Represión del Gobierno de Duque contra las movilizaciones

El pueblo colombiano en pie

El pueblo colombiano está puesto en pie. Demuestra su fuerza y combatividad. Avanza, gana apoyos y obtiene victorias. En las condiciones más difíciles.

Ellos, EEUU y la oligarquía colombiana representada por el gobierno de Ivan Duque, son fuertes. Buscan apoderarse de una parte mayor de las riquezas nacionales de Colombia, pretenden imponer salvajes planes de “ajuste”, diseñados por el FMI, para cargar sobre la población las pérdidas de la pandemia.

Pero no están solos. Los pueblos luchan, se movilizan, a pesar de la brutal represión, son un protagonista político que marca la agenda política, en Colombia y en toda la Patria Grande.

La lucha del pueblo colombiano forma parte de una movilización general que recorre todo el continente. Y que, en medio de enormes dificultades, en zigzag, con lógicos avances y retrocesos, gana terreno.

México ha sido durante largas décadas un país donde los ultracorruptos y clientelares gobiernos se postraban a los pies de los designios del gigante al otro lado del Río Grande. Hoy el gobierno del progresista López Obrador pugna por ganar autonomía respecto a los dictados de Washington. En Argentina, una amplia coalición de fuerzas políticas -desde peronistas a comunistas- lograron desbancar al macrismo, y un nuevo gobierno de izquierdas lleva hoy las riendas y trata de zafarse de las garras de la deuda y del FMI. En Bolivia, el golpe de Estado contra Evo Morales -de diseño inequívocamente norteamericano- acabó en fracaso con la arrolladora victoria electoral del MAS. En Brasil, la lucha popular no sólo ha sacado a Lula de la cárcel o ha desenmascarado la farsa judicial ejecutada contra él, sino que golpea sin cesar a un ultra-reaccionario gobierno de Bolsonaro que ve cómo sus días se agotan. En Venezuela, los intentos de EEUU de derribar al gobierno bolivariano y de sustituirlo por un presidente «autoproclamado» y guiado desde Washington, han fracasado. En Paraguay, las protestas han puesto contra las cuerdas al corrupto y entreguista gobierno de Mario Abdo Benítez. En Chile, tras un año de masivas e intensas movilizaciones populares que han sacudido el régimen político, una abrumadora mayoría de la sociedad chilena sepultaba bajo millones de votos la Constitución de Pinochet. En Ecuador, cuando pensaban que habían enterrado el “correísmo”, una candidatura de izquierdas y enfrentada a Washington ha estado a punto de ganar. En Perú, el candidato más votado es Pedro Castillo de Perú Libre, un partido de izquierda antiimperialista…

Allí donde miremos, en todo el mundo hispano, lo que vemos es una marea de luchas populares, que no solo tienen capacidad de resistir a los ataques norteamericanos y de las oligarquías locales, sino que acumulan más fuerza, y obtienen importantes victorias.

Colombia es uno de los países del mundo con mayor índice de líderes sociales y luchadores populares asesinados. Lo estamos comprobando hoy, con decenas de asesinados, centenares de heridos y desparecidos.

Pero en Colombia existe un movimiento obrero y popular con una enorme organización y capacidad de movilización. También lo estamos comprobando.

Las movilizaciones masivas contra la reaccionaria política del gobierno de Ivan Duque han estallado en las últimas semanas. Pero no son un fenómeno nuevo. Ya se desarrolló un enorme Paro Nacional entre noviembre de 2019 y febrero de 2020. La lucha del pueblo colombiano contra las reformas laborales, frente a los ataques a las pensiones y su entrega a grandes fondos, ante la subasta de la sanidad a fondos norteamericanos o la entrega de patrimonio público, de partes de la riqueza nacional al gran capital estadounidense… tiene meses, años, décadas de historia.

Lo expresa los 50 años de historia del MOIR (el Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario), construyendo durante cinco décadas una alternativa revolucionaria. Y que hunde sus raíces en la lucha histórica de la clase obrera colombiana, a la que se unen numerosos sectores populares.