El pasado 9 de abril, el secretario de Defensa norteamericano, Chuck Hagel, solicitaba su homólogo español, Pedro Morenés, la autorización para instalar en la base militar de Morón de la Frontera una «fuerza de reacción rápida» compuesta por 500 marines. Menos de 15 días después, el gobierno de Rajoy ya ha dado su visto bueno a la «petición» norteamericana. Amparado en la sombra por un Rubalcaba que era vicepresidente cuando Zapatero aceptó la instalación en Rota del escudo antimisiles.
EEUU está reduciendo sus tropas en Europa para concentrarse en el Pacífico, dirigiendo especialmente su atención hacia China.
¿En toda Europa? No. Precisamente en España, lejos de reducir su presencia militar, Washington la incrementa permanentemente. «El grado de sumisión de la clase política española parece no conocer límites. Y en eso coinciden tanto Rajoy como Rubalcaba o Zapatero»
Ahora el Consejo de Ministros ha autorizado el despliegue de hasta 500 marines y ocho aviones de transporte de Estados Unidos en la base de Morón de la Frontera (Sevilla) durante un año.
Que dependerá del Mando de los EEUU para Africa (Africom), y cuyo objetivo es intervenir en el norte de Africa y el Sahel, para asegurarse que los nuevos regímenes surgidos tras la “primavera árabe” incrementan el dominio norteamericano.
Y que está diseñada para entrar en acción ante crisis como la destada con el asalto al consulado estadounidense de Bengasi (Libia), que se saldó con la muerte del embajador. Entonces, Washington recurrió a una pequeña unidad de operaciones especiales destacada en Rota. Ahora dispondrá de una base todavía mayor en Morón.
Hace menos de un año, Zapatero concedió otro “regalo” a EEUU. Antes de abandonar la Moncloa autorizó la instalación en Rota de cuatro destructores y 1.100 efectivos, para desplegar el “escudo antimisiles”, símbolo de la era Bush que Obama se está encargando de ejecutar.
El grado de sumisión de la clase política española parece no conocer límites. Y en eso coinciden tanto Rajoy como Rubalcaba o Zapatero.
No sólo aceptan todos y cada uno de los recortes ordenados por el FMI, sino que también nos encadenan, todavía más a la maquinaria militar norteamericana, violando la soberanía nacional.