Las tasas de ganancia e interés de empresas multinacionales y bancos estadounidenses en América Latina fueron dos o tres veces superiores a las tasas de ganancia dentro de Estados Unidos.
De 1990 a 2002, los bancos estadounidenses y las emresas multinacionales remitieron desde América Latina un billón de dólares en ganancias, pagos de intereses y derechos de autor. Además, cerca de 900 mil millones de dólares en «dinero sucio» ,o fondos ilegalmente obtenidos, fueron enviados por la élite latinoamericana al extranjero, a través de bancos estadounidenses y europeos.En el mismo periodo, los bancos estadounidenses y europeos compraron más de 4 mil lucrativos y antes estatales bancos y compañías de telecomunicaciones, de transportes, petroleras y mineras, minoristas y otras en América Latina, pero principalmente en Argentina, México y Brasil.Las tasas de ganancia e interés de empresas multinacionales y bancos estadounidenses en América Latina fueron dos o tres veces superiores a las tasas de ganancia dentro de Estados Unidos.Los superávits comerciales estadounidenses con América Latina cubrieron más del 25% de su déficit con Asia o más del 50% con Europa.En otras palabras, las políticas de «libre mercado» generaron resultados diametralmente opuestos: para las multinacionales estadounidenses, significaron las más altas ganancias y la mayor presencia en América Latina en los siglos XX y XXI; y para América Latina, el peor desempeño del crecimiento en el mismo periodo. La pobreza y el estancamiento de América Latina son un producto de la concentración y la centralización de la riqueza y expansión de Estados Unidos.El TLC, junto a otros acuerdos similares en el continente, es también instrumento que sustituye al ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas), proyecto norteamericano rechazado por varios países latinoamericanos y definitivamente enterrado.El Tratado de Libre Comercio se esconde tras la fachada de pretender solo la liberación de pagos arancelarios para la libre exportación de los productos ayudando así al crecimiento económico de los países de Latinoamérica, lo cierto es que lo único que esconde este tratado es la intención de monopolizar la política, la cultura y la biodiversidad como se ha demostrado en las diversas negociaciones con los piases latinoamericanos.El TLC pretende destruir las barreras arancelarias, que impiden el movimiento libre de sus multinacionales y el flujo de las inversiones. Consolidar su poder en los sectores económicos y militares donde las transnacionales norteamericanas mantienen ventajas comparativas, y construir nuevas barreras en contra de los competidores de Europa y Japón.Atar los programas nacionales de liberalización económica existentes a los tratados internacionales obligatorios, como el TLC, que no podrán ser cambiados por futuros gobiernos, creando mecanismos internacionales para hacer cumplir estos estándares.