«A pie de calle, los primeros en darse cuenta de que la nómina de enero ha venido algo más delgada que de costumbre han sido los pensionistas, que no entienden cómo es esto posible si el Gobierno publicita que las prestaciones han subido entre un 1% y un 3,5% en el último año».
La clave que exlica su enfado, tal y como admiten desde Hacienda, es que mientras las subidas -en su mayoría del 1%- se aplican al conjunto de la pensión, el aumento de las retenciones que provoca el final de los 400 euros se nota exclusivamente en los ingresos netos, lo que arroja una rebaja de dos puntos en el dinero que finalmente se recibe en la cuenta del banco dependiendo de la base imponible de cada contribuyente. Recorte que, incluso, puede llegar a los tres puntos por el redondeo. (EL PAÍS) EL CONFIDENCIAL.- La banca española empieza a enseñar las vergüenzas que durante casi dos años ha mantenido ocultas como buenamente ha podido para convencer al mundo de que nuestro país tiene el "sistema financiero más sólido del mundo", como dijeron, entre otros, José LuisZapatero. Pero todo tiene un límite, y en los resultados de fin de año están empezando a reconocer la magnitud del principal problema que amenaza sus resultados e incluso a la propia supervivencia de algunas entidades: el crédito promotor. Y el mercado no se lo ha tomado nada bien. BBVA sufrió ayer un desplome del 6,36%, el mayor desde el 30 de marzo, tras presentar sus cuentas, y Santander se hundió el 5,06%. Bankinter y Banesto cayeron más del 2% Reportaje. El País La supresión de los 400 euros, reduce la primera nómina del año Álvaro Romero Llega la hora de cobrar la primera nómina de 2010, aquella que tradicionalmente refleja la subida de la inflación para los pensionistas y los aumentos pactados por convenio entre los asalariados. Pero en esta ocasión no trae buenas noticias: el IPC ha registrado su menor avance en 50 años con un alza del 0,8%, lo que ha dejado a los jubilados sin la habitual paga por la corrección de los precios, mientras la falta de acuerdo en la negociación colectiva ha privado a muchos otros de la tradicional revalorización de los salarios. Además, por si esto fuera poco, la próxima nómina también será la primera que recogerá la supresión de la deducción de 400 euros del IRPF, lo que en resumen significa cobrar unos 33 euros menos de media al mes en plena cuesta de enero. El año se ha estrenado con aumentos en el precio de la luz, los transportes públicos, el butano y hasta en los sellos de correos. Pero, a diferencia de lo ocurrido en ejercicios anteriores, lo que no suben son los salarios. Según los cálculos del Gobierno, más de 15,5 millones de trabajadores por cuenta ajena y pensionistas, así como 850.000 autónomos se han beneficiado de la medida durante los dos años que ha estado en vigor. Una ayuda que, aunque nació sin fecha de caducidad, se ha acabado antes de lo previsto al ser incluida en la subida de impuestos que el Ejecutivo ha aprobado para hacer frente a la acuciante necesidad de reducir el alto déficit público, que ha cerrado 2009 rozando el 10% del PIB, según cifras aún no confirmadas. A pie de calle, los primeros en darse cuenta de que la nómina de enero ha venido algo más delgada que de costumbre han sido los pensionistas, que no entienden cómo es esto posible si el Gobierno publicita que las prestaciones han subido entre un 1% y un 3,5% en el último año. La clave que explica su enfado, tal y como admiten desde Hacienda, es que mientras las subidas -en su mayoría del 1%- se aplican al conjunto de la pensión, el aumento de las retenciones que provoca el final de los 400 euros se nota exclusivamente en los ingresos netos, lo que arroja una rebaja de dos puntos en el dinero que finalmente se recibe en la cuenta del banco dependiendo de la base imponible de cada contribuyente. Recorte que, incluso, puede llegar a los tres puntos por el redondeo. Promesa electoral Hace ahora precisamente dos años, enero de 2008, Zapatero abría, con mucha antelación, la precampaña de las elecciones del siguiente marzo con la promesa de devolver 400 euros a los contribuyentes para fomentar el consumo. Una