El protagonista ocultado

Unificación Comunista de España celebrará este año su III congreso. Han pasado 40 años desde el primer congreso en 1978, pocos meses después de su legalización, y casi 50 años desde su fundación como partido.

Son cinco décadas de historia de un proyecto revolucionario, que ha crecido en condiciones políticas cambiantes, y también enfrentándose a serias dificultades.

Hoy queremos hacer memoria de esta trayectoria, pero no como un mero repaso histórico, sino para ser conscientes de dónde venimos y a quién representamos.

Nuestro nacimiento se produce dentro de un terremoto político que crea en España el movimiento marxista-leninista y pensamiento Mao Tse-Tung más numeroso e influyente de Europa.

Su fuerza, alcance y protagonismo es hoy sistemáticamente ocultado y menospreciado, reduciéndolo como mucho a un movimiento que puede merecer simpatías pero que fue siempre marginal.

Vamos a demostrar con hechos y datos, en un serial que continuará en próximos números del Chispas, cómo esta es una visión tan falsa como interesada. Por el contrario, el movimiento comunista ha tenido en España en las últimas cinco décadas una potencia y magnitud que quieren borrar de nuestra memoria.

Todo comenzó en 1968

El nuevo big bang revolucionario

Se cumple este año el 50 aniversario de mayo del 68. Todas las conmemoraciones lo reducen a una serie de algaradas protagonizadas por estudiantes radicalizados en su juventud pero que luego acabaron adoptando alternativas más realistas. Presentándonos un movimiento que contribuyó a liberalizar las costumbres pero que tuvo escasas consecuencias políticas.

Frente a esta visión dominante, el año 1968 fue el epicentro de un terremoto revolucionario que, como en 1917, volvió a conmocionar el mundo.

Entonces, la lucha de los países del Tercer Mundo liquidaba el colonialismo. En Vietnam, EEUU, la entonces invicta superpotencia, se precipitaba hacia una histórica derrota, infligida por un pequeño pueblo asiático que debía haber sido fácilmente liquidado.

Al mismo tiempo, la Primavera de Praga abría la espita de la rebelión contra el dominio soviético. Los nuevos zares ocuparán Checoslovaquia, pero la lucha de los pueblos acabará imponiéndose contra una superpotencia entonces a la ofensiva pero que hoy sencillamente ya no existe.«En las generales de 1979 los partidos comunistas a la izquierda del PCE obtuvieron más de medio millón de votos. Hoy serían la cuarta fuerza política «

Pero el foco principal estaba localizado en China. La Revolución Cultural sometió al fuego de la práctica las enseñanzas del pensamiento Mao Tse-Tung. Frente a la degeneración soviética, el marxismo daba una respuesta ideológica, teórica y también práctica.

Es el momento de un nuevo big bang revolucionario. Si la Revolución de Octubre impulsó la creación de cientos de partidos bolcheviques en todo el mundo, la Revolución Cultural hizo lo propio, fundándose en los cinco continentes partidos comunistas que se enfrentaban a la URSS y se reivindicaban del pensamiento Mao Tse-Tung.

Al referirse al mayo del 68 es habitual “olvidar” que en su dirección ocuparon un papel clave partidos comunistas antisoviéticos como la Liga Comunista Revolucionaria y también pensamiento Mao Tse-Tung, como la Unión de las juventudes comunistas marxistas-leninistas. La película “fetiche” de mayo del 68 fue “La China”, de Jean-Luc Godard, donde un grupo de estudiantes discutían textos de Mao Tse Tung.

El movimiento marxista-leninista y pensamiento Mao Tse-Tung en España

Un alcance desconocido

Esta oleada revolucionaria de escala global golpea de lleno España desde mediados de los años sesenta.

La lucha obrera, estudiantil y de numerosos sectores sociales registra un enorme auge. Sus movilizaciones son cada vez más numerosas y radicalizadas, uniendo a sus demandas propias reivindicaciones políticas, enfrentándose con el régimen fascista.

El PCE había sido desde el final de la Guerra Civil la única organización de oposición realmente presente y activa en España. Su hegemonía en el campo de la izquierda, y en el movimiento sindical y popular era absoluta.

