Desde hace tres años, un “fantasma” recorre las declaraciones de los principales protagonistas de la crisis abierta en Podemos: el “gobierno de progreso”. Esta es, por encima de otras cuestiones la diferencia principal que está en el origen de la crisis y la ruptura entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón.
Es decir el apoyo o no a la posibilidad de formar “gobiernos de progreso” mediante un acuerdo político de PSOE, Unidos Podemos y Ciudadanos alternativos a los gobiernos del PP, antes con Rajoy y ahora con la versión andaluza de PP con Ciudadanos y los votos de Vox.
Íñigo Errejón declaraba hace unos días en Televisión que “las diferencias políticas no son nuevas… y no son un secreto”, y añadía que comenzaron en 2016 “con los pactos de gobierno”.
Efectivamente, las diferencias por el “gobierno de progreso” saltaron públicamente en marzo de 2016 en el Parlamento cuando Pablo Iglesias se negó a apoyar la investidura de Pedro Sánchez y su acuerdo con Ciudadanos, frente a un Errejón partidario del “entendimiento” para llegar a un acuerdo de investidura de Pedro Sánchez a pesar de sus diferencias por el pacto con Ciudadanos.
La posición de Iglesias se mantuvo tras la repetición de las elecciones el 26-J de ese mismo año. De nuevo se abrió un escenario que hacía posible un gobierno formado por un acuerdo de PSOE, Unidos Podemos y sus confluencias y Ciudadanos. Estas tres fuerzas recibieron el apoyo de una mayoría social de progreso que volvió a votar por un cambio de gobierno y de políticas; juntos sumaron 188 escaños y 13,6 millones de votos, casi el 60% del electorado, el doble de los obtenidos por el PP. La oposición de Pablo Iglesias a explorar un gobierno de progreso propició la investidura de Rajoy y la continuidad dos años más del gobierno del PP, de sus políticas de recortes y reformas dictadas por el FMI y Bruselas, mantenerse a cubierto por la corrupción y bloqueando cualquier atisbo de regeneración democrática.
Esta es la principal diferencia política que no ha dejado de aparecer en el fondo de los desencuentros en Podemos cada vez que se ha abierto un escenario político y la posibilidad de formar gobiernos de progreso, tanto para España como en alguna de las comunidades autónomas.
Lo decía recientemente el único de los fundadores de Podemos que sigue apoyando a Iglesias, el profesor Juan Carlos Monedero, en una entrevista televisiva: “Podemos votó que no quería un acuerdo entre PSOE, y Ciudadanos e Íñigo nunca lo ha aceptado. Lo que está planteando es que quiere un gobierno en Madrid con el PSOE y Ciudadanos…, que lo asuma y lo diga”.
Según Monedero, de las tres posibilidades de gobiernos que hay sobre la mesa, la tercera… la de progreso implica la ruptura de Podemos que sería lo que busca Errejón. “… Descafeinar aún más al PSOE, juntarse con Ciudadanos e incorporar ahí al partido de Manuela Carmena, Carmena e Íñigo Errejón. Claro, esa última jugada para que tenga éxito necesita romper Podemos”.
Iglesias y “la izquierda amable”
Monedero no hacía más que expresar lo que Pablo Iglesias decía en su carta a los inscritos de Podemos, publicada en Facebook horas antes del inicio de la reunión del Consejo Ciudadano Estatal de Podemos para tratar la crisis abierta por la decisión de Errejón de presentarse como candidato de Más Madrid y llamar a formar una candidatura única para las elecciones autonómicas que incluya a Unidos Podemos.
En la carta Iglesias critica la propuesta de Errejón como la de “los adversarios de Podemos” que quieren una” izquierda amable escindida de Podemos” que sea capaz de pactar con PSOE y Ciudadanos.
¿Pero qué significa la descalificación de Iglesias de las posiciones que dentro de Podemos defienden una línea de relaciones y acuerdos de las tres fuerzas que desde hace tres años han tenido varias oportunidades en las que juntas sumaban una alternativa de gobierno?