idea importada del entonces presidente de EE UU, George W. Bush que no discriminaba y afectaba por igual a todo el mundo sin importar su nivel de renta. La proximidad de las urnas disuadía al Gobierno de hablar de crisis. A su favor contaba con que el Producto Interior Bruto crecía a un ritmo del 3,8% y con el colchón de 23.360 millones de euros del superávit de 2007. Sin embargo, los signos de que se avecinaba tormenta eran evidentes tanto en cuanto la burbuja inmobiliaria se desinflaba a marchas forzadas y daba inicio la escalada del paro que no se ha detenido hasta la fecha. A partir de entonces, la desaceleración se convirtió en grave crisis, y de ahí pasó a Gran Recesión. Y los 5.700 millones que el Estado dejaba de ingresar por la ayuda de los 400 euros al año se han vuelto ahora necesarios para hacer frente al importante deterioro de las cuentas públicas. Aunque no desaparece del todo, ya que se mantiene para los que cobren menos de 8.000 euros al año y se reduce progresivamente para los contribuyentes que ingresen entre esta cantidad y 12.000 euros. ¿Y qué ha pasado con el objetivo de impulsar el consumo con el que fue creada? Más bien poco. Los datos de contabilidad nacional reflejan que el gasto de las familias cayó un 1,1% en el tercer trimestre de 2008 frente al periodo anterior y un 1,3% interanual, marcando su primer retroceso en 16 años. Este periodo es clave si se tiene en cuenta que la deducción se empezó a cobrar en julio en una especie de paga extra de 200 euros con las cantidades pendientes desde su puesta en marcha a principios de aquel año. Además, tampoco influyó en los meses siguientes, ya que se mantiene en terreno negativo hasta la fecha. Poco ahorro y mucho gasto "Las reducciones impositivas ante la situación que tenían los hogares era inútil. Por mucho que las animases no iban a consumir más, porque ya gastaban por encima de sus posibilidades y ahorraban muy poco", sintetiza Ángel Laborda, director del Gabinete de Coyuntura y Estadística de Funcas, que por su parte rebaja a 4.514 millones de euros el impacto en las arcas del Estado. El principal efecto que han tenido los 400 euros, recuerda Laborda, ha sido llevar la tasa de ahorro de los españoles a máximos históricos, el 17,5%. Con su retirada, añade, se producirá el efecto inverso: una reducción del ahorro en tasas similares. "Aunque tengo mis reservas", matiza el director del gabinete de la asociación de las cajas de ahorros. El hecho de que la nómina de enero aparezca este año sin subidas, salvo en las retenciones para pagar a Hacienda, puede ser que perjudique a la confianza de los consumidores, incidiendo a su vez en un mínimo recorte del gasto. Para el Ministerio de Economía, sin embargo, ha servido para atenuar este desplome. "El consumo habría sido incluso menos expansivo si no se hubiera tomado esta medida", reiteran. EL PAÍS. 28-1-2010 Opinión. El Confidencial La banca española asume la magnitud de su problema inmobiliario E. Segovia La banca española empieza a enseñar las vergüenzas que durante casi dos años ha mantenido ocultas como buenamente ha podido para convencer al mundo de que nuestro país tiene el "sistema financiero más sólido del mundo", como dijeron, entre otros, José LuisZapatero. Pero todo tiene un límite, y en los resultados de fin de año están empezando a reconocer la magnitud del principal problema que amenaza sus resultados e incluso a la propia supervivencia de algunas entidades: el crédito promotor. Y el mercado no se lo ha tomado nada bien. BBVA sufrió ayer un desplome del 6,36%, el mayor desde el 30 de marzo, tras presentar sus cuentas, y Santander se hundió el 5,06%. Bankinter y Banesto cayeron más del 2%, aunque Sabadell y Popular se salvaron y cerraron con ligeras alzas. "Los inversores, sobre todo extranjeros, habían empezado a convencerse de que los bancos españoles iban a poder sobrevivir a la crisis con muchos menos problemas que los del resto de países, y estos días están dándose cuenta de que no, de que aquí tampoco nos vamos a escapar", explica un analista de un broker extranjero. "La decepción se refiere sobre todo a los dos grandes, porque en