«Cuando las ganancias corporativas llegan a niveles altísimos y muchas de las grandes corporaciones evaden los impuestos federales debido a las escapatorias posibles en los códigos arancelarios, los Estados Unidos corporativos no tendrán que contribuir ni un centavo más para el déficit. Por otra parte, las familias trabajadoras, los niños, los enfermos y los ancianos – muchos de los cuales ya sufren debido a esta recesión- tendrán que cargar con el peso de esta legislación.»
Hay una gran ironía en todo esto. El lan sobre el déficit hace exactamente lo opuesto de lo que desea el pueblo estadounidense. Encuesta tras encuesta el pueblo estadounidense dejó claro que cree en el sacrificio compartido. En vez de poner a la seguridad social, el Medicare y el Medicaid, la educación y la protección del medio ambiente en la picota, la inmensa mayoría ha dicho que la mejor manera de reducir el déficit es poner fin a los recortes de impuestos para los más ricos, las grandes petroleras y Wall Street y mirar seriamente hacia los gastos en el campo militar. No obstante lo que hizo el presidente Obama y el Congreso fue permitir que los adinerados y las grandes corporaciones contribuyeran casi nada, mientras que los más humildes de nuestra nación terminaran siendo los afectados por los recortes. (HUFFINGTON POST) LA JORNADA.- Según revelaciones hechas por funcionarios gubernamentales del área de seguridad y procuración de justicia, de las cuales dio cuenta este diario en su edición de ayer, altos mandos de la Procuraduría General de la República, la Secretaría de Seguridad Pública federal y las instituciones castrenses del país son sometidos a exámenes de control de confianza aplicados por agencias estadounidenses, a efecto de ser considerados por éstas interlocutores válidos y confiables y certificarlos para la colaboración en investigaciones conjuntas y en intercambios de información. Los hechos referidos no sólo permiten ponderar la creciente injerencia política, policial, militar y de inteligencia de Washington en nuestro país: revelan, además, una supeditación inadmisible de encumbrados funcionarios del gabinete calderonista a los designios de un gobierno extranjero. EEUU. Huffington Post Por qué vote en contra del acuerdo sobre el presupuesto Bernie Sanders* La reducción de 2.5 billones de dólares en el déficit presupuestario propuesta por el líder de la minoría en el Senado Mitch McConnell, el presidente de la Cámara John Boehner, y el Presidente Barack Obama es grotescamente injusta. E igualmente una política económica nefasta. En medio de esta terrible recesión, costará cientos de miles de empleos. En tiempos en que a los ricos de este país les va extremadamente bien, y cuando sus tasas de impuestos son las más bajas en décadas, los ricos no tendrán que contribuir ni con un centavo para esa reducción del déficit. Cuando las ganancias corporativas llegan a niveles altísimos y muchas de las grandes corporaciones evaden los impuestos federales debido a las escapatorias posibles en los códigos arancelarios, los Estados Unidos corporativos no tendrán que contribuir ni un centavo más para el déficit. Por otra parte, las familias trabajadoras, los niños, los enfermos y los ancianos – muchos de los cuales ya sufren debido a esta recesión– tendrán que cargar con el peso de esta legislación. Los grandes medios – los cuales íntegramente le han dado cobertura a este debate como si fuera un juego de pelota entre “vencedores y vencidos” – en su mayoría pasaron por encima de las implicaciones reales para la vida diaria de los recortes de 917 mil millones durante los próximos 10 años. Nadie puede predecir exactamente cuáles serán los programas que caerán bajo la picota o cuándo serán recortados. Esas decisiones se tomarán a lo largo de los meses venideros por los comités de apropiaciones de la Cámara. Pero esto es lo que está en juego: •En tiempos donde hay largas listas de espera para acceder a asistencia de salud costeable, es probable que estos programas sean los primeros en ser recortados. •En tiempos en que los EEUU se están quedando cada día más atrás en temas de calidad de la educación, es probable que decenas de miles de maestros y personal de escuela queden cesantes. •En tiempos en que a las familias trabajadoras les resulta cada vez más difícil enviar a sus hijos a la universidad, es probable que se lleven a cabo recortes en los programas de ayuda estudiantil para estudios superiores. •En tiempos donde la hambruna entre los ancianos y los niños aumenta cada día más, es probable que ocurran varios recortes a los programas alimentarios. •En tiempos en que 50 millones de estadounidenses carecen de asistencia de salud y muchos usan los centros comunitarios de salud para sus necesidades médicas, es probable que hayan recortes en los programas de asistencia a la salud primaria. •En tiempos en que los estados, las ciudades y los poblados ya han despedido a más de 500,000 empleados del servicio publico, es probable que ocurran aun más despidos en las esferas de la policía y los bomberos y que se vean mayores recortes en los programas de apoyo a las carreteras, los puentes, los acueductos las aguas albañales y el transporte publico. Y eso es solo el principio. Probablemente ocurran recortes en los sistemas de calentamiento de casa, viviendas, apoyo a las familias que se sustentan en la agricultura, y en los estudios para la cura de enfermedades como el cáncer y otras enfermedades. Probablemente habrá más recortes en la lista de empleados para el sector de agencias dedicadas a la protección de la salud física y el bienestar económico de nuestro pueblo. Es probable que reciba recortes la Agencia de Protección al Medio Ambiente que establece las regulaciones para el aire y las aguas limpias. La Comisión de seguridad e intercambio que regula a Wall Street (el sector de la bolsa de valores), será socavada. Es también igualmente probable que la Administración de Seguridad Social, que asegura que los ancianos