El retorno de Trump a la Casa Blanca supone un cambio drástico en las relaciones trasatlánticas, imponiendo un salto en el saqueo y en la degradación sobre unos países europeos a los que trata como vasallos, cuando no como siervos.
Pero para España el proyecto de Trump es especialmente agresivo. Dado que nuestro país es un eslabón débil de la cadena imperialista, y dado que los principales nódulos de la oligarquía española han decidido alinearse completamente con los planes del trumpismo, el proyecto de dictadura hegemonista sobre España supone un salto cualitativo en las imposiciones del hegemonismo.
Un agresivo proyecto que -aunque se enfrenta a la resistencia de un potente viento popular- ya está avanzando, dando zarpazos con una virulencia que está provocando sacudidas y cambios en la situación nacional.
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No es «más de lo mismo»
No, no estamos ante «más de lo mismo». No estamos ante una continuación, con «algunas vueltas de tuerca» del proyecto de saqueo y degradación que EEUU lleva imponiendo a España desde 2010. Cualquier idea de «continuidad», o de «intensificación cuantitativa» borra el antagonismo, la extrema gravedad de lo que supone para nuestro país y nuestro pueblo el proyecto de dictadura hegemonista mundial de Trump.
No estamos ante un mero avance en el proyecto de saqueo y degradación impuesto desde 2010. Las necesidades globales de la superpotencia son mayores, y exigen mucho más a los países dominados, como España.
La mayor agresividad de la superpotencia implica un salto cualitativo, que se traduce en:
- Imponer un enorme salto en el saqueo exterior y el expolio de las riquezas nacionales. Aumentando los tributos directos a pagar a Washington e incrementando el control del capital norteamericano en España. Sufragado con un mayor atraco sobre el 90% de la población.
- Romper barreras y resistencias que estaban pactadas para garantizar la “paz social”: salvaje aumento del gasto militar, ofensiva para privatizar servicios esenciales, pensiones y sanidad, quebrando el Estado del bienestar.
- Un modelo social más reaccionario e insolidario: ataque frontal a los trabajadores inmigrantes, enfrentamiento entre el pueblo -jóvenes contra pensionistas…-.
- Un modelo político donde se reduzca drásticamente la influencia del pueblo y se eliminen las concesiones sociales a la izquierda.
- Una degradación de la vida nacional, que alimente a una ultraderecha extremadamente proyanqui.
- Un mayor alineamiento militar e intervención política del hegemonismo. Exigiendo, además del rearme y del 5% del PIB en gasto militar, un encuadramiento total frente a China o los BRICS.
EEUU encuentra serias resistencias a la ejecución de este proyecto, principalmente por la influencia del pueblo. Por eso debe someter al país a agudas y continuas sacudidas.
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Este ultra agresivo proyecto hegemonista ya está empezando a ejecutarse.
Vamos a sufrir un mayor expolio de la superpotencia. Ya se ha firmado la subida de aranceles al 15%, y la obligación de invertir más dinero en EEUU. Se ha aumentado el gasto militar al 2% del PIB y se exige cumplir con el 5%, dinero que irá a parar al complejo militar industrial yanqui. La compra de gas norteamericano se ha multiplicado por siete, y se ha pactado que sea mayor. El CEO de BlackRock afirma que España es “su mercado preferido” y fondos norteamericanos copan más sectores clave. Capitales yanquis son ya los mayores caseros de España, avanzan en el sector sanitario o turístico, son ya los nuevos terratenientes en el campo…
En el plano militar quieren que cuadrupliquemos el gasto bélico al servicio de la superpotencia. Rota y Morón son empleadas para apoyar a Israel o bombardear Irán. Y fragatas y aviones españoles están en las costas chinas.
La Cámara de Comercio de EEUU en España defiende que el aumento del gasto militar se haga “a expensas del Estado de bienestar”. Arremeten con más fuerza contra las pensiones públicas para privatizarlas. Y se atreven a afirmar que el modelo de sanidad púbica, universal y gratuita “será insostenible”. Francia, aprobando recortes de 40.000 millones, o Bruselas, con un acuerdo comercial que supone un gigantesco trasvase hacia EEUU, y con un presupuesto que quintuplica el gasto militar y elimina partidas sociales, señalan el camino que EEUU nos exige.
