Crónica

El Tambor del 23-F

Cuenta la leyenda que un joven nacido en Santpedor, Isidre Lluí‡í , al no poder alistarse en el ejército hizo frente a los franceses, en la histórica batalla del Bruc, con el redoble de su tambor. Las tropas invasoras, que doblaban en número a las españolas, fueron derrotadas al ponerse en retirada, espantadas por lo que creí­an un ejército engrandecido por el eco del tambor reverberando en las montañas de Montserrat. El valor de la derrota puso en evidencia la supuesta invatibilidad del ejército más poderoso del mundo. La realidad es que el frente de resistencia al invasor era más numeroso: 12 millones de españoles – la población española de entonces.

Este eisodio de la Guerra de la Independencia bien podría servir como crónica de lo que la jornada de manifestaciones del 23-F señala: somos la mayoría y aunque ellos son fuertes cada avance retumba en la indignación de 46 millones de españoles, prende y se extiende. ¡Sí se puede! Pese a que se repitan los titulares de ninguneo del día después – “fría jornada”, “ambiente triste”, “menos asistencia de la que se esperaba” -, como en el 12-D, los que estuvimos allí vivimos algo bien diferente. De nuevo la propia convocatoria supuso una dificultad, una martes, a las siete de la tarde, y sin que muchísima gente si quiera se hubiera enterado a 24h de la manifestación. Pero “si no salimos a la calle ahora, entonces ¿cuándo vamos a salir?… es ahora o nunca”. Así se repitieron de diferentes formas estas mismas palabras en Valencia, Barcelona, Madrid… en Granada, Bilbao… en las asambleas celebradas por Unificación Comunista de España el lunes 22. Y la respuesta fue mayor. Sin embargo, los mismos medios que han sido capaces de cambiar sus titulares, como se ha sabido en el caso del diario Público, minutos antes de cerrar la edición para coincidir en una misma fría valoración de la jornada, son los que vienen creando la sensación narcotizante de que “no pasa nada, porque nada puede hacerse”, inoculando mentiras para justificar lo injustificable, lo que ya nadie se traga. “Nosotros sí tenemos otro plan, al jefe de la banca rebaja salarial” […] “que ya vale de darle dinero al jefe del Banco Santander, Don Emilio Botín que devuelva nuestra pasta de una puta vez”. Así sonaba el tambor en el 23-F, y ¡tanto que retumbaba!. Las consignas se extendieron rápidamente por la manifestación; cientos de personas se acercaban a nuestro bloque pidiéndonos copias de la hoja de canciones y consignas para poder gritarlas también. Hasta compañeros de CCOO de Madrid quisieron sumarse a coger la pancarta de cabecera que rezaba “Ni un euro más a la banca. Todos los recursos para crear empleo y riqueza”. Del desierto a las montañas Hasta tres televisiones en Barcelona, cinco medios en Madrid y otros tantos en Valencia se acercaron a los bloques de Unificación Comunista de España, no solo por el contenido de las pancartas y carteles de mano, sino por la combatividad y dinamismo de las consignas: “No hay dinero para los parados, no hay pensiones pa los jubilados, pero como gastan los despachos del Estado”. ¿Resultado?, una sola imagen de tres segundos en el canal 24 horas de TVE… un desierto informativo. Sin embargo no hay crónica que haya podido eludir las menciones a la banca, porque es ya un clamor popular. Y ésta es la denuncia que desde hace cuatro años recorre las presentes páginas y que Unificación Comunista de España ha llevado a las manifestaciones del 12-D, del 23-F, a los barrios de 15 capitales cada semana y a miles de suscritos. Las montañas somos todos y el tambor cada vez suena más, y más fuerte. En la manifestación del 12-D la participación de otras centrales sindicales se vio frenada por una convocatoria restringida y algunos errores de valoración respecto a la importancia de unir a la mayoría de la población en las movilizaciones. Aún así muchos participaron sin portar sus emblemas. En esta ocasión los compañeros de USO estuvieron presentes en Barcelona, y sindicalistas y afiliados de CGT en Madrid repartiendo sus consignas. Uno de estos últimos nos comentaba señalando al bloque de CCOO, “muchos de estos compañeros trabajan con nosotros en las empresas y nos apoyan”. En el bloque de UCE contamos con compañeros de CCOO, de UGT, de USO, de CGT y de algunos sindicatos sectoriales. Los sindicatos mayoritarios han vuelto a querer convocar a la baja, como queriendo decir “que por lo menos nos nos quiten las pensiones”, como el “que no se aprovechen de la crisis” del 12-D, y ocultando, además, el plan hecho a medida de la banca por el Gobierno para que seamos nosotros los que paguemos la crisis. En este caso, con el agravante de atacar a los más débiles, los pensionistas, las viudas… pero en torno a esta denuncia lo que prima es la unidad. Y no sólo porque nos hace más fuertes, sino porque es una realidad. Hacia las 20h, a medio camino de la Puerta del Sol, un hombre se acercó a un compañero para preguntarle si podía ponerse durante un rato en la pancarta de cabecera: “Sí, claro…”. “Tengo una pequeña empresa que da trabajo a 30 personas, lo de la jubilación nos toca a todos, pero es que esto es solo el principio, ahora hasta los Inspectores de Hacienda han denunciado que les presionan para que recauden un 15% más y, al mismo tiempo, crean nuevas competencias para que sea el Gobierno directamente quien decida sobre los informes fiscales de las grandes entidades, y no los inspectores. ¡Es que van a por nosotros para que los grandes no paguen ni un duro!”. Trabajadores, pensionistas, empresarios, estudiantes… un redoble de tambor que suena para todos. Más conciencia, más organización Después de las manifestaciones volvimos a las sedes, invitando a muchos de los que se sumaron en la manifestación, a brindar por el éxito y que vengan muchos más. El ambiente era de fiesta, todo el mundo tenía algo que contar; decenas de camaradas en las tres capitales habían repartido miles de ejemplares del Especial De Verdad 23-F, desde las cinco de la tarde hasta el fin de la manifestación… el mejor barómetro de opinión puesto en marcha ese día. Y contaban otra realidad a la vista en los medios: apoyo cerrado, indignación, y ganas de movilización… los que no podían asistir, los que no se habían enterado, los que llegaban tarde porque en el trabajo no se les había concedido ni una hora… y hasta el caso de una trabajadora que nos dejó su teléfono para convocarla a las asambleas y al día siguiente nos contó que le habían descontado las horas del salario, ¡increíble!. Cuanta más conciencia sobre sus proyectos y más organización, más fuerza para exigir. Y así lo hicimos con unas primeras valoraciones “copa en mano” y brindando, y convocando asambleas para las próximas semanas. Nos vemos en ellas…