y los desvalidos reciban beneficios que merecen en tiempo y forma, también recibirá un recorte sustancial. Ese es solo el primer asalto de los recortes de 900 mil millones de dólares. En la segunda fase del paquete de 2.5 billones, cobran nuevo furor y adquieren nuevos poderes 12 miembros de un comité igualmente dividido entre la Cámara y el Senado. El mandato de este comité es revisar cada programa federal y hallar planes de recorte de unos 1.5 billones más. Con los republicanos y un creciente numero de demócratas llamando a mayores recortes en los planes de seguridad social, medicare y medicaid, todos estos programas estarán en peligro. Si el comité no llega a un acuerdo, ocurrirán los recortes de todas formas. Un proceso de secuestro requeriría de recortes de 500 mil millones en gastos militares de defensa y otros 500 mil millones mas de cuajo en gastos domésticos. En ese escenario, la seguridad social, el medicare y el medicaid se salvarían pero ocurrirían recortes aun más draconianos en planes que sostienen a la familia trabajadora. Hay una gran ironía en todo esto. El plan sobre el déficit hace exactamente lo opuesto de lo que desea el pueblo estadounidense. Encuesta tras encuesta el pueblo estadounidense dejó claro que cree en el sacrificio compartido. En vez de poner a la seguridad social, el Medicare y el Medicaid, la educación y la protección del medio ambiente en la picota, la inmensa mayoría ha dicho que la mejor manera de reducir el déficit es poner fin a los recortes de impuestos para los más ricos, las grandes petroleras y Wall Street y mirar seriamente hacia los gastos en el campo militar. No obstante lo que hizo el presidente Obama y el Congreso fue permitir que los adinerados y las grandes corporaciones contribuyeran casi nada, mientras que los más humildes de nuestra nación terminaran siendo los afectados por los recortes. ¡Basta ya! El pueblo estadounidense tiene que luchar. Necesitamos un gobierno que represente al pueblo, no solo a los ricos y los que contribuyen a las campañas y a los cabilderos. En estos tiempos de turbulencias y desalientos, la desesperación no es una opción. Esta batalla no nos pertenece solo a nosotros, es para nuestros hijos y nietos y para la supervivencia ambiental de nuestro planeta. *Senador independiente por Vermont HUFFINGTON POST. 9-8-2011 México. La Jornada México-EEUU: subordinación y responsabilidades políticas Según revelaciones hechas por funcionarios gubernamentales del área de seguridad y procuración de justicia, de las cuales dio cuenta este diario en su edición de ayer, altos mandos de la Procuraduría General de la República, la Secretaría de Seguridad Pública federal y las instituciones castrenses del país son sometidos a exámenes de control de confianza aplicados por agencias estadounidenses, a efecto de ser considerados por éstas interlocutores válidos y confiables y certificarlos para la colaboración en investigaciones conjuntas y en intercambios de información. Los hechos referidos no sólo permiten ponderar la creciente injerencia política, policial, militar y de inteligencia de Washington en nuestro país: revelan, además, una supeditación inadmisible de encumbrados funcionarios del gabinete calderonista a los designios de un gobierno extranjero, lo que constituye a su vez una contravención inaceptable, por la actual administración, del marco legal vigente, así como una liquidación, en los hechos, del principio de la soberanía nacional. Sin dejar de reconocer el grado de infiltración de las organizaciones delictivas en las instituciones nacionales de seguridad pública y procuración de justicia, permitir a una potencia extranjera, sea cual sea, que certifique a los funcionarios de un Estado soberano e independiente abre la posibilidad de que la conducta de éstos deje de regirse por el interés nacional y que terminen por plegarse a los intereses de las agencias de seguridad e inteligencia estadunidenses. Esa perspectiva coloca a la nación y a sus habitantes en un estado de vulnerabilidad extrema. Por añadidura, si a esto se le suma el creciente intervencionismo de la Casa Blanca en asuntos relacionados con la seguridad pública y nacional –el cual ha sido tolerado y aun promovido, según la información disponible, por el gobierno calderonista–, se asiste a la configuración de un panorama en que la nación queda reducida –al menos en lo que toca a esos temas– a la condición de proconsulado de Estados Unidos. Por desgracia, y aunque los elementos de juicio disponibles ponen en relieve un incumplimiento alarmante de la obligación gubernamental de cumplir y hacer cumplir la ley y de salvaguardar la cohesión nacional, los principales medios de información y sus opinadores han venido ensayando alegatos orientados a minimizar la gravedad de la presencia y operación de agentes estadunidenses en el territorio; a presentar las resistencias generadas por esa circunstancia como producto de concepciones anacrónicas y pasadas de moda sobre la soberanía, y a facilitar, en suma, justificaciones a la inaceptable abdicación de los deberes institucionales del Estado mexicano. Tales posturas pasan por alto la consideración elemental de que la defensa de la independencia y la soberanía no es un capricho; que tales principios constituyen conquistas históricas irrenunciables en las que se cifra la viabilidad misma del país, y que no se puede, por tanto, hacerlos a un lado en aras de un pretendido cosmopolitismo o de una modernidad mal entendida. En suma, el comentado retroceso del Estado mexicano frente el gobierno estadunidense configura, cuando menos, una responsabilidad política de suma gravedad por el grupo que detenta, en lo formal, la conducción del país, y ese solo aspecto tendría que dar pie a un rechazo social, político e institucional de gran extensión, y a una amplia presión para que las autoridades federales no sólo den explicaciones a la opinión pública, sino, ante todo, rindan cuentas a la ciudadanía. LA JORNADA. 12-8-2011