Buscan una derechización del modelo social. Aterrorizando a los trabajadores inmigrantes para imponerles una mayor explotación. Enfrentan al pueblo bajo las banderas más insolidarias, difundiendo bulos como que los pensionistas viven a costa de los jóvenes.
Y quieren implantar un modelo político donde sus mandatos se cumplan al completo. Ya no quieren permitir ninguna concesión social. El hegemonismo ha “prohibido” la presencia de fuerzas a la izquierda de la socialdemocracia en el gobierno. Busca minimizar la influencia política del viento popular y patriótico. Y fortalecer a la ultraderecha, representada por Vox, como ariete de los aspectos más agresivos y proyanquis.
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Para imponernos sus más agresivos mandatos, el hegemonismo debe degradar a España.
- Externamente, EEUU nos ataca públicamente. Trump señala que “España es siempre el problema” y amenaza con quebrar nuestra economía. Mientras la UE rebaja el peso de España: vetando la candidatura española a dirigir el Eurogrupo, recortando el último tramo de los fondos europeos, rebajando el papel de los comisarios españoles…
- Internamente se degrada el clima político y social, sembrado una desafección que desmoviliza a amplios sectores. Un clima que alimenta a las alternativas más ultras, directamente vinculadas al hegemonismo.
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Los agresivos mandatos hegemonistas son una grave amenaza para los intereses populares y nacionales.
El salto en los tributos a pagar a la superpotencia sería financiado con un mayor saqueo contra el 90%. Incrementando el dominio de la burguesía norteamericana sobre nuestra economía.
Quieren un encuadramiento total, acatando las agresiones yanquis y enfrentándonos a China o los BRICS.
Buscan acabar con el Estado del bienestar para “americanizarlo”, reduciéndolo a algo asistencial, y privatizando las pensiones o la sanidad.
Persiguen imponer un modelo político que garantice el cumplimiento íntegro e inmediato de los mandatos del hegemonismo. E implantar un modelo social hiper reaccionario, al calor de una mayor influencia de la ultraderecha, amenazando también la democracia y las libertades.
El calado de los mandatos norteamericanos supondría un antes y un después, si consiguen imponerlos.
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El (oculto) factor que permite avanzar a este agresivo proyecto
El elemento decisivo que permite al hegemonismo norteamericano imponer hoy un salto cualitativo en el saqueo y la degradación es el aumento de su capacidad de intervención sobre el país.
Los actuales planes del hegemonismo nos imponen mandatos antes impensables, desde un rearme salvaje a una ofensiva frontal contra las pensiones. Para comprender por qué pueden hacerlo hay que retroceder a 2010.
Entonces, gracias al salto en la intervención hegemonista, nos impusieron un proyecto de saqueo y degradación, que tuvo desde el principio enfrente a la lucha popular. Entonces dijimos que sus efectos eran “estructurales y permanentes”. Desde entonces el grado de intervención hegemonista ha dado nuevos y sustanciales avances, bajo gobiernos del PP o con gobiernos de progreso. Este es el dogal del que el hegemonismo tira una vez más.
La capacidad de intervención del hegemonismo ha aumentado en todos los terrenos.
En el ámbito militar:
EEUU ha ampliado su presencia en Rota, que junto con Morón son plataformas de agresión de la superpotencia. Alcanzamos un récord en misiones al servicio de EEUU. Pagamos más para mantener el despliegue bélico norteamericano, y EEUU nos obliga a patrullar en el Indo-Pacífico contra China.
En el ámbito económico:
Desde 2009 el porcentaje del Ibex-35 en manos del capital extranjero ha pasado el 38% al 53,2%, y la deuda pública en manos foráneas del 39,3% al 71,1%. El capital de los fondos extranjeros en España alcanza los 1,4 billones. No es una suma de fondos, son nódulos de la burguesía norteamericana, desde JP Morgan a BlackRock.
El capital norteamericano es dominante en vivienda, sanidad, renovables, turismo, agricultura, medios de comunicación… Y el botín que extraen de España se ha duplicado desde 2009, superando los 2 billones de euros.
