones en redes», que, claro nos trasladarían al recibo mensual… O dicho de otro modo, a los monopolios que ganan miles de millones no les pedimos que inviertan para abaratar el trasporte y almacenamiento de la electricidad y así poder suministrar más barato las 24 horas del día; pero a los consumidores les hacemos culpables del precio de la luz más caro de Europa.
Con esta nueva tarifa por horas se produce un saqueo especialmente ensañado con las familias de menores ingresos. Las que carecen de equipamiento para acumular luz durante la noche en sus calefacciones, los que tienen equipos menos modernos y que consumen más, o quienes viven en viviendas peor aisladas.
En 2019 el Acuerdo de gobierno PSOE-Unidas Podemos prometía un precio más bajo para los primeros kilovatios hora (kWh) de energía consumida. Pero donde dije digo, digo Diego, y a la hora de redactar la ley se han plegado totalmente a los intereses del lobby de la energía.
Un cuarteto de grandes monopolios que saquean a las familias y las empresas con total amparo legal: usando infraestructuras públicas privatizadas (red eléctrica, saltos de agua y embalses), por las que pagan alquileres irrisorios; recibiendo compensaciones que les garantizan siempre ganar (déficit de tarifa sumado en la factura), pagándoles los costes de contaminación que generan (almacenamiento de residuos nucleares); facilitándoles beneficios extraordinarios (sistema de subasta eléctrica por el que la energía la compran más barata según las fuentes de origen: eólica, solar, carbón, gas, nuclear…) pero la pueden vender toda al precio más alto pagado por una de ellas; y legislando una y otra vez protegiendo su monopolio.
La nacionalización de los monopolios de la energía es la medida que acabaría con este saqueo, con este refugio donde se concentra un pequeño núcleo de la oligarquía española que vive del saqueo a la mayoría. Un sector donde se ha hecho habitual además el inmoral retiro de relevantes políticos en sus consejos de administración con sueldazos millonarios, sellando sin tapujos una visible relación de estrecha servidumbre.
Y con el agravante de que se ha dado el peligroso paso de permitir la entrada masiva de capital extranjero (ya mayoritario en algunos Consejos de Administración como Enel-ENDESA) en un sector estratégico para el país.
Con los beneficios que obtienen estas compañías en manos del Estado se podría abaratar el IVA sobre la factura eléctrica como ha hecho por ejemplo Portugal, sin ir más lejos.
Nacionalizar la mayor parte del sector eléctrico tampoco sería ninguna medida extrema. Hace apenas 20 años el grueso del sector era público. Lo que fue extremo fue su privatización.