El bloqueo político, el enfrentamiento y la división han precipitado la repetición de nuevas elecciones, un escenario político rechazado por la mayoría de españoles que se manifestaron con fuerza en las anteriores elecciones. Con una participación récord del 75%, el 28-A la mayoría de la ciudadanía exigía un giro a la izquierda. Hoy 14 millones de votantes de votantes han sido defraudados.
El Rey desiste de proponer candidato para la investidura tras constatar que «no existe un candidato que cuente con los apoyos necesarios para que el Congreso de los Diputados, en su caso, le otorgue su confianza”
Ante un nuevo escenario de recesión económica, bajo la amenaza de una nueva crisis el país se somete a la ruleta rusa de unas nuevas elecciones. La abstención de una considerable parte del electorado progresista que sí se movilizó el 28-A podría abrir la puerta a un “gobierno de los recortes”
La mayoría social progresista exigía enérgicamente que ambas formaciones, PSOE y Unidas Podemos llegasen a un acuerdo porque no son sus sillones lo que está en juego, sino el destino del país y de la gente, de las políticas de las que depende el bienestar o el malestar de las clases populares.
Pero hasta el último momento, en las últimas horas de vértigo hemos sido testigos de declaraciones «torpedo» sin voluntad ninguna de llegar acuerdos. El famoso «programa, programa, programa » se ha reducido a un debate fenicio de sillones y competencias. Las nuevas elecciones predicen un escenario incierto. Ante las nuevas amenazas es necesario convertir la decepción en fuerza.