Raquel Rolnik, relatora de la ONU sobre la vivienda, eligió Barcelona para presentar su informe mundial antes de elevarlo al Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Y no era una elección casual. Rolnik denunció que España ostenta el récord de subida del precio de la vivienda en relación con los salarios, y propinó un severo varapalo a la política del gobierno de Zapatero, acusándolo de defender los intereses de la banca y abandonar a las familias hipotecadas.
Rolnik se reunió en Barcelona con miembros de la Plataforma de Afectados or las Hipotecas. Esta práctica de conocer de primera mano la situación y las reivindicaciones de las familias afectadas, repetida en distintos países, da al informe de la ONU un carácter mucho más radical que el habitual en este tipo de estudios. El informe constata que “la vivienda ha dejado de ser un derecho básico (…) Esto en el caso de España es absolutamente claro y va ligado al concepto de la vivienda como inversión inmobiliaria (…) lo que implica una mercantilización del derecho a la vivienda”. Y señala directamente a los gobiernos, como el de Zapatero, que “han priorizado la atracción de capitales al sector y se han olvidado de regular el mercado de la vivienda (…) en vez de políticas de vivienda se han dado políticas de capital financiero para los bancos”. La relatora de la ONU apunta también hacia la responsabilidad en el origen de la crisis de la voracidad del capital por exprimir más allá del límite los beneficios del boom inmobiliario, imponiendo un estratosférico precio de la vivienda, el encadenamiento de las familias a un crédito cada vez más oneroso y el asfixiante sobreendeudamiento que éstas han debido soportar, alimentando con ello los gigantescos beneficios de bancos y constructoras: “Los créditos fueron casi impuestos a la gente y el mecanismo de comprar y endeudarse siguió buen en tanto los precios subían y había disponibilidad financiera internacional (…) ha provocado una burbuja inmobiliaria, los precios llegaron a un punto en el que ya no podían subir más y ahí comenzó la crisis (…) las ciudades se han vuelto inalcanzables en sus precios para los habitantes de ingresos bajos, y cada vez más para los de ingresos medios”. El resultado es que “mientras la crisis financiera y de la vivienda siga extendiéndose, las cosas solo pueden ir a peor. Hay millones de personas que pueden verse desahuciados porque no pueden pagar sus hipotecas”. Amenaza que en España se traduce en datos espeluznantes. Partiendo de información del Consejo General del Poder Judicial, los embargos se triplicarán en 2009, aumentando un 194%, y hasta 180.000 familias de trabajadores hispanoamericanos podrían perder su vivienda. Pero donde el informe de la relatora de la ONU para la vivienda se convierte en una sonora bofetada contra Zapatero, es cuando entra a analizar la relación entre los gobiernos y los intereses de los bancos. Rolnik exige que los gobiernos rectifiquen su política de vivienda “porque no se puede seguir inyectando miles de millones a la banca y olvidar que hay grupos muy amplios que no pueden acceder a una vivienda”. Exigiendo que se apliquen nuevas políticas “que no sean importantes para la banca sino buenas para las familias” y llamando a que “las ayudas otorgadas a los bancos tendrían que ir a parar a los afectados”. Sobre la promoción del alquiler –medida estrella del ministerio de la Vivienda-, el diagnóstico de Rolnik no puede ser más demoledor. Considera que “que el alquiler podría ser una forma de residencia más segura «si existiese una legislación adecuada que protegiese a los inquilinos contra los desalojos abusivos y facilitase un mayor acceso a modalidades de alquiler asequible, controlado y subsidiario”. Pero denuncia que “las propuestas del Gobierno español que se dicen de ayuda a los inquilinos desregulan más que regulan, de manera que protegen más a los propietarios que a los inquilinos”. Un demoledor informe sobre un gobierno de Zapatero entregado a los intereses de la banca, y que cercena y nos niega el derecho de acceder a una vivienda digna sin tener que entregar nuestra vida a los Botín de turno.