Pero esta situación empieza a cambiar, especialmente a partir de finales de los años sesenta.

Se fundan entonces una catarata de partidos comunistas a la izquierda del PCE, que de una u otra manera están influenciados por el pensamiento Mao Tse-Tung.

Forman parte de la lucha antifranquista, pero no limitan sus objetivos -como sí hacía el PCE- a la reinstauración de la democracia, sino que proponían un horizonte de transformaciones revolucionarias.«El poderoso movimiento estudiantil en los años sesenta y setenta estuvo dirigido por partidos marxistas-leninistas y pensamiento Mao Tse-Tung»

Los sectores más adelantados, combativos y revolucionarios de la clase obrera, de los estudiantes, de numerosos movimientos sociales… van a respaldar esta línea revolucionaria.

¿Pero de qué magnitud estamos hablando? ¿Fue un movimiento que solo arrastró a una minoría radicalizada sin apenas influencia social o política?

Entre 1967 y 1975, en apenas ocho años, se fundaron en España 87 partidos comunistas. Algunos tuvieron una vida corta, otros se fusionaron, unos surgieron de escisiones del PCE, otros nacieron de forma independiente, pero todos formaron parte de un movimiento general.

La lista sería interminable: Partido de los Trabajadores (PTE), OCE-Bandera Roja, PCE m-l, Liga Comunista Revolucionaria, Organización Revolucionaria de los Trabajadores (ORT), Movimiento Comunista, Unificación Comunista de España…

En las primeras elecciones tras la legalización de todos los partidos, se presentaron hasta 30 candidaturas formadas por partidos comunistas marxistas leninistas o pensamiento Mao Tse Tung.

El número de militantes de estos partidos llegó a rondar los 40.000 en toda España. Solo el PTE y la ORT, que se fusionaron en 1979 contaban con 18.000 militantes. Era el movimiento marxista-leninista más numeroso de Europa. Y la militancia -cuyo nivel de compromiso era muy superior al del PCE- y el elevado número de cuadros multiplicaba su influencia por encima de estos números.

En las generales de 1979, los partidos marxistas-leninistas y pensamiento Mao Tse-Tung obtuvieron 564.511 votos, un 3,02%. Gracias a los límites impuestos por la ley D´Hont no obtuvieron ningún diputado. Pero las coaliciones o candidaturas en las que estuvieron presentes, o apoyaron, estos partidos alcanzaron 1,1 millones de votos y dos diputados.

Si trasladáramos estos resultados a las últimas generales, el bloque marxista-leninista y pensamiento Mao Tse-Tung habría obtenido 730.000 votos, sería el cuarto partido de España y habría obtenido 9 diputados.

En las dos primeras elecciones municipales y autonómicas, los partidos marxistas-leninistas y pensamiento Mao Tse-Tung obtuvieron 2.002 concejales -más de los que hoy tiene Ciudadanos-, 91 alcaldías y 14 diputados provinciales.

Estos no son datos que se correspondan con el movimiento marginal que nos presentan. La realidad es que el conjunto de partidos comunistas revolucionarios en España alcanzó un considerable apoyo de masas e influencia política y social.

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La lucha estudiantil durante el fascismo

Dirigida por el marxismo revolucionario

En 1969 la entrada a la facultad de agrónomos de Valencia estaba presidida por un enorme cartel con uno de los lemas más revolucionarios de mayo del 68: “Mata al policía que llevas dentro”.

Esta imagen, impensable hoy en ninguna universidad española, sucedió en pleno franquismo. La había colocado uno de los partidos pensamiento Mao Tse-Tung que entonces dirigían el movimiento estudiantil.

A partir de finales de los años sesenta, la radicalización del movimiento estudiantil español es notoria. La hegemonía del PCE se trunca, y la lucha de los estudiantes pasa a estar dirigida por las organizaciones marxistas-leninistas y pensamiento Mao Tse-Tung.

Hasta 33 partidos comunistas revolucionarios a la izquierda del PCE estaban representados en la Universidad de Valencia a principios de los años setenta. Lo mismo ocurría en las universidades de toda España.

