Entrevista a Juan Torres, economista.

“En las bolsas se están concentrando factores de peligro que las convierten en una auténtica bomba de relojería”

Juan Torres López, economista de referencia, sobre todo para gran parte de la izquierda, es autor de numerosos libros en los que analiza y denuncia las ideas dominantes sobre la economía, las crisis y la lógica del capitalismo.

Cada vez más gente se pregunta si se puede estar gestando una “nueva crisis” ante las noticias que hablan de la “guerra comercial” desatada por Trump, de parón económico o desaceleración. Le entrevistamos sobre estas crecientes preocupaciones.

Cada día nos desayunamos con noticias que hablan de desaceleración, peligro de recesión… incluso tambores de crisis. ¿Qué hay de cierto en todo eso? ¿Estamos ante una nueva crisis económica?

No. Hemos salido de una muy grande y en casi todo el mundo se ha producido una recuperación de la actividad económica. En Estados Unidos, por ejemplo, se está en el segundo periodo de expansión más largo de su historia. 

Sí es cierto que se observa una desaceleración que parece significativa en casi todo el mundo. Bastantes indicadores en los propios Estados Unidos lo muestran. Y también en China, cuya economía registra la tasa de crecimiento económico más baja desde 1990. En Alemania se evitó entrar técnicamente en recesión en el penúltimo trimestre por una décima, pero luego se ha recuperado la actividad.

En su opinión cuáles son los signos o elementos más significativos de esta “desaceleración”. Y en todo caso ¿a qué tipo de crisis nos enfrentaríamos?

En el capitalismo se gestan crisis de diferente tipo, unas sistémicas porque afectan inevitablemente a todo el sistema (como ocurre con las financieras). Otras estructurales, porque provienen de la naturaleza intrínseca del sistema capitalista, como las que produce la desigualdad o la ambiental. Y otras de escala más reducida o de características diferentes.

Yo creo que ahora, a corto pazo, no estamos exactamente a las puertas de una crisis sistémica ni estructural. Pero sí creo que hay riesgos que pueden precipitar alguna de carácter más localizado que pueden ser importantes por su efecto de chispa. Concretamente, es lo que me parece que está pasando en las bolsas, en donde se están concentrando factores de peligro que las convierten en una auténtica bomba de relojería.

Usted ha escrito: “Trump juega con fuego al lanzar el ataque a Huawei” en el marco de la guerra comercial y tecnológica con China. ¿Por qué? ¿Podríamos decir que éste es un factor o elemento acelerador?

Como he explicado en ese artículo*, las bolsas se han desnaturalizado al convertirse en un espacio de especulación, las grandes empresas del planeta están sobrecapitalizadas, o mejor dicho, especulativamente sobrecapitalizadas, y las operaciones de alta frecuencia aceleran el peligro de la especulación generalizada. Si en esa situación de alta tensión sobre tejido altamente inflamable se juega con fuego, es decir, se provocan operaciones de guerra comercial que desestabilicen a las empresas, lo que quizá puede ocurrir es que se encienda la mecha y estalle todo. A eso me refería cuando decía que el ataque de Trump a Huawei lógicamente va a tener efectos comerciales y de todo tipo sobre el patrimonio y valoración de otras muchas empresas.

En una crisis no solo influyen los factores económicos, también los políticos. La política de la Administración norteamericana, su intento de embridar la globalización de acuerdo a sus intereses, tomando medidas ofensivas como la guerra comercial, el apoyo al Brexit o la tensión en Oriente Medio ¿está desestabilizando la economía mundial?

Yo creo que cada vez es más erróneo creer que la economía y la política van cada una por un lado. Como dice Naredo en su útimo y fundamental libro sobre el lucro, la producción de bienes y servicios no es, como se quiere hacer creer, la fuente principal de generación de riqueza. Su función ha sido asumida desde hace tiempo por la adquisición y por la disposición de información o el acceso al poder político, que suele ser equivalente. Por tanto, estamos hablando de algo que va junto y podría decirse que la desestabilización actual del planeta es el resultado del movimiento de elementos de naturaleza compleja que actúan al mismo tiempo. La búsqueda acelerada del lucro pone en marcha todos esos resortes pero se ponen en marcha de modo desordenado porque las lógicas que impulsan a la sociedad como un todo (complejo) son contradictorias y contrarias a las que podrían garantizar la estabilidad en un sistema complejo. Lo mismo que la naturaleza en su conjunto o cualquiera de sus subsistemas (como sistemas complejos) solo puedan sostenerse bajo leyes de comportamiento adecuadas (por ejemplo, no podrían ser sostenibles si sus componentes no reciben y proporcionan información adecuada o si solo estuvieran gobernadas por la ley de la gravedad), la economía no puede funcionar con estabilidad ni ser sostenible guiada exlcusivamente por el afán de lucro o bajo un sistema de suministro de información que «engaña» constantemente a los operadores económicos. Es un problema difícil de explicar en una líneas y que estoy tratando de desarollar en un libro cuya publicación espero que no se demore mucho.

