El sin perdón de los hombres de negro

La Comisión Europea advierte que Bruselas exigirá al nuevo gobierno la presentación de un «presupuesto completo» que incluya los recortes necesarios para cumplir con los objetivos de déficit en 2017 y 2018.

Tanto el Banco de España como la Comisión Europea dan por hecho que España incumplirá los objetivos de déficit de este año y también en 2017. Según el último informe del Banco de España, el déficit de 2016 se irá al 4,9% del PIB (1,2 puntos por encima de las exigencias de Bruselas y 3 décimas por encima de lo acordado en junio). Y el de 2017 será del 3,6%, frente a las exigencias de Bruselas de rebajarlo por debajo del 3% y cinco décimas por encima del 3,1% del PIB aceptado por Bruselas en junio.

Con estas previsiones la Comisión Europea exige que el gobierno presente unos presupuestos para 2017 con recortes de al menos 10.000 millones de euros. Aunque economistas como Niño Becerra (en el programa “8 al día” de La Vanguardia) advierten que el volumen total de recortes para los próximos dos años sería de 27.000 millones de euros para cumplir con los objetivos que marca Bruselas de llegar a 2018 con un déficit del 2,2% del PIB.

Pero Bruselas no se limita a exigir que se cumpla con los recortes, sino que utiliza todos los mecanismos de extorsión para imponerlos. De entrada, la Comisión aplicará la suspensión del 20% de los fondos estructurales que corresponden a España, pese a la oposición de los diputados del Europarlamento. Unos 1.325 millones de euros según el ministro de Economía De Guindos, el doble según otros analistas. Una medida que tendrá graves repercusiones en comunidades como Andalucía, Extremadura o Asturias.

Además está la amenaza permanente de aplicar la multa por “déficit excesivo”. Bruselas aplazó en julio la multa de 2.200 millones de euros pero manteniendo la amenaza de que un nuevo incumplimiento significaría una multa aún mayor, del 0,5% del PIB, 5.500 millones de euros.

Más recortes, esta es la primera exigencia de Bruselas para el nuevo gobierno. Recortes que como decía el editorial del diario El País del 3 de octubre, Un año perdido, “las previsiones más realistas… conducen inexorablemente al riesgo de recortes drásticos en Sanidad y Educación”.

De los recortes a las reformas

El adelanto de las retenciones por el Impuesto de Sociedades para las empresas que facturan más de 10 millones de euros y para la banca impuesto por el gobierno de Rajoy, para recaudar 8.000 millones más este año, es un parche. Bruselas y el FMI saben que lo que ahora se adelante del impuesto de Sociedades dejará de ingresarse cuando se cierre el plan fiscal y, por lo tanto, el déficit seguirá siendo el mismo. Por eso los comisarios del FMI vienen para evaluar la situación de la economía española y establecer sus “recomendaciones”. Que como ya es sabido desde la etapa de Zapatero son “de obligado cumplimiento”.

El FMI viene insistiendo en la profundización de la reforma laboral. Una vuelta de tuerca más que consolide el mercado laboral de bajos salarios y mínimos derechos laborales que benefician a las multinacionales y monopolios.

En nuevas reformas de sistema de pensiones, que favorezcan los planes privados de pensiones, en la línea defendida también por la banca (BBVA), de que cada trabajador financie su propio plan de pensiones gestionado por operadores privados.

Y en que España “debe hacer un ajuste fiscal considerable”. Pero no precisamente para que los que más tienen paguen más, sino con subidas de impuestos -como los tipos de IVA reducidos- que recaen sobre la inmensa mayoría de la población.

Sobre nuestro país no sólo ni principalmente actúan las dinámicas internacionales, como la subida del petróleo, sobre todo tras el acuerdo de Arabia Saudí e Irán para reducir la producción, después de casi tres años de hundimiento de los precios. Las consecuencias del Bréxit, que aún no han impactado con fuerza en las economías nacionales de la Unión Europea. O el previsible fin del “dinero barato” aplicado por el Banco Central Europeo en medio de una nueva crisis bancaria centrada en el Deutsche Bank y los bancos alemanes e italianos.

Es la intervención del FMI y Bruselas, los organismos a través de los que actúan Washington y Berlín, lo que impide que España establezca su propio camino y afronte la situación con medidas de acuerdo a nuestros intereses populares y nacionales.