Francisco Brines

El último Premio Cervantes

El día amaneció nublado y con la fina lluvia que empezó a caer después de que el féretro con el cuerpo de Francisco Brines se instalaba en el Palau de la Generalitat Valenciana.

El poeta fue despedido con los más altos honores institucionales decretando tres días de luto oficial por su muerte a los 89 años, para ser enterrado en el cementerio de Valencia junto a sus padres tal y como él  deseaba.

Francisco Brines Bañó fue un poeta español encuadrado en el grupo poético de los años 50.

Desde 2001 fue académico de la Real Academia de la Lengua. Ha recibido premios como el de Las Letras españolas, el Reina Sofía de poesía Iberoamericana o el premio Cervantes, el más prestigioso premio en lengua castellana.

Hijo de hacendados agricultores valencianos recibió su premio en su casa de Oliva rodeado del paisaje que inspiró sus versos, entregado por los reyes.

Su frágil salud impidió su traslado a Alcalá de Henares donde se celebra la tradicional ceremonia.  El presidente valenciano Ximo Puig ha revelado las últimas palabras del autor valenciano. Rodeado de sus seres queridos pudo esbozar las últimas palabras de su puño y letra: “Os quiero”.

… Seguid con vuestros ritos fastuosos

ofrendas a los dioses

o grandes monumentos funerarios,

las cálidas plegarias vuestra experiencia

ciega.

O aceptad el vacío que vendrá,

en donde ni siquiera soplará un viento

estéril.

Lo que habrá de venir será de todos,

pues no hay merecimiento en el nacer

y nada justifica nuestra muerte.

Alocución pagana. Del libro ‘Aún no’ de 1971

Incluido por José Batllo en la nueva poesía española (1968) aparece ya en ella como una de las voces más personales de la lírica intimista entre los personajes de la segunda generación de postguerra, cerrando filas con Barral, Caballero Bonald, Gil de Biedma, José Agustín Goytisolo entre otros, aunque  a diferencia de la mayoría de ellos, nunca cultivó la poesía social.

Su obra poética, que continúa en parte la línea de Luis Cernuda, se caracteriza por un tono intimista y por la constante reflexión sobre el paso del tiempo.

En su escritura la infancia aparece como un tiempo mítico que desconoce la muerte.

La memoria desempeña un papel fundamental en su escritura, aunque también la convicción de que ni la poesía ni el recuerdo pueden detener el paso del tiempo. Su escritura intenta dominar la angustia ante la muerte mediante la asunción serena de lo inevitable. Se nutre no solo de Luis Cernuda, sino también de Juan Ramón Jiménez y Machado.

El poeta, que no se esperaba el premio, comentó acerca del mismo que su madre estaría muy contenta porque según ella “no iba por buen camino”.