¿Cuál es el papel de Europa en esa posible crisis?

Desgraciadamente Europa no esta siendo capaz de constituirse como un espacio con autonomía, con voluntad política propia, con capacidad de intervención… Su diseño institucional inadecuado, la mala arquitectura del euro, su incapacidad para proporcionar integración, convergencia y bienestar suficientes, su burocracia… le impiden tener un papel protagonista. Y al haber asumido tan decisivamente los valores y las politicas neoliberales tampoco le permiten desempeñar un papel de contrapeso. Al revés, esos mismos factores la sitúan en la avanzadilla de la pérdida de pulsión democrática. Yo creo  que Europa sería muy necesaria en el planeta pero si Europa representara de verdad la defensa de los derechos humanos, la democracia, la prioridad del bienestar… Europa se ha convertido en un espacio de confusión y de retroceso cuando más necesario hubiera sido disponer de un parapeto continental ante el avance del neofascismo. Necesitamos más de Otra Europa y tenemos menos de la misma de siempre.

¿Cómo valora la relación Europa-China?

Creo que es un intento de establecer un polo de fuerza alternativo que ambas necesitan para tomar posiciones ante el poder de imperial de Estados Unidos que siempre se quiere ver en crisis pero que nunca termina de manifestarse realmente así en la práctica.

Ha publicado un estudio** de cómo todo el crecimiento de la deuda pública en la UE se corresponde con el pago de los intereses. ¿Qué papel juega la deuda como factor de crisis?

La deuda es otro de las detonantes potenciales de crisis más importantes. Es el negocio de la banca que crece sin parar y que al crecer y como motor de propulsión de las economía hacen inevitable la aparición de crisis financieras que, como dije antes, sí que son sistémicas, porque contaminan la sangre y al hacerlo propagan el problema por todo el cuerpo, es decir por toda la economía

¿Qué nos hace más débiles y vulnerables?

Creo que lo que he mencionado antes: el hecho de que Europa no haya sido capaz de avanzar como una auténtica unión económica, sino como una unión monetaria imperfecta al servicio de una potencia regional como Alemania, el no haber consolidado una ciudadanía europa consciente, segura y orgullosa de serlo. En fn, que Europa siga siendo una suma de miembros, y además imperfecta e irregular, y no una verdadera unión.

¿Quién se ha beneficiado de ese aumento de la deuda?

Sin lugar a ninguna duda, las entidades financieras internacionales y la banca en particular.

Desde esa perspectiva, ¿no resulta preocupante que este tema haya estado ausente en la campaña de las elecciones europeas?

Resulta lógico si se tiene en cuenta que la agenda de los medios e incluso de los partidos está muy condicionada por los bancos. Si lee los programa de los grandes partidos europeos podrá comprobar fácilmente que la palabra deuda ni se menciona.

Usted dice que una posible crisis “también es una oportunidad” para hacer cambios y avanzar. ¿En qué sentido? 

Si estoy en lo cierto, es decir, que la crisis que puede producirse se produce en las bolsas y afecta al entramado empresarial global, lo que ocurriría es que se abrirían huecos de mercado y al mismo tiempo la necesidad de explorar otros destinos de inversión. Escribía en mi artículo citado*** que, en ese caso, España podría optar a convertirse en receptora de inversiones de nuevo tipo. El peligro, sin embargo, no sólo consistiría en no aprovechar esa oportunidad sino en enfrentarse mal a ella, por ejemplo, abriendo la puerta a capital depredador que temina produciendo dependencia y destrucción del aparato productivo.

Otro desaparecido de la campaña han sido los recortes y el papel determinante de Bruselas en la política nacional, especialmente significativo en los gobiernos del Sur: Portugal, Grecia, España… ¿Es necesario cambiar esta relación para poder hacer las políticas que requiere afrontar el peligro de otra crisis?

Creo que es imprescindible que abramos el debate sobre Europa. Parece mentira la banalidad de lo que se ha dicho en campaña, lo poco que se ha profundizado y la ausencia de discusión sobre los temas verdaderamente relevantes: la falta de democracia, el papel de BCE, los efectos de las políticas que se vienen aplicando, la divergencia, el papel imperial de Alemania, los valores….

¿Estamos preparados para hacer frente en las mejores condiciones posibles a la crisis? ¿ Qé papel puede jugar una política de redistribución de la riqueza, tanto para prepararnos como para afrontar sus consecuencias en caso de que se desencadene?

Yo creo que el gran desastre del capitalismo neoliberal ha sido modificar las condiciones de distribución primaria de la riqueza. Las ha hecho tan desiguales que es impensable que puedan corregirse sus efectos dañinos sólo redistribuyendo. Es necesario modificar la pauta productiva, la distribución que se genera en el momento de organizar la producción, alterar el equilibrio de fuerzas recobrando derechos sociales, introduciendo vías de apropiación del valor añadido, rompiendo con la dependencia, modificando el modo de producir y consumir.