Se trata de un movimiento estudiantil, dirigido por el marxismo revolucionario, que coloca en un brete al régimen fascista. Las huelgas se convierten en paros activos que duran semanas o incluso meses. Las asambleas son masivas. Los enfrentamientos con la policía continuos.España va a contar con el movimiento marxista-leninista y revolucionario más numeroso, arraigado y combativo, con diferencia, de toda Europa

El franquismo llegará a decretar un estado de excepción, pero no podrá contener el avance revolucionario que domina la Universidad, y que se traslada también a la enseñanza media.

Nos han contado muchas veces las luchas estudiantiles contra la dictadura, pero hurtándonos precisamente lo principal: su contenido y dirección revolucionaria, que iban mucho más allá de las lógicas aspiraciones a finiquitar la dictadura.

La historia del movimiento estudiantil durante los años sesenta y setenta es la expresión de la capacidad de dirección que alcanzó el movimiento comunista revolucionario en España.

El movimiento obrero y las luchas populares

Una oleada combativa

Entre 1964 y 1966 se perdieron en España 171.000 horas de trabajo en conflictos laborales. Entre 1976 7 1978 esa cifra se había elevado a 13,2 millones. Casi 78 veces más.

Es la expresión de la combatividad y radicalización del movimiento obrero. Que consiguió, en pleno franquismo, imponer aumentos salariales cercanos al 25%.

Se habían formado las Comisiones Obreras, impulsadas por el PCE, que jugaron un papel clave en la revitalización del movimiento obrero.

Pero los partidos marxista-leninistas y pensamiento Mao Tse-Tung tuvieron también un papel protagonista en este extraordinario auge de la lucha obrera.

La Confederación Unitaria Sindical de Trabajadores, impulsada por el PTE, o el Sindicato Unitario y la Asociación Sindical de Trabajadores, creados por la ORT, ganan peso en el movimiento sindical junto a la cada vez mayor presencia en las estructuras de base de CCOO, gracias al apoyo que le dan los trabajadores, de cuadros procedentes de partidos comunistas revolucionarios.

En algunas de las huelgas y movilizaciones obreras más importantes (los sucesos de Vitorial, la huelga del Metro en Madrid, la de los astilleros del Ferrol o de Cádiz, las tres huelgas generales consecutivas entre 1974 y 1976 del Baix Llobregat, las luchas obreras en Pamplona, Vigo, Sabadell…) los partidos comunistas revolucionarios tienen una importante influencia o incluso ostentan la dirección.«El conjunto de partidos comunistas revolucionarios en España alcanzó un considerable apoyo de masas e influencia política y social»

Lo mismo sucede con las movilizaciones en el campo. El SOC (Sindicato de Obreros del Campo), precursor del actual SAT, fue impulsado por los partidos pensamiento Mao Tse-Tung. Que también participan en la creación de las COAG, la organización de pequeños y medianos agricultores.

La influencia del movimiento marxista-leninista y pensamiento Mao Tse-Tung penetra también en numerosas organizaciones de masas, desde las asociaciones de vecinos hasta un potente movimiento de parados que organiza multitudinarias manifestaciones.

El mayor movimiento de masas en Europa Occidental, y el que más va a poner en un brete a la superpotencia norteamericana, será el referéndum donde, por primera y única vez, EEUU se ve obligado a someter a consulta pública la integración de un país en la OTAN.

Un movimiento impulsado directamente por Unificación Comunista de España, primero en solitario, en 1979.

El movimiento marxista-leninista más poderoso de Europa

Estos son solo algunos apuntes de los logros, alcance y magnitud del movimiento comunista revolucionario en España.

¿Por qué quieren que nos olvidemos de ello? La razón es obvia. Si se reduce al recuerdo de un movimiento por el que puedes tener mucha simpatía pero que aceptas como marginal es una cosa. Si por el contrario tomas conciencia de que el movimiento revolucionario ha tenido en España en los últimos 50 años una enorme fuerza, influencia y ámbito de masas, es otra muy diferente.

La primera valoración conduce a la resignación, o como mucho al recuerdo nostálgico. La segunda empuja a la acción, sabiendo la enorme fuerza que podemos alcanzar.