En el ámbito político:
Nuestra soberanía se ha recortado a través de mecanismos antes impensables: Bruselas aprueba los presupuestos antes que el parlamento, imponiendo límites en gasto social; con el rescate o para recibir fondos europeos se nos ha impuesto desde el exterior todo un programa de gobierno.
Ha aumentado la intervención hegemonista sobre la judicatura, ejército, partidos políticos… Y la imposición de una ultraderecha financiada desde su fundación por Washington es también una vía de intervención sobre el país.
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Dos claves
Dos son las claves que determinan y permiten este aumento de la intervención hegemonista:
1º).- El alineamiento de la oligarquía con los principales proyectos del hegemonismo yanqui, y también el apoyo a los planes de la burguesía monopolista franco-alemana.
La oligarquía ha reforzado su alineamiento con EEUU: las bases y el ejército español están más al servicio de la superpotencia; apoyo a la ampliación de la OTAN y a su intervención en África; respaldo a los recortes exigidos por Washington; encuadramiento en el frente antichino y ahora alineamiento con los mandatos de Trump.
Y ha respaldado una mayor intervención de Alemania en la UE: apoyo a los draconianos rescates, cesión de soberanía a Bruselas, mayor intervención de la UE para acceder a los fondos europeos.
2º).- Aumento de la dependencia de la financiación exterior.
La deuda externa se ha disparado hasta el 162% del PIB, 70 puntos más que en 2009. La inyección de 170.000 millones de fondos europeos multiplica la dependencia de la financiación exterior.
Y son mayores la dependencia energética -sobre todo respecto a EEUU-, de unos pocos mercados, de la de cuotas de producción, que nos imponen un desarrollo al servicio del hegemonismo y el imperialismo.
España lidera el crecimiento en la UE y la creación de empleo. Se explica por el tirón del turismo, alza de exportaciones, afluencia de inmigrantes, aumento del gasto público por los fondos europeos, la competitividad por los bajos salarios o la contención del coste de la energía. Pero este crecimiento vuelve a tener “pies de barro”: se basa en más dependencia. El turismo se dispara y la industria retrocede (del 18% del PIB en 2009 al 12%), el gasto público depende de la inyección exterior, el capital extranjero ha pasado de controlar el 25% de las exportaciones al 40%… Como sucedió antes de 2010, crecer elevando nuestra dependencia es un peligro. El “milagro económico” español actual puede verse drásticamente cortado si el hegemonismo y el imperialismo así lo dictaminan.
Si el hegemonismo no ha podido llevar más allá este saqueo es por la resistencia del pueblo español. La lucha popular ha impedido recortar y privatizar las pensiones, llevar más allá la privatización de la sanidad, vetado la presencia de la ultraderecha en el gobierno, aprobado medidas sociales, conquistado derechos… Sin esta lucha popular las imposiciones hegemonistas habrían llegado más lejos y hoy enfrentaríamos una situación más difícil.
La gasolina que hoy permite al hegemonismo expandir el incendio es nuestra mayor dependencia exterior. Enfrentarse a los nuevos y más agresivos mandatos hegemonistas exige defender la soberanía nacional, luchando contra el salto en la intervención exterior y nuestro mayor grado de dependencia.
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El antagonista: el viento popular
Como sucede desde 2010, tienen enfrente a la fuerza del pueblo. Si tienen que sacudir el país para imponer su proyecto es porque no lo tienen todo “atado y bien atado”, sino que enfrentan serias resistencias
El aspecto más débil del proyecto hegemonista es que ataca intereses fundamentales del 90% de la población. Ahora se implanta con mayor agresividad, sin atender a concesión alguna, y bajo las formas más reaccionarias. Su mayor virulencia ataca a nuevos sectores, desde propietarios agrícolas a empresas exportadoras, con la reducción de la PAC o la losa de los aranceles.
Y la principal resistencia a este proyecto hegemonista está en la influencia de un viento popular y patriótico que sigue siendo decisivo, y es antagónico con la voracidad y agresividad de los nuevos mandatos de la superpotencia.
