A las 12 de la noche, a 14 horas y media para la segunda votación decisiva para la investidura o no de Pedro Sánchez, los titulares de todos los medios suenan de la misma manera: anuncian la ruptura, o cuanto menos la entrada en “coma” de las negociaciones entre el Gobierno y Unidas Podemos.
El gobierno dice que las peticiones de Podemos son “totalmente inasumibles” porque ofrecer competencias en los ministerios de Trabajo, Hacienda y Transición Ecológica sería “crear dos gobiernos en uno”. Y que su última oferta, rechazada por Podemos, incluía una vicepresidencia de Asuntos Sociales (para Irene Montero), que coordinaría todas las políticas sociales del gobierno, y tres ministerios: el de Vivienda y Economía Social; Sanidad, Asuntos sociales y Consumo y el Ministerio de Igualdad.
Mientras que desde Unidas Podemos se insite que no quieren entrar en el gobierno “a cualquier precio” y que se les ofrecen carteras ministeriales con competencias limitadas, por ejemplo en Vivienda, sin la capacidad para regular el precio de los alquileres o impedir los desahucios.
El Ministerio de Trabajo se ha convertido en el auténtico catalizador de la situación. El gobierno no está dispuesto a dejarlo en manos de Podemos, por el papel relevante que juega en las negociaciones con la patronal y los sindicatos. Y podemos no renunican porque lo consideran uno de los ministerios fundamentales para desarrollar políticas sociales que ellos quieren acometer, como derogar aspectos de la reforma laboral. «Nos han llegado a decir que no podemos tener la cartera de Trabajo porque somos incómodos para la CEOE”, afirman desde Unidas Podemos.
El tren de las 14,30, la hora prevista para el inicio de la sesión donde se ha de volver a votar la investidura de Pedro Sánchez se acerca a la estación de investidura, sin que las posiciones para formar el gobierno de coalición parezcan acercarse. Condición imprescindible para que Sánchez pueda ser investido. Hasta el momento, el único que parece moverse, y considerar su voto favorable es el socio de Pablo Iglesias, IU, si no llegan a un acuerdo.
Tanto las votaciones de los procesos electorales del 28 de abril y el 25 de mayo, como las encuestas y el clima de la calle, reflejan que una mayoría social de progreso ha puesto en la posibilidad de un gobierno progresista, sea bajo una u otra forma, la creación de mejores condiciones para avanzar en las políticas redistributivas de la riqueza, las mejoras sociales, de salarios y pensiones, la reuperación de recortes y derechos y la defensa de las libertades. Así como afrontar retos tan importantes como la lucha contra la violencia machista y la igualdad.
Sería una irresponsabilidad que los actores principales dejaran que el ese tren pasara de largo la estación de investidura, abriendo un nuevo periodo de inestabilidad en el que, no solo se postergaran medidas sociales inaplazables, sino que los grandes centros de poder de aquí y de fuera aprovecharan para avanzar en la imposicón de sus intereses.
Cada hora menos, pero aún hay tiempo para detener el tren, mañana a las 14,30 en la estación de investidura.