¿Quién es y a quién sirve Javier Milei?

El ultra… proyanqui

Es un ultraderechista y un peligro para la democracia. Pero sobre todo es un ultra proyanqui, un ultra entreguista de la Argentina -atada de pies y manos- a las fauces de Wall Street,

Por sus hechos los conoceréis”, dijo San Mateo. Antes siquiera de ser oficialmente investido presidente, el primer viaje «oficial» de Javier Milei le llevará a EEUU e Israel, en plena masacre sobre Gaza. El ultraderechista ha anunciado como medida estrella la dolarización de la economía y el desmantelamiento del Banco Central argentino, con lo que la Reserva Federal norteamericana será la máxima autoridad monetaria del país.

No se pierdan en la maraña de promesas ultraneoliberales y privatizadoras, fascistoides o esperpénticas que ha hecho el candidato de La Libertad Avanza. Hay más medidas, pero sólo estas dos concentran la esencia de quién es y a quién sirve Javier Milei.

Es un ultraderechista, sin duda, y un peligro para las clases populares, para la democracia y la libertad. Pero sobre todo es un ultra proyanqui, un ultra entreguista de la Argentina -atada de pies y manos- a las fauces de los tiburones de Wall Street, y a la trituradora de soberanía del poder político y militar de la superpotencia.

Si fuera aplicado a rajatabla, el programa de Milei provocaría un estallido social de dimensiones desconocidas. Por eso, con toda seguridad va a ser modulado -en su ritmo e intensidad- por la derecha macrista con la que va a tener que aliarse en el Congreso, y sobre todo por las directrices de la oligarquía argentina y de los centros de poder imperialistas. Pero veamos qué pretende.

Milei defiende la privatización de prácticamente todo: privatizar las empresas estatales, la educación, las pensiones, la salud y la obra pública, y hasta las calles y las avenidas. Ha prometido reducir los ministerios a ocho, poner de patitas en la calle a la mitad de los trabajadores públicos, y eliminar por completo las ayudas y subsidios de los que dependen para subsistir el 40% de los argentinos bajo el umbral de la miseria.

El «libertarista» Milei pretende además recortar las libertades: rebajar la edad penal, criminalizar a los inmigrantes ilegales, atacar el derecho al aborto o los derechos LGTB, liquidar las políticas contra la violencia de género. La libertad la defiende para legalizar la venta y posesión de armas -como en EEUU- o la compraventa de órganos humanos.

Viñeta de Amorim (Brasil)

Y cómo no, es un «nostálgico» de la dictadura militar, que de 1976 a 1983 secuestró, torturó o asesinó a 30.000 personas. Según Milei, todo eso son cuentos de la izquierda, o fueron acciones «necesarias» en la «guerra del Estado contra la insurgencia» (nótese que aquí el Estado sí es bueno). Milei ha propuesto que el Ejército «se sume a las tareas de seguridad interior» (algo que hoy está prohibido) y ha prometido que el presupuesto militar pasará del 0,6% al 2% del PIB (aquí no hay recorte del «gasto público»).

En política exterior, además del alineamiento absoluto hacia EEUU, Milei afirmó en campaña que romperá con Brasil y con China, los dos principales socios comerciales de Argentina, y rechazó el ingreso en los BRICS.