los medianos nunca habían terminado de confiar. Pero Santander y BBVA se habían disparado casi un 200% desde mínimos y acumulaban recomendaciones positivas porque parecían los grandes ganadores de la crisis. De ahí que la decepción de ayer fuera mucho más grande, y de ahí el desplome en bolsa", añade. El primer aldabonazo vino de Caja Madrid, que anunció una caída del 68,4% de su resultado por la dotación masiva de provisiones (1.613 millones). En principio, es lógico que Miguel Blesa quiera dejar la caja todo lo saneada posible a su sucesor, Rodrigo Rato, pero el propio presidente de la caja admitió que se trata de provisiones "voluntarias pero necesarias" ante la magnitud de los problemas que tiene con los créditos morosos, sobre todo los referidos al sector inmobiliario. Bankinter y Popular también han dotado grandes provisiones voluntarias, pero el primero dio además otra pista sobre los problemas inmobiliarios: reconoció implícitamente una depreciación del 26% en los inmuebles que se ha adjudicado en pago de créditos, ya que las provisiones dotadas para ellos suponen el 20% de su valor contable (el valor al que se los adjudicó) pero el 46% del valor de tasación actualizado. Pero el gran bombazo llegó ayer con BBVA. Decidido sacrificar por completo el beneficio del cuarto trimestre para empezar a provisionar a lo grande el crédito promotor (destinó 805 millones a este sector en España) y dejar de adjudicarse ladrillos como pago de créditos incobrables. Algo que favorecen los cambios normativos del Banco de España. Y Francisco González admitió por fin lo que todas las entidades negaban hasta ahora: "Hay 325.000 millones de euros de crédito promotor en España y no los puede pagar el contribuyente, lo tienen que solucionar los culpables, que son los promotores, los bancos y las cajas. Y cuanto antes nos pongamos a ello, mejor". FG añadió que "provisionar lo que tenga cada uno es la única forma de que se acerquen los precios de oferta y de demanda de los inmuebles, porque en España hay demanda de vivienda, aunque no a los precios actuales". Es decir, que la banca tiene que asumir pérdidas para que el precio de los pisos pueda empezar a bajar de verdad. Todo el mundo pensaba lo mismo Esto es lo que llevan diciendo desde hace mucho numerosos economistas, analistas y medios internacionales, a los que las entidades han acusado de desconocimiento del negocio en España, de tener envidia por lo mal que está la banca en sus países o directamente de conflictos de interés porque tenían posiciones cortas (bajistas). Pero ahora este movimiento de las entidades empieza a inclinar la balanza del lado de los críticos. El Financial Times es uno de los que más ha atacado a nuestras entidades, pero son incontables los informes que las acusaban de falsear las tasas de morosidad (con las refinanciaciones de empresas zombies y la adjudicación de activos) o de ocultar la basura debajo de la alfombra con la anuencia del Gobierno y el Banco de España. Incluso uno de los gestores estrella de España, Francisco García Paramés (Bestinver), asegura que sólo podremos salir de la crisis cuando los precios de la vivienda se ajusten a su valor real, para lo cual queda "una caída importante". Y para eso es necesario "coger el toro por los cuernos" y que los bancos asuman las pérdidas ocasionadas por su exposición al ladrillo como en EEUU. De lo contrario, afirma, España estará abocada a una crisis a la japonesa, argumento que comparten firmas como Redburn Partners. En todo caso, aunque las cuentas presentadas hasta ahora muestran una innegable fortaleza gracias a la buena gestión, a la elevada eficiencia y al entorno de tipos (ahora viene lo duro con el estrechamiento de márgenes), el problema del crédito promotor es enorme y no hay más remedio que buscar una solución. Porque ahora mismo la banca sólo considera como moroso un 10% del total. Hace unos días, la Asociación Hipotecaria lanzó la idea de la creación de un ‘banco malo’ para ello. Una solución que no gusta a las entidades, pero el propio FG admitió que "va a ser muy difícil resolver el problema sin dinero público". EL CONFIDENCIAL. 28-1-2010