Lo que nos presentaron como un debate fue una calculada representación anunciada por TVE (la que se financia con dinero público) desde varios días antes como si fuera la final de fútbol que jugó España. Con reparto de papeles pactado, Rubalcaba pasó de puntillas sobre su gestión como ministro del Gobierno de Zapatero, y Rajoy evitó concretar su programa para un futuro gobierno.
Pero sobre todo los dos evitaron todos aquellos temas en los que van de la mano o han votado juntos: la corrupción política, la entrega del dinero público a la banca con los planes de rescate, la reforma laboral, le reforma y recorte del sistema de pensiones o la reforma de la Constitución con nocturnidad y alevosía, escamoteando el referéndum popular. Temas que están en la base de la creciente desafección y alejamiento de los ciudadanos de las castas políticas gobernantes.Los síntomas de descomposición del régimen bipartidista se multiplican, la clase política es el colectivo peor valorado en las encuestas, la exigencia de más democracia no sólo es uno de los puntos nodulares del 15-M sino de los que más simpatía despiertan en el conjunto de la población. Se puso de manifiesto en las últimas elecciones municipales donde 33 partidos “minoritarios” obtuvieron casi el 19% de los votos y 6.586 concejales. «El modelo bipartidista surgido de la transición cada vez tiene más fisuras» Y lo ha vuelto a reflejar la última encuesta del CIS, según la cual un 31% del electorado aún no tiene decidido su voto; 10 millones de indecisos, de los cuales sólo 3 de cada 10 están indecisos entre PSOE y PP, pero otros 7 millones están indecisos si votar en blanco, nulo o a “otros” partidos fuera de la partitocracia de los mayoritarios. El modelo bipartidista surgido de la transición agoniza políticamente y cada vez tiene más fisuras por las que se escapa su base de apoyo. Y aquí viene la madre del cordero, ya que el bipartidismo es el modelo sobre el que se sostiene el régimen actual en el que se asienta el poder y la capacidad de intervención de las grandes potencias extranjeras y la oligarquía financiera española. Una quiebra del modelo supondría una quiebra de su capacidad para seguir imponiendo la salida a la crisis que favorable a sus intereses, basada en los planes de ajuste, recorte y saqueo de los recursos del país.«Los síntomas de descomposición del régimen bipartidista se multiplican» Por eso, a medida que crece la corriente de oposición y ruptura de este modelo, actúan más a la desesperada, desde la reforma impuesta de la Constitución o el golpe de mano con el que la Junta Electoral Central para dejar fuera de las elecciones a casi 200 candidaturas, hasta el debate nocturno del lunes planteado con toda la parafernalia de un “timo de la estampita” a gran escala, en la que había que vender a todo un país como única alternativa elegir entre las dos caras de un mismo billete.