En ella se decidía, con nocturnidad y alevosía, un nuevo mega-recorte, a aplicar a partir de este mismo mes, de 10.000 millones de euros en Sanidad y Educación. Un súper-hachazo que por su dimensión e inmediatez revela mejor que mil palabras la deriva del gobierno de Rajoy y su sumisión incondicional a los mandatos del FMI y Bruselas.
Tanto por la forma como por el contenido, la decisión de Rajoy lo sitúa en el límite (si es que no lo ha traspasado ya) de la misma “zona oscura” que le valió a Zapatero pasar a ser justamente considerado como el presidente más nefasto de la historia de la democracia española.En la forma, porque es un ejercicio supremo de cobardía y desprecio hacia la soberanía popular. El gobierno Rajoy no ha tardado ni 24 horas en responder favorablemente a las exigencias y presiones de los dirigentes europeos y del FMI. Pero ni él ni ningún miembro de su gobierno han tenido la dignidad y la decencia de comparecer públicamente para explicar su decisión. «La principal línea roja que ha traspasado Rajoy es la entrega de la soberanía nacional» Los españoles hemos tenido que enterarnos por una breve nota de prensa de una decisión que va a afectar, y muy gravemente, a nuestra vida y salud y al futuro de nuestros hijos. En el contenido porque su rápida reacción a las presiones exteriores, desdiciéndose de lo anteriormente prometido y armando en pocas horas un ataque ultra-agresivo contra el 90% de la población, muestra que Rajoy ha decidido hacer de la entrega y la renuncia a la soberanía nacional la primera prioridad de su programa de gobierno. Esa es la principal línea roja que el gobierno ha traspasado con esta decisión.El 25-M, el PP perdió en Andalucía más de 400.000 votantes que le habían dado su apoyo sólo 4 meses antes en las generales. Tras 100 días de gobierno, ha llegado el momento de que los millones de votantes y los centenares de miles de afiliados del PP se pregunten si el programa que está aplicando el gobierno de Rajoy es el que se comprometió ante ellos y el que sirve a los intereses de la mayoría y a las necesidades del conjunto de la nación. O si, por el contrario, estamos ante un “deja vu”, ante una pura y simple repetición del camino de ataques inmisericordes a los intereses populares y de servil sumisión y absoluto plegamiento ante los mandatos de Washington y Berlín emprendido por Zapatero. Y que actúen en consecuencia.