“Los adversarios de Podemos” quieren una “izquierda amable escindida de Podemos” que sea capaz de pactar con PSOE y Cs (Iglesias)
En primer lugar, independientemente de otras consideraciones y de las posiciones de los dirigentes de PSOE, Podemos y Ciudadanos, de Sánchez, Iglesias y Rivera, en la sociedad española ha emergido una mayoría social de progreso que está demandando el cambio de los gobiernos -tanto a nivel central como en las autonomías- comprometidos con la gestión de los recortes y las reformas que han aumentado las desigualdades, el retroceso de conquistas sociales y el empobrecimiento, por un lado; y con el avance de la corrupción y la degeneración de la democracia por otro. Un “viento popular” que defiende la unidad del pueblo trabajador de toda España y que ha concentrado mayoritariamente su voto en esas tres fuerzas.
Lo que la dirección de Podemos encabezada por Pablo iglesias llama despectivamente “izquierda amable” ¿no es la que mejor está expresando el sentir de su base de votantes? ¿No serán las posiciones dominantes en la dirección de Pablo Iglesias las responsables de la pérdida de 1 millón de votos en 2016 y ahora 300.000 en Andalucía? Porque es inevitable que muchos de sus votantes se pregunten cómo habríamos entrado e una nueva etapa si desde la primera oportunidad se hubieran formado los gobiernos de progreso que eran posibles con los votos de esas tres fuerzas que, juntas, sumaban los apoyos parlamentarios suficientes para formarlos en Madrid, Murcia o Andalucía.
Incluso ahora ¿no hubiera sido completamente diferente que PSOE y Adelante Andalucía (Podemos) hubieran encabezado una propuesta de “gobierno de progreso” con Ciudadanos? En vez de aprovechar las reticencias y fisuras de Ciudadanos a formar un gobierno con el PP necesitado de los votos de Vox, la dirección de Podemos ha trazado una línea roja para equipararlos como los “trillizos reaccionarios”. En vez de aprovechar esas reticencias para unir a una fuerza como Ciudadanos, “por muy vacilante, temporal, poco seguro y convencional” que se considere, se la da por perdida de antemano y se la coloca en el campo del enemigo.
El reto sigue abierto
La alternativa de “gobierno de progreso” se ha abierto paso impulsada por casi una decena de manifiestos y 15 páginas publicadas en el diario El País y en los diarios La Verdad y Opinión de Murcia en 2016 y 2017, promovidos por Recortes Cero. Pero sobre todo respaldada por miles de personalidades, profesionales, activistas sociales, sindicalistas, organizaciones de todos los sectores que, como se decía en los manifiestos: “provenientes de los más diversos ámbitos profesionales, de variada adscripción ideológica y de distintas culturas políticas, y por encima del grado de acuerdo programático con estas formaciones, llamamos a PSOE, Unidos Podemos y Ciudadanos, a hacer los esfuerzos necesarios para conseguir un nuevo gobierno que ponga fin a los recortes, inicie un proceso de regeneración democrática y responda a las necesidades sociales más urgentes”.
Firmantes como: Aitana Sánchez Gijón, Antonio Fraguas “Forges”, Antonio López, pintor, Baltasar Garzón, Cristina Almeida, Fernando Trueba, Ian Gibson, Joaquín Sabina, Juan José Millás, Julio Rodríguez (economistas contra la crisis), Luis García Montero, Miguel Ríos, Pepe Viyuela, Joan Baldoví, Gaspar Llamazares, Odón Elorza, Recortes Cero, Planeta Verde, ATTAC Oviedo y cientos de profesionales más han sido los firmantes de esta solicitud. *
Ante el nuevo e intenso ciclo electoral que se abre la alternativa “gobierno de progreso” sigue abierta sino y cobra aún mayor importancia
Ante el nuevo e intenso ciclo electoral que se abre, con elecciones autonómicas municipales, europeas y generales la alternativa “gobierno de progreso” no solo sigue abierta sino que cobra aún mayor importancia. La tendencia que marcan las encuestas evidencian que es la alternativa que puede impedir no solo la continuidad de gobiernos del PP –ahora de un PP con Casado, más prohegemonista y más alineado con las políticas del FMI y Bruselas- como el de Madrid, sino que se formen gobiernos como el de Andalucía, dependiente de los votos de la ultraderecha.
Según el último sondeo de Telemadrid, realizado antes de la crisis de Podemos, el PSOE ganaría en la Comunidad de Madrid con el 22,35%, seguido de PP (21,6%), Ciudadanos (21,4%) y Podemos con el 18,1%. PSOE, Ciudadanos y Podemos tendrían más del 61% de los votos y la posibilidad de acordar un gobierno. PSOE podría gobernar con el apoyo de Cs y Más Madrid encabezado por Errejón. ¿Quién estaría dispuesto a impedirlo